PATRICIA ORTEGA MARTÍN | Fotografías: Alba Camazón Pinilla
Las séptimas Jornadas de Periodismo Social comenzaban con los agradecimientos -y la agradable sorpresa ante la numerosa asistencia- por parte de Felicidad Viejo Valverde (vicerrectora de Estudiantes de la UVa), Milagros Alario Trigueros (decana de la Facultad de Filosofía y Letras) y Virginia Martín Jiménez (profesora del Área de Periodismo) a todas las personas e instituciones que han contribuido a que se pueda celebrar este evento y a los asistentes por acudir a él. Martín hizo hincapié, asimismo, en la conquista de la séptima edición adelantando que ya estaban poniendo la mirada en las décimas.
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Conferencia con Fidel Raso
Tras la mesa de presentación, se celebró la conferencia ‘El reporterismo como periodismo social: inmigración y refugiados’, protagonizada por Fidel Raso, periodista y fotoperiodista.
Todo comenzó con una pequeña introducción de manos de Virginia Martín, que comentó los aspectos más destacados del fotoperiodista en su vida profesional. Entre otras cosas, relató que ha recibido premios por sus fotografías, destacando una en la que se puede ver a un guardia civil ayudando a un niño (inmigrante) que está a punto de caer por un acantilado. Recalcó su paso por diarios como editor gráfico (El día de Valladolid) y como escritor de artículos y reportajes (El Mundo, El País, The New York Times). Pero donde realmente se centró fue en el período 2004-2014, años en los que trabajó en Ceuta (a veces, lo destinaban a Melilla) y pudo ser testigo de la inmigración subsahariana, el tráfico de drogas y la corriente yihadista.
Cuando Raso comenzó su intervención con un certero: «Si habéis venido buscando respuestas, yo no las tengo porque, en esta etapa de mi trayectoria profesional, las respuestas van saliendo por la ventana y las dudas entrando por la puerta”.
Posteriormente, pronunció un discurso con “alta carga sentimental” –en sus propias palabras- acompañado de una proyección de fotografías tomadas por él mismo. Criticó a los políticos y a los periodistas por no tratar de mostrar y erradicar la realidad relacionada con la inmigración.
‘Equipaje de inmigrante: qué llevarse a una odisea entre África y Europa’ es un vídeo de unos 14 minutos de duración que se centra en el Mediterráneo y que no es más que otro aviso de lo que iba a suceder, de lo que está sucediendo. En la cinta, podemos observar una serie de fotografías de inmigrantes africanos en nefastas condiciones de vida mientras tratan de huir de los problemas de sus países de origen. Además, las fotos van acompañas de una voz que narra un texto. Este texto cuenta y critica ciertos aspectos de lo que conlleva y cuesta emigrar, además de hacer un repaso por los objetos que suelen llevar consigo los inmigrantes. Entre otras cosas, habla del Síndrome de Ulises: según los expertos, muchos de los inmigrantes clandestinos lo sufren.
Una de las cosas que más impactaron e hicieron pensar a los presentes es que, una vez que estas personas llegan a España, cogen sus teléfonos móviles -envueltos en preservativos o plásticos con cinta de embalaje, consiguiendo así ser impermeables- para llamar a sus familiares y comprobar si el resto también han llegado sanos y salvos. Pero, además de estas funciones, también envían información valiosa a los compañeros que siguen en su país de origen o, en el caso de traficantes de seres humanos, para decir si la estrategia que han seguido ha funcionado o si hay que cambiarla.
Para terminar la sesión, se ofreció una rueda de preguntas en la que Raso declaró cosas como: “Informar el primero no es informar mejor”; “No debemos tener miedo a viajar –pero sí prudencia-, ni a que no nos entiendan lo que queremos decir”; o “Tuve que aprender un poco de árabe con mi modesto francés e inglés, aunque a veces era mejor decir que era conductor de autobuses a decir que soy periodista”.