PAULA REBOLLO ANDRADE | Fotografía: Paula Rebollo |
“Sin las mujeres, los derechos no son humanos”, sentenciaba la psicóloga Vanessa M. Cortés. Esta premisa contiene el espíritu con que se celebraban las IX Jornadas sobre Derechos de las Mujeres que organiza la ONG Amnistía Internacional. Este año, el título es «Mujeres Poderosas» y se desarrollaba el pasado sábado 9 de noviembre en el Hotel Gareus, en la calle Colmenares.
LAS GRIETAS
El programa comenzó con la intervención de la periodista radiofónica Eva Moreno Hernández, que afirmaba: “Las grietas están ahí para colarse por ellas”. Un triunfo que consiguieron varias de sus antecesoras familiares, como su tía Socorro. Fue una mujer decidida, que ejerció de pregonera en su pueblo y que se caracterizaba por lo transgresor de sus ideales. “A mí me callarán, pero no me van a quitar el pensar”, solía repetir. La locutora rememoraba el logro de que Socorro se hiciese dos fotografías, la oficial y la extraoficial, en la que aparecía con pantalones en un momento en que estos se reservaban a los hombres o a las labores en el campo. “Podían trabajar igual que los hombres, pero no vivir como ellos”, resumía Moreno Hernández.
Resulta sorprenderte conocer que uno de los países donde el aborto es ilegal sea Andorra. Se trata de una realidad que conoce bien la psicóloga social Vanessa M. Cortés, fundadora de la primera asociación feminista del país (Stop Violències) con la que organizó la primera manifestación contra el aborto. Debido a su activismo, ha sido perseguida por el gobierno del presidente Xavier Espot y ha logrado llevar su caso a la ONU.
Si bien ha sido absuelta y no tendrá que cumplir los cuatro años de cárcel (además de múltiples multas) que se la imputaban en un principio, el pasado sábado denunciaba que la persecución estatal todavía persiste. “Hay unas líneas rojas difusas para la ciudadanía que nunca lo son para los gobiernos”, aclaraba. Vanessa M. Cortés ponía el foco a su vez en la salud mental de las activistas al señalar que, entre ellos, la segunda causa de muerte indirecta es la adicción. La primera es el suicidio.
EL ARTE COMO FORMA DE DENUNCIA
Más tarde, intervenía la fotógrafa iraní Mahgan Farhang, quien ha ejercido como jurado de varios festivales de cine. Como niña que ha crecido en guerra, transmitía la impotencia de esa situación: “cada momento de tu vida está marcado por las decisiones de las superpotencias, esto nunca ha sido nuestra elección”. Actualmente está exiliada en España, pero el periplo no cesa al abandonar Irán: también ha sido víctima de racismo e injusticia en nuestro país, inclusive por parte de integrantes de la Universidad de Murcia. Recogía su filosofía vital expresando que “dar respeto implica recibir respeto”.
Junto a ella, la galerista Sofía Martínez Hernández recordaba a las mujeres que han alzado la voz en Oriente Medio a través de sus disciplinas. Entre ellas, a todas esas artistas a quienes el genocidio en Gaza ha arrebatado la vida, como Heba Zaqout o Inar Saqqa. Y es que el actual conflicto palestino-israelí ha estado muy presente durante toda la mañana, con la cifra de más de 34000 víctimas resonando en la cabeza. Asimismo, Farhang revelaba que está trabajando en un libro sobre la infancia palestina en medio de un conflicto bélico y la ocupación israelí.
LA BÚSQUEDA
Finalmente, el encuentro contaba con la participación por videoconferencia de Kelly Díaz Martínez y Liliana María Rangel Gutiérrez. Ambas son buscadoras por obligación, desde que las guerrillas en Colombia les arrebataron a sus familiares. La primera es fundadora de AMDAC (Asociación en Memoria y Dignidad de los Ausentes en el Cesar) y busca a su padre desde que tenía diez años. “Nuestro proyecto de vida ha pasado a un segundo plano”, apuntaba Díaz Martínez, quien hoy en día está completando el Grado en Psicología.
Por su parte, Rangel Gutiérrez lleva 27 años sin su hermano, un tiempo en que ha visto la repercusión que ha tenido esta desaparición en su madre: “En mí creció el odio de verla llorar”. No obstante, persiste en su labor aunque falte la ayuda estatal. “Trabajamos con las uñas”, condenaba la buscadora. A pesar del dolor, las dos activistas mantienen la esperanza y destacan la importancia del Día Nacional de Reconocimiento a las Mujeres Buscadoras, que se conmemora cada 23 de octubre. A su valentía se suma el ideal compartido de una lucha que consiga volver a unir al pueblo colombiano.
“Creo que la paz es posible”, afirmaba con esperanza Kelly Díaz Martínez. Y es que en las IX Jornadas sobre Derechos de las Mujeres, Amnistía Internacional ha dado cita a mujeres poderosas y valientes a las que une tanto el deseo como la lucha por la paz y los derechos humanos.