Pablo Cabrero Herrero | Fotografía: Poster Oficial de la Película
A estas alturas a nadie le debería sorprender el buen director que es Martin Scorsese, tras casi 60 años de cine de gran calidad. Desde su debut con ‘Who’s Knocking at My Door’ ha tenido una carrera llena de obras maestras. ‘Los Asesinos de la Luna’, la que cual se ha estrenado este viernes por fin en España, entra en esa lista sin ninguna duda. Protagonizada por, los ya clásicos en la filmografía de Scorsese, Robert de Niro y Leonardo Dicaprio a la que se añade una espectacular Lily Gladstone. Cuenta también con un espectacular reparto en materia de secundarios, con nombres como Brendan Fraser, Jesse Plemons y un cameo especial que prefiero no desvelar.
Para empezar las cosas claras, siendo una grandísima película, no es la mejor del director. Esto más que demeritar el filme, lo que hace es encumbrar aún más la filmografía de Scorsese. Esta película sería la obra magna del 99% de directores del planeta, con mucha diferencia, además. Empezando por las actuaciones, De Niro y Dicaprio están excelsos como acostumbran, cada escena juntos es una competición por quien se roba el protagonismo. Sin embargo, la que más destaca es Lily Gladstone, con una profundidad en la que sin hacer demasiado transmite mucho. También hace una gran actuación Jesse Plemons, que hace que todos los demás a su alrededor se luzcan mucho más.
La dirección de fotografía entrega grandes planos, desde el primero de toda la película el cual usa la luz de manera excelsa. Esa calidad se mantiene durante todo la cinta, con un corto plano secuencia interesante incluido. La secuencia que más destaca es la del fuego, que, sin entrar en spoilers, es un impresionante uso del montaje, la fotografía y la música. El montaje, a cargo de la habitual montadora de Scorsese, Thelma Schoonmaker, es tan asombroso como acostumbra. También la música, compuesta por Robbie Robertson, es excelente, siendo de los mayores aciertos de la película.
Aunque no todo es positivo, el principal problema es el ritmo. La película dura casi 3 horas y media, posiblemente demasiado. Tiene varios bajones de ritmo, varios momentos en el filme que se vuelven algo tediosos. Tiene demasiados personajes, e intenta dar un momento a cada uno lo cual afecta al ritmo de forma innecesaria ya que se podrían cambiar para darle más velocidad a la trama. Con la mayoría de estos personajes lo más probable es que el espectador no se acuerde de sus nombres. El final también es algo anticlimático, lo que en mi opinión funciona, pero entiendo que a muchas personas le puede desagradar esta resolución.
Por último, el guion es muy bueno, con grandes diálogos, pero no es eso lo más importante. Y es que esta película va a ser recordada por su mensaje. Una crítica brutal al colonialismo blanco, un alegato a la opresión de los pueblos indígenas y una crítica a uno de los episodios más oscuros de la historia de Estados Unidos. Basándose en una historia real y adaptando el libro homónimo de David Grann, Martin Scorsese desgrana una historia atacando el comportamiento y avaricia del ciudadano americano, que haría lo que fuera por dinero. Todos los habitantes de ese pueblo son lobos buscando el momento para conseguir el dinero indio, cueste lo que cueste, matando si es necesario.
Un episodio sangriento, una lucha por el “oro negro” y todos sus beneficios posibles. La historia no solo de una conspiración a gran escala con muerte y sufrimiento, si no de como todo el pueblo se intentaba aprovechar de los Osage, estafas, robos, trafico de drogas. Esta es la gran magia de la película, una historia que no solo es sobre la opinión de los Osage, si no que se puede extrapolar a toda la opresión que Estados Unidos ha hecho a los nativos. Porque Scorsese sabe cómo EE. UU. ha llegado a ser el país que es, robando, matando y timando.