La Facultad de Filosofía y Letras ha acogido este miércoles una serie de charlas y mesas redondas en las que se han llevado a debate las figuras de Machado y Delibes dentro de la literatura castellana. Para ello han contado con literatos castellanos de categoría, como el escritor vallisoletano y ganador del Premio Nadal Gustavo Martín Garzo. Estas jornadas se han enmarcado dentro de un seminario organizado por la Fundación Miguel Delibes, la Cátedra Miguel Delibes y la Diputación Provincial y que se ha realizado en Urueña, en su primera jornada, en la Facultad de Filosofía y Letras y que llegará al Museo Patio Herreriano este jueves, con la proyección de la película Las Ratas.
En la mesa redonda, donde han participado Gustavo Martín Garzo, Óscar Esquivias y Ángel Vallecillo bajo el título «Castilla hoy en sus novelistas» la temática del espacio ha sido dominante. Los tres autores destacaban que a la hora de escribir sus novelas no pensaban en el espacio primeramente sino que «la historia te facilita el espacio en el que se desarrollará», apuntaba Martín Garzo. También se ha referido a Rosa Chacel, parafraseándola con su frase «literatura es el deseo de irse por los tejados», aludiendo así a que el origen de la literatura «es querer saber más de lo que nos dicen, ya que la verdad siempre está escapando».
En cuanto a desarrollar sus novelas en Castilla, el burgalés Óscar Esquivias ha apuntado que desde pequeño se planteaba el paisaje de Castilla como «feo» y sin embargo a él le resultaba «un paraje maravilloso». A ello ha añadido que «el hecho de pasear es un acto muy creativo» y en cuanto a la configuración de sus espacios castellanos ha admitido que lo que le transmite primero no es la pintura del paisaje sino el paisaje interior porque «no hay nada más triste que sentir en una novela que los sentimientos son de cartón-piedra.»
A la recreación del lugar de sus tramas Ángel Vallecillo ha reconocido que cada acción puede ayudar a ver el lugar en el que sucede, además de llevarnos no solo a ver la acción que se desarrolla en sí, sino también «todos los elementos de alrededor». Se reconoce un escritor mesetario, ya que le gustan «los cielos abiertos, sin interferencias en el espacio», tal como ha apuntado en este seminario.