MAR GARCÍA DE FUENTES | Fotografías: Marina Aparicio y Aída Illerías |
Las prácticas universitarias se han paralizado en muchos casos por la crisis del Coronavirus, y, aunque algunos alumnos han podido continuar con teletrabajo, la mayoría no. Cuatro estudiantes de último curso de diferentes titulaciones de la UVa relatan su experiencia junto a la opinión de las asociaciones estudiantiles
Cientos de estudiantes de la Universidad de Valladolid acudían a diario a las empresas e instituciones con los que existe un convenio de prácticas, muchos de ellos, de cuarto curso. Aunque las noticias sobre el coronavirus ocupaban portadas y titulares de diferentes medios nacionales desde hacía semanas, jamás se imaginaron que una pandemia mundial sería la encargada de cambiar todos sus planes.
La situación se complica en estos casos, porque el último año de carrera supone un punto de inflexión para los universitarios. El momento de conseguir el título se acerca y la salida al mundo laboral están a un paso. En muchos Grados, el cuarto curso se dedica a realizar prácticas curriculares obligatorias en instituciones o empresas para que, de esta manera, pongan en práctica sus conocimientos, los amplíen, y conozcan de primera mano el funcionamiento de su profesión. En cada Grado hay unas condiciones específicas: número de créditos y horas obligatorias; una vez se finalizan, el alumno debe enfrentarse a la defensa del Trabajo de Fin de Grado, donde su carrera termina, recibe su título y puede pasar al mundo laboral. Así debería transcurrir el curso para los alumnos de este último año, de no ser por la llegada del COVID-19.
La Universidad de Valladolid ha sido uno de los miles de centros afectados por las consecuencias. Al igual que los trabajadores de las empresas, la actividad presencial se paró en los diferentes centros. La Universidad dio la oportunidad al alumnado, en los casos que fuera posible, de continuarlas de manera telemática. Pero, ¿qué hay de los que no han podido?
Aída Illerías de Óptica y Optometría, Marina Aparicio de Enfermería, Alida Garrido de Periodismo, e Isabel Berruguete de Magisterio son algunas de las estudiantes que están en esta situación y que se han prestado a dar su testimonio.
Casi todas empezaron sus prácticas entre principios y mediados de febrero. Para algunas, como Aida y Alida, era su primera vez dentro del mundo laboral, pero Marina e Isabel ya habían realizado prácticas antes, debido a que su plan de estudios contempla una mayor carga dividida en practicums. ‘En mi caso, en el primer momento que pisas el aula puedes participar, así que no nos hemos quedado sin nuevos conocimientos, pero sí sin reforzar los que ya teníamos’, afirma Isabel Berruguete, alumna de Educación Infantil.
Desde la institución se ha dado en todo momento apoyo y soluciones a estos casos: documentos complementarios, tareas, en la situación de grados como Educación Infantil, unir varios practicums, o, en otros, la posibilidad de continuar en el momento en el que la situación se normalice. Este último es el caso de Aída Illerías: ‘La idea es que volvamos a retomar las prácticas cuando todo esto acabe, y reubicarnos en otras ópticas si la tuya no abre o si eres de fuera. Yo creo que nos van a ofrecer facilidades para que nuestra formación sea la mejor posible’, comenta la estudiante de óptica.
Todas coinciden en la incertidumbre que rodea esta situación de cara a su salida al mundo laboral y de cómo afectará esa desventaja en la formación práctica, además de todo el proceso para poder graduarse. ‘Estamos preocupados porque de esto dependen más cosas para poder acabar la carrera en este año académico’, confiesa de nuevo Illerías. Pero, a pesar de ello, tratan de mantenerse positivas, como Marina Aparicio en Enfermería. Aunque cuente con menos horas de aprendizaje en comparación a otras promociones, se muestra optimista: ‘voy a recibir el título y voy a poder trabajar en verano, por lo que mi futuro no se ve tan afectado’.
Para estas cuatro alumnas las prácticas son un momento muy esperado dentro de su formación. Terminarlo de este modo, admiten, es algo entristecedor: ‘Estaba muy cómoda en el aula, al final estas toda la carrera con ganas de que llegue ese momento para hacer las prácticas’, comenta Isabel Berruguete. Así mismo, comprenden la difícil decisión que ha supuesto para el centro, y que lo primordial es garantizar la salud en todo momento. ‘También la salud de los estudiantes es lo principal, y entiendo la decisión que ha tomado la universidad’, admite Alida Garrido, alumna de Periodismo.
‘Yo creo que nos van a ofrecer facilidades para que nuestra formación sea la mejor posible’
Desde las asociaciones han trabajado mano a mano junto a la Universidad de Valladolid para hacer frente a esta situación y garantizar esa seguridad al alumnado. ‘El equipo rectoral ha puesto todos los medios necesarios para contrarrestar todos los efectos negativos. Además, hay quien dice que estos alumnos saldrán menos preparados, pero consideramos que será justo lo contrario; han sabido luchar y pelear, buscándose su propio camino’, afirma Pablo González, integrante de ADDE.
A su vez, Pablo Nicolás, representante de CAU, admite que aún quedan algunos aspectos por rematar en el ámbito de las prácticas. ‘Consideramos que lo más positivo es que se den por superadas las prácticas, independientemente del número de horas realizadas por el alumnado. Se barajaban unos porcentajes complicados de asumir por algunos alumnos, y creemos que se debe buscar alguna solución en ese sentido’, admite Pablo.
Lo que es innegable es que, a pesar de todos los impedimentos y problemas, el tesón y la constancia que han demostrado desde la comunidad universitaria tanto alumnos, profesores y el Consejo de Gobierno, ha sido incalculable. Los miedos, la incertidumbre y el desconocimiento que ha generado esta situación no han sido excusa; todos los alumnos podrán recibir su título en los tiempos estimados, y esto pasará a ser un mal sueño.