MARÍA GUERRA VALCÁRCEL | Fotografía: ISF |
Abrir un grifo para que salga agua o encender un interruptor y que aparezca la luz, es algo completamente normal en nuestro día a día. Pero, por desgracia y como todos sabemos, algo tan sencillo para nosotros es algo sumamente complicado para millones de hombres, mujeres y niños que, incluso, puede costarles la vida. Para ayudar a estas personas más necesitadas, las ONGs llevan a cabo una serie de programas y proyectos para implementar mejoras como en el saneamiento, en los alimentos, en las infraestructuras o en la medicina.
Una de estas organizaciones que ayudan a las poblaciones del Sur es Ingeniería Sin Fronteras. Se definen como “una federación de asociaciones multidisciplinares, sin ánimo de lucro, aconfesionales y apartidistas, pero profundamente políticas”. El equipo lo componen profesionales, docentes y estudiantes que pueden tener formación en Ingeniería o no y que trabajan para garantizar el acceso universal a los servicios básicos, la soberanía alimentaria de los pueblos, un medio ambiente sano y ciudades y territorios inclusivos. La filosofía de esta organización es hacer cambios que mejoren las condiciones de vida de estas personas pero siempre respetando las características culturales y técnicas. Su participación en los procesos sociales y políticos está encaminada a provocar y consolidar esos cambios desde una visión feminista y de defensa de los bienes comunes y el conocimiento libre.
Al ser una organización sin ánimo de lucro, las asociaciones que conforman ISF dependen de las cuotas de sus socios, de donaciones puntuales y de contribuciones de administraciones públicas. A día de hoy cuentan con 14 asociaciones colaboradoras, 28 técnicos y técnicas, 347 personas voluntarias y 1521 socios y socias. Su misión es “poner la tecnología al servicio del desarrollo humano, para construir una sociedad mundial más justa y solidaria”. Referido a su visión, creen que es posible cubrir todas las necesidades de alimentación, salud, vivienda y educación, y es por ello que apuestan por un modelo de desarrollo que respete el medio ambiente y que ponga en primer lugar a las personas. “En el planeta hay recursos suficientes para que todos podamos vivir dignamente, pero su reparto es desigual”, opina ISF. Es por ello que la ingeniería es una herramienta esencial para cambiar la situación actual porque permiten mejoras como el acceso al agua potable y el saneamiento o la cobertura de las necesidades mínimas de energía y comunicación, factores esenciales para poder luchar contra la pobreza. Los valores que defienden son: tecnología para el desarrollo humano, la participación con comunidades locales, la concepción integral dentro de los ámbitos de actuación, la educación e investigación para el desarrollo y la aconfesionalidad, el apartidismo y la politización.
La organización cuenta con un apartado al que han denominado ‘Periodismo ciudadano’ para que las voces alternativas, independientes y complementarias a los medios de comunicación puedan contar su historia a través de esta plataforma. Para ellos supone “una demostración de la libertad de expresión e información”. Esto pretende que los ciudadanos no solamente reciban información de manera pasiva, sino que también tengan la capacidad de analizarla, corroborarla e, incluso, participar en ella.
Los proyectos sobre los que trabaja ISF son el derecho humano al agua y al saneamiento, un nuevo modelo energético para garantizar el acceso universal a la energía y una tecnología libre de conflictos sociales y ambientales. Además, cuentan con unos cursos online para que las personas conozcan los distintos escenarios en los que trabajan y las metodologías que utilizan para la resolución de problemas que han sido aplicadas en estos proyectos. Todos estos cursos cuentan con ejercicios basados en casos reales y están impartidos por personas de Ingeniería Sin Fronteras con amplia experiencia en los temas tratados.
La Junta Federal está compuesta por su presidente, Miquel Carrillo Ponce, la vicepresidenta, Sara López Pérez, el secretario, José Remigio Suárez Carrascosa, el tesorero, Adrián Castro Palmán, y cinco vocales: Irene Borra, Soraya Pascual, Sandra Fernández, Carlos Llaño y María Soledad Ares. La organización cuenta con unos estatutos compuestos de 38 artículos disponibles en su página web para todo aquel que quiera consultarlos.
Para colaborar con Ingeniería Sin Fronteras existen tres opciones: se puede participar haciéndote simpatizante de la federación, asociándote a una de las ISF que están repartidas por España (en Castilla y León cuentan con una sede) y también puedes hacerte voluntario que es, a fin de cuentas, lo que mantiene a la organización. Pero, si no tienes a ISF cerca, la organización te invita a que crees tú mismo una nueva asociación en tu territorio. ISF cuenta con sedes en Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, País Vasco, Galicia, Islas Baleares, Madrid, Murcia, Navarra y Valencia.
Además, ISF organiza la VI edición del premio Ingeniería Solidaria para Trabajos Fin de Grado y Máster sobre Ingeniería, Cooperación al Desarrollo y Derechos Humanos con la finalidad de potenciar y difundir la importancia que tiene la ingeniería en todas sus vertientes: técnicas, económicas, científicas y sociales. «Este premio quiere reconocer los trabajos tecnológicos de ensayo, investigación, búsqueda bibliográfica y técnica aplicada, que aporten innovaciones, prácticas y teóricas, desde las escuelas de ingeniería o arquitectura de cualquier universidad española», señala la organización. En este, existen dos categorías: la A, con un premio de 500€ para Trabajos de Fin de Grado o Proyectos Fin de Carrera, y la B, con un premio de la misma cantidad para los Trabajos de Fin de Máster o Tesinas de Máster. Puede participar cualquier estudiante de alguna universidad española o trabajos concluidos presentados en universidades extranjeras por estudiantes de nacionalidad española. Los trabajos deberán haber sido presentados en una escuela de ingeniería o arquitectura en universidades españolas entre el 1 de enero y el 31 de diciembre en 2017 y el plazo máximo para presentarlos a la convocatoria del premio es el 1 de junio de 2018. Para más información sobre el galardón acuda a la página web de ISF.
Ingeniería Sin Fronteras busca construir un mundo mejor, más justo y sin desigualdades, respetando la cultura de cada territorio, y erradicar la pobreza extrema, ya que opina que hay recursos suficientes para paliar las disparidades que existen entre las distintas áreas geográficas. Gracias al voluntariado, las donaciones y las asociaciones, ISF puede trabajar para intentar construir un mundo más igualitario en el que todos tengan acceso a los recursos básicos para la vida.