IRIS LEÓN ANTOLÍN  | Fotografía: Wikipedia

Todos conocemos el cine americano de primera mano, pero, y ¿el cine soviético? La disolución de la URSS en 1991 y la victoria no anunciada de Estados Unidos en la Guerra Fría pudieron ser causantes de que el cine soviético se invisibilizara en el nuevo siglo. Muchos nunca habrán visto u oído hablar de las producciones que alguna vez definieron al cine soviético, pero su escenografía, historias folclóricas y su estilo característico marcaron alguna vez la vida de miles de personas y ahora son solo el recuerdo de lo que fue una nación.

El cine soviético tiene sus antecedentes antes de la revolución de 1917, durante el Imperio Ruso o la dinastía de los Romanov, cuando era llamado «cine zarista». La primera cámara para proyectar películas vino de la mano del rey Nicolás II para que se filmara su coronación en 1896. Dos directores fueron los que destacaron durante la época prerrevolucionaria: Yevgueni Bauer y Yákov Protazánov. Este último fue esencial para la evolución del cine en Rusia, porque innovó en el uso de la luz y en la profundidad de las imágenes. Además, dirigió la última película de la Rusia Imperial, El padre Sergui (adaptación de una novela de Tolstói) que sirvió para sentar las bases.

Unción de Nicolás II y de Alejandra Románova como zar y zarina de Toda Rusia en la Catedral de la Dormición, de Moscú. Acuarela de Valentín Serov. 1896.

Las películas pertenecientes a este género están comprendidas desde 1922 hasta 1991. Asimismo, la gran pantalla siempre fue fundamental para el socialismo ruso, ya que la mitad de la población era analfabeta, por lo que el cine junto con la radio eran unas buenas herramientas para formar a las masas. Asimismo, este ámbito fue nacionalizado por el Gobierno, que crea la Escuela de cine para profesionalizar el sector. En palabras de Lenin: “de todas las artes, el cine es para nosotros la más importante”

El cine de la Unión Soviética tiene varias características que le hicieron reconocible e icónico entre los expertos y cinéfilos. La primera de ellas es que su objetivo máximo era  hacer la revolución o al menos durante los primeros años. Luego, las historias se centraron en leyendas rusas o en las propias novelas de autores famosos. Los innovadores montajes como el Efecto Kuleshov o la estética de sus imágenes conllevaron a conseguir un reconocimiento mundial durante la época.

Cartel de la película El padre Sergui. 1918.
Las joyas de la URSS

El acorazado Potemkin es una película muda estrenada en 1925. Este filme se inspira en el suceso histórico del motín ocurrido con el acorazado Potemkin en 1905, cuando la propia tripulación se rebeló contra los superiores y oficiales zaristas. Se considera una de las mejores historias del cine. Como era habitual en la Unión Soviética, presentaba historias que dieran pie a la revolución y que recordara a las personas que dieron la vida por esta (en 1905 hubo un intentó de derrocar el poder del rey). Además, había una introducción con León Troski, pero fue omitida por la lucha que tenía con Stalin.

Título en ruso del acorazado Potemkin

El hombre anfibio es una película de 1961 que trata sobre un joven que cuenta con pulmones de tiburón. Este, un día llega a la ciudad y se encuentra con la muchacha que le salvó de morir ahogado. Y es que en Rusia, la pesca es una de las actividades tradicionales más famosas, por eso hay multitud de historias y proverbios.  Asimismo, esta cinta se inspira en una mezcla de dos antigua leyendas rusa: El pez de oro y El lucio mágico. Ambas comparten similitudes.