La ausencia de Pedro Sanchez en el funeral por las víctimas de la DANA

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Ainara Álvarez González | Fotografía: Flickr |

El pasado lunes 9 de diciembre el Arzobispo de Valencia celebró un funeral por las 222 víctimas de la DANA, ocurrida hace más de un mes. Al evento asistieron alrededor de 400 familiares de los fallecidos, así como una amplia representación institucional encabezada por los Reyes de España. Entre los presentes se encontraban el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón; la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant; la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé; el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; así como presidentes autonómicos como el andaluz Juanma Moreno Bonilla, el de Aragón, Jorge Azcón, y la madrileña Isabel Díaz Ayuso, además de los alcaldes de los municipios afectados. Pero, ¿y el presidente del Gobierno?

La falta de Pedro Sánchez ha generado un gran debate público. En estos momentos de duelo colectivo, la figura del presidente, como máximo representante ejecutivo, tiene una importancia simbólica que no se puede ignorar. Su ausencia a un evento tan importante plantea dudas sobre la empatía y conexión del liderazgo político con la población en momentos de tragedia.

El funeral en Valencia fue una ceremonia llena de simbolismo, donde la sociedad rindió homenaje a los fallecidos y mostró su dolor colectivo. En una democracia, los ciudadanos esperan que su gobierno esté cerca, mostrando humanidad y solidaridad en momentos de dolor. La política no puede limitarse a cifras y soluciones administrativas; también implica mantenerse al lado de las personas en las situaciones más adversas.

La presencia de un líder político en estos momentos tiene la capacidad de transmitir apoyo y compromiso institucional. No acudir a un acto así  puede crear la impresión de que las víctimas y sus familias no son una prioridad para quienes lideran el país. Además, provoca una desconexión que podría debilitar la confianza en la gestión del Gobierno frente a futuras crisis.

Es cierto que las razones de la ausencia de Sánchez pueden ser múltiples, desde la agenda política hasta la organización del evento, pero la imagen que se proyecta es la de un presidente distante. En muchos casos, los líderes políticos se enfrentan al dilema de equilibrar su presencia pública con las tareas de gestión de una crisis. No obstante, esta posición demanda una gestión comunicativa clara que justifique su ausencia para evitar que se perciba como una indiferencia hacia los ciudadanos.