Fidel Raso: «El buen periodismo siempre es incómodo»

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Fidel Raso en los pasillo de FyL
ESTEFANÍA CHAMORRO  |  Imagen: Estefanía Chamorro

Fidel Fernández Raso cuenta con más de 25 años de trabajo fotoperiodístico, ha cubierto la caída del Muro de Berlín y vivió bajo la alargada sombra que proyectaba ETA en sus años más activos. Trabajó en Diario 16 y participó en la investigación del caso GAL, aunque también se ha centrado en conflictos de Oriente Medio o la inmigración. Cuenta que su curiosidad comenzó durante la Transición, aunque pronto cruzó las fronteras para trabajar en países como Israel, Turquía o Siria . El vizcaino ha sido recientemente galardonado con el cuarto premio Manu Leguineche, del que asegura «reúne todos los valores que puede tener el periodismo clásico». InformaUva ha tenido en placer de charlar con él.

¿Qué fue lo que te hizo inclinarte a ser fotoperiodista?

En casi todo somos fruto de una época y de un contexto. Nací en el año 53 y he vivido mi juventud durante el cambio de los años 70 y 80. En ese contexto, la calle era un lugar de reivindicación muy activo. Yo agarré una cámara con la idea de reflejar y recoger lo que estaba pasando a mi alrededor. Yo no me formé en un principio como periodista, hasta los 20 años fui proyectista, en mi cabeza flotaba estudiar arquitectura o algo relacionado con la industria.

¿Cómo fueron tus inicios?

Se pasaba de un periodismo sin libertad constitucional a la aparición de nuevos medios de comunicación; El País, Diario 16, etc.    Y con diarios de ámbito autonómico. Había un ámbito favorable y mucha demanda de información. Empecé a colaborar y a trabajar con algunos medios que acababan de surgir.

¿Cuál es tu temática favorita?

Todos. Es cierto que en los escenarios donde más a gusto me encuentro es aquellos en los que hay una gran incertidumbre y los que me permiten pasar desapercibido. El periodismo tiene unos patrones como son la acción, la ausencia o la presencia de la misma, esa sensación de identidad. Nunca he pretendido ser protagonista o que se me viese más allá de lo evitable.

Fidel Raso durante la entrevista

Teniendo en cuenta lo peligroso que puede ser ejercer como periodista, ¿has estado en alguna situación de este tipo?

Eso es algo inherente a la profesión. El buen periodismo siempre es incómodo para alguien. Cuando estas en esas situaciones, esa incomodidad existe, otra cosa es el nivel de la misma. A mí me han apuntado con dos armas y podían haberme disparado perfectamente. El periodista no debería extrañarse ante este tipo de situaciones, si se siente incómodo es una referencia de que lo está haciendo bien. No hemos inventado el concepto de “agresión al periodista”, es algo que ha existido desde siempre.

¿Qué piensas cuando estás en este tipo de situaciones?

Yo me quedo en blanco. Si es una situación imprevista te rompe cualquier análisis mental que estés haciendo. Es como frenar un coche a 200KM/h en un metro. Una de estas situaciones se dio en la franja de Gaza. Íbamos en un coche y al doblar una curva nos encontramos con dos coches parados en medio de la carretera. Iban vestidos de paisano y nos estaban apuntando con armas a ravés de las puertas abiertas. Conducía un amigo mío y tuvimos mucha suerte. Eran soldados judíos, habíamos entrado en territorio bajo toque de queda. Desde el punto de vista estratégico era algo perfecto para ellos.

Nadie piensa que le van a apuntar o disparar, cuando sucede te quedas sin recursos.

¿Qué significa haber recibido el premio Manu Leguineche?

Para mi Manu reúne todos los valores que puede tener el periodismo clásico. A parte de que él haya dado la vuelta al mundo, es una referencia de cómo hemos llegado hasta aquí. Muchos de sus trabajos han pasado ya a los libros de historia. Manu representaba el buen hacer, es una referencia que une a todos los periodistas españoles. Que te den un premio de ese nivel supone un honor profesional y personal.

¿Qué aconsejarías a un estudiante que quiere dedicarse al fotoperiodismo?

No se puede adivinar el futuro. El fotoperiodismo es algo que va a seguir existiendo, de lo que tengo dudas es sobre como el ser humano va a recibir esa información. El periodismo tiene una salud excelente, siempre va a haber gente voraz de información, pero el periodista tiene que saber qué sociedad se va a encontrar. La única defensa frente a la deshumanización es que el periodista se forme: que lea filosofía, historia, poesía, que tenga un colchón cultural, que se prepare a nivel psicológico que vea que no se encuentra en algo nuevo. Debe resistir los embates de la fría tecnología.