LAURA CENALMOR SÁNCHEZ  |  Fotografía: Pixabay  |

La desigualdad entre mujeres y hombres es una realidad de la que somos testigos día a día. Estas ideas discriminatorias no son intrínsecas al ser humano, sino que se han ido interiorizando. Se trata de una cuestión de arraigo cultural. Como medida ha surgido la perspectiva de género, haciendo referencia a un conjunto de mecanismos y estrategias que se llevan a cabo para conocer, comprender y transformar las condiciones que hacen que las desigualdades entre ambos sexos existan. Esto es muy útil para progresar en el camino hacia la mejora de las relaciones sociales y la igualdad total.

Entre los temas que aborda la perspectiva de género, existen tres que fundamentan la base de este movimiento. En primer lugar, el análisis de los estereotipos que existen. Por otra parte, se centra en identificar la razón por la que hay actividades asociadas a un sexo en concreto. Por último, intenta explicar por qué los hombres tienen, en general, más oportunidades para prosperar que las mujeres.

En el habla cotidiana existen numerosos elementos del lenguaje de carácter sexista que denigran a la mujer. Por ejemplo, existen expresiones que dejan al femenino como el sexo débil, infantil, histérico… También son cotidianas las expresiones que adjudican a los hombres el papel significativo. Muchas veces las mujeres son mencionadas únicamente en función de las personas con quienes se relacionan (siendo madres, esposas, hijas…). Algo también importante son los tratamientos innecesarios de cortesía hacia la mujer.

Otra característica que demuestra la falta de perspectiva de género en la comunicación es el androcentrismo (el hombre es el centro). Esto conlleva a pensar que el varón es la base de los comportamientos humanos; y, por lo tanto, genera en el lenguaje una tendencia generalizada a usar el género masculino como el neutro.

El lenguaje con perspectiva de género pretende eliminar, de forma progresiva, estas señales que hacen de la lengua española un idioma basado en el varón. Esto aún no está bien visto por la mayoría de la población, ya que cuando se habla de este tipo de comunicación se suele asociar al uso continuo de ambos géneros (niños y niñas; profesores y profesoras…), lo que suele parecer a menudo redundante. En cambio, como ya se ha mencionado, el lenguaje con perspectiva de género abarca muchos otros aspectos.

La sociedad está condicionada a la evolución, y esto es algo complicado, pues suele darse el inevitable choque entre las nuevas formas de pensamiento y las tradiciones. Lo primordial para que este tipo de comunicación sea aceptado es trabajar en el cambio del pensamiento de la sociedad. Sin embargo, la lucha por el cambio del lenguaje debe seguir adelante porque complementa a la lucha por el cambio de la mentalidad de las personas

A través de la perspectiva de género y el lenguaje se puede llegar hasta la raíz del problema e intentar solucionarlo a base de recursos educativos. Una vez que esta cultura machista no esté normalizada, será mucho más fácil que la población lo refleje en su forma de expresarse.