ALEJANDRA BONEL GARCÍA  |  Fotografía: Ainhoa de la Huerga  |

En pleno siglo XXI surge el debate de si realmente las campañas contra la violencia de género surten efecto. ¿Son las víctimas menos víctimas por ‘denunciar’? ¿Las agresiones disminuirán por ‘tener más cuidado’? ¿Es la afectada la responsable de que la violencia no termine de eliminarse? Si se llega a estas situaciones, es porque antes ya aparecieron los signos de violencia que llevan a la mujer a tomar determinadas decisiones, o no. Lo que realmente se debe buscar no es solo alentar a la víctima, sino erradicar la violencia desde la cima, desde el agresor.

Campañas erróneas que, a su vez, provocan mensajes inexactos en la sociedad. ‘¿Aún no has denunciado?’ ‘Ten más cuidado la próxima vez’. ‘¿Por qué te callas?’. Son anuncios que dan a entender que la responsabilidad de la situación se encuentra en las manos de la víctima. Sin embargo, ¿qué ocurriría si estas campañas se dirigiesen al agresor?

Una de las últimas polémicas ha sido la de la campaña del Ministerio de Sanidad, en la que se habla brevemente de cómo el alcohol afecta a chicos y chicas jóvenes, pero de distinta manera. En ellos provoca ‘conflictos familiares y daños físicos y en las segundas, ‘un mayor número de relaciones sexuales sin protección o no consentidas‘. ¿Realmente es un cartel con un enfoque machista que advierte que el alcohol en las mujeres puede provocar que las violen? ¿O el Ministerio de Sanidad buscaba hacer referencia a la realidad de una manera un tanto compleja? Sea cual sea la respuesta, la verdadera cuestión es si es este el mensaje que se quiere difundir.  ¿Es esta la forma correcta de luchar contra la violencia de género? La respuesta es no.

El objetivo que se debería de perseguir es el de llegar con el mensaje al agresor. No como se ha hecho hasta la fecha, que se ha ido detrás del eslabón más ‘débil’. Es decir, de la víctima. La razón por la que sucede esto la da la periodista y codirectora del Máster en Género y Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona, Isabel Muntané, que afirma que ‘habitualmente, las campañas se centran en los efectos de la violencia y no en las causas.’ ‘Incluso cuando hablamos de violencia de género, estamos huyendo de la realidad del problema: es violencia machista, se está transmitiendo la ideología machista‘, asegura.

Basta de eufemismos, de mensajes hacía la víctima y no hacia su entorno. La responsabilidad es de todos y sobre todo del agresor. No hay que darle vueltas al problema que supone una cultura machista.