Ainara Álvarez González | Fotografía: Pixabay |

El trabajo infantil sigue siendo una cuestión alarmante en muchos lugares, siendo Asia el continente con mayor concentración. Según el ultimo informe de «Seat & Toil» del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, 160 millones de niños siguen siendo explotados en todo el mundo, a pesar de los avances en las legislaciones y la conciencia social.

Al ser obligados a hacer trabajos forzosos con condiciones precarias les están privando de su libertad, su infancia y están vulnerando sus derechos como personas.

Los niños son obligados a trabajar en sectores peligros, como la extracción de oro, fabricación de ladrillos, trabajos en los campos de caña, cafetales, tabaco, talleres textiles o incluso la trata.

En muchos casos la causa del trabajo infantil es la pobreza, muchas familias con falta de recursos económicos obligan a los niños a traer ingresos a casa desde que son muy pequeños. Cuando esto pasa y son forzados a dejar el colegio, pierden la oportunidad de recibir la educación adecuada y necesaria para su edad, limitando sus perspectivas de futuro.

Para abordar esta problemática, las políticas públicas deberían enfocarse en abordar las raíces del problema, como la pobreza. Además, la inversión en educación de calidad y en programas de protección social puede romper el círculo del trabajo infantil, brindando a los niños la oportunidad de tener un futuro mejor.

La responsabilidad no solo es de los gobiernos, sino de las empresas que también tienen un papel crucial en este problema. La cadena de suministro de muchas industrias sigue dependiendo del trabajo infantil, y muy a menudo en condiciones que violan los derechos humanos. Las marcas deberían comprometerse a la implementación de condiciones laborales éticas y la garantía de que sus productos se fabriquen sin explotación infantil.

Su lucha tiene que ser un problema de todos los ciudadanos, no solo de los gobiernos o de las empresas. No se puede mirar hacia otro lado mientras les están robando la infancia a niños y niñas en todo el mundo, por lo que la concienciación es imprescindible para atajarlo.

En conclusión, el trabajo infantil no solo es un problema de otros países, es algo que debería preocupar a la sociedad en conjunto. Es hora de erradicar esta practica inaceptable y garantizar que todos los niños puedan disfrutar de su derecho a una infancia digna y con oportunidades.