SANDRA FERNÁNDEZ LOMBARDÍA | Fotografía: Pixabay
Ante el amenazante horizonte de exámenes y trabajos ─no nos pregunten cómo lo llevamos, hagan el favor─, llega de nuevo el agridulce momento de la despedida. InformaUVa echa el cierre hasta el próximo curso académico y, como de costumbre, parece inevitable la necesidad de hacer un pequeño balance. Después, a estudiar.
Nos despedimos con la certeza de haber puesto todo el empeño posible para sacar una revista estudiantil semana a semana. Suena mucho más complicado de lo que pueda parecer en un principio; desde el equipo directivo nos topamos, de golpe, con cerca de cuarenta redactores, cada uno con características y niveles de formación diferentes, que esperaban prudentes nuevos temas de trabajo. Y nosotros mirando a los lados con cara de bobos.
En ocasiones, sobrevivir a cinco días de publicación continua se convertía en una verdadera odisea. Porque somos estudiantes con la tendencia exasperante de sufrir imprevistos en el peor momento posible. Es algo que viene con la edad, dicen. Así que un día algún redactor se quedaba, rey del oportunismo, con la cámara sin batería en plena conferencia, o se metía sin querer en la sala equivocada, o apuntaba mal la hora y llegaba con los pulmones en combustión cuando ya todos los ponentes se habían presentado y le daba apuro volver a preguntar por sus nombres.
Y, claro, como jóvenes ocupados, siempre nos echamos un ratito después de comer porque, bueno, por quince minutos no pasa nada, descanso los ojos un momentito y me despejo. Y, cuando recuperas el sentido, es de noche, te has perdido tres clases, tienes una entrega pendiente en el campus virtual para dentro de dos minutos que no has empezado a escribir y, oye, ¿yo hoy no tenía que cubrir algo para la revista?
No obstante ─y para no hacer más herida en el catastrofismo cómico tan generalizado en esta plantilla─, hemos publicado una media de cuatro contenidos diarios con firmas variadas y temáticas variopintas. Contra todo pronóstico y con todo el orgullo que se nos permita lucir. A lo largo de este curso hemos querido darle un empujón, entre otras muchas cosas, al enfoque feminista del periodismo y a situarnos de forma activa en una sociedad que sabemos injusta. Querer ser periodista pasa un poco por la necesidad de ser rebelde cuando las circunstancias lo exijan. Los resultados son plausibles si tenemos en cuenta el contexto: contenidos diarios, difusión continua en redes, comunicación interna ininterrumpida. Un grupo humilde de estudiantes con la ilusión de escribir, a eso aspirábamos y eso hemos hecho. Este puñado de niños.
Ahora bien, como aprendices del oficio y de la vida es necesario también reconocer los errores cometidos o, al menos, los posibles aspectos a mejorar. Creo que el objetivo principal de InformaUVa el curso que viene debería centrarse en conseguir publicar temas únicos. Eso pasaría, inevitablemente, por una mayor implicación general de este buen grupo de plumillas. Con los años aprenderemos ─a las malas, como siempre─ que la mayor virtud de un periodista se basa en proponer temas propios y originales. Enfoques diferentes, estilos variados, todas estas cosas que se nos recomiendan desde el primer día de clase y que seguimos relegando a un segundo plano. Mejoraremos, no hay duda. Pero siempre conscientes de esa necesidad de mejorar desde la línea de salida.
Pero tampoco es necesario imponer una prisa excesiva. Lo que hace que este proyecto sea tan necesario es precisamente su capacidad de aprendizaje. Un curso acelerado de periodismo a pequeña escala y, en gran medida, con la desgracia y virtud de ser autodidáctico. Por ello los pequeños logros que vamos tachando de la lista cuando clavamos un titular, destacamos la mejor cita de cualquier ponente o encuadramos a la perfección una foto después de quince intentos saben más dulces que el aprobado de un examen.
Acaba convirtiéndose en una rutina viciosa esto de juntar palabras. Caemos a veces víctimas de la peor autoexigencia. Pero qué curioso eso de borrar y rescribir la misma idea. Perseguir la palabra precisa, el adjetivo honesto. Darse cuenta de los fallos propios antes de que nos lo diga un profesor. Esa capacidad de evolución propia es lo que diferenciará a los alumnos que participan en proyectos periodísticos externos y aquellos que se conforman con los apuntes de clase, una vez que la promoción en cuestión de el gran salto al vacío al mundo laboral y se sienta tan pequeña.
Esta revista regresará el próximo octubre con energías renovadas y fichajes estrella. La dirección recaerá sobre las expertas manos de Estefanía Chamorro y María Gueval, que seguro se rodearán de un nuevo equipo de redactores igual de brillante que este que se despide. Ahora, cerramos este capítulo con los ojos puestos en ese futuro más allá de la graduación y la defensa del Trabajo Fin de Grado, que tan lejos nos parece quedar ahora pero que tan rápido se aproxima.
Por parte de una servidora, no querría desaprovechar la oportunidad de agradecer la ayuda diaria de Melanie Escuredo, Andrea Navarrete, Diego Arias, Celia Gallego y María Jesús Pariente, los componentes del equipo directivo que faltaban por aparecer en estas líneas. También, como siempre, y en nombre de todo el grupo de redactores, querría agradecer el inestimable apoyo de la profesora Pilar Sánchez, vigilando en silencio y sin pedir nada a cambio que esta pequeña revista no se vaya al garete. Hemos sumado un año más a este proyecto tan necesario en cualquier facultad de letras o de comunicación, y no se habría conseguido sin la colaboración desinteresada de todos los nombrados.
Con el deseo sincero de que todas las futuras promociones de esta universidad puedan seguir disfrutando de una revista de este calibre y, sobre todo, desde el agradecimiento y el orgullo de haber llevado el timón sin morir en el intento, InformaUVa se despide. Hasta su pronto y esperado regreso.
Me emociona la madurez que veo en muchas elaboraciones de los futuros graduados. He entendido al leerte como escribir noticias y entretener a la vez. Enhorabuena.
Querida Sandra. Nunca olvidaré que en una de mis clases tu texto fue elegido como el mejor por tus compañeros en esas votaciones espontáneas que demuestran que todos sabemos lo que nos gusta leer.
Y entonces me fijé en esa alumna que parecía tímida, callada…. Llena de literatura, de madurez expresiva.
Es un gustazo leerte y ha sido genial que como directora de Informauva hayas escrito, coordinado, trasnochado… Y lo mejor, tus enfados, controlados, casi tímidos, con voz baja…. Lo mejor porque esos enfados demuestran que eres inconformista. Un buen periodista siempre es inconformista…, y encima da gusta leerte. Tú futuro eres tú.
Gracias por tu gran ayuda.
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