SOFÍA MARTÍN RUBIO | Fotografía: Ignacio Repilado |
Un nuevo debate divide al mundo del periodismo, en esta ocasión, motivado por el uso de las redes sociales. Durante un tiempo han sido consideradas de gran ayuda, esta concepción se aleja cada vez más del incipiente rechazo que muestran algunos medios de comunicación. Pues han encontrado en ellas una amenaza al reparar en que el uso que hacen sus trabajadores puede terminar por salpicarles a ellos. Ante un problema es esencial encontrar la mejor solución. Así, ¿limitar su utilización podría ser la respuesta a este dilema?
El nuevo director del medio público británico BBC, Tim Davie, no duda en afirmar que es necesario restringir y controlar de forma estricta el uso que hagan de las redes sociales los periodistas que trabajan para el ente. De este modo, busca retomar la ‘imparcialidad’ que considera que ha perdido el medio. Según Davie, quien desee ser ‘columnista tendencioso o activista de partido en redes sociales’ debería alejarse de la BBC, pese a ser una elección aceptable.
El director de la BBC ha optado por esta medida en un intento donde las motivaciones personales y las preferencias políticas de los trabajadores se desliguen de la cabecera. Es innegable que, en una sociedad en la que las redes sociales tienen un papel protagonista, restringir su uso limita enormemente la capacidad comunicativa del periodista. Supone una coartación de su libertad de expresión.
Algunos de los partidarios de aceptar esta restricción afirman que, en varias ocasiones, los medios sociales han eclipsado ciertas noticias con sus polémicas internas. Si bien es cierto, pues cualquier usuario puede comprobar que se llegan a convertir en auténticos foros de debate y discusión por la defensa de ideas, también se debe destacar el hecho de ser uno de los espacios en los que más voz se han dado a las causas sociales, como los movimientos #BlackLivesMatter o #MeToo.

Además, las redes sociales favorecen el acercamiento entre el medio y el público. Establecen la posibilidad de interactuar instantáneamente con el periodista, comentar sus publicaciones e, incluso, corregir si algún dato ofrecido es erróneo. Estas plataformas han mejorado en gran medida el periodismo actual, sin embargo, deben ser entendidas como medios a través de los que continuar con su función social.
Alemania y Francia, defensoras de redes sociales
Lejos de la restricción que trata de implantarse en el ente público británico BBC, países como Francia y, especialmente, Alemania promueven la utilización de las redes sociales. La iniciativa del nuevo director, Tim Davie, es única en Europa.
Las cadenas públicas francesas optan por establecer que el periodista cree una cuenta personal. Esta debe encontrarse desligada de la cabecera para así poder manifestar sin ningún tipo de limitación sus opiniones personales desde ella. En Alemania es más pronunciado, ya que la expresión de ‘ideas propias’ en Twitter está amparada por los medios públicos del país, ARD y ZDF.
En una sociedad en la que se aboga por la libertad, ¿realmente restringir la expresión de ideas en el ámbito social constituye una propuesta adecuada? Se protege al medio, pero ¿a qué coste?