Ainara Álvarez González | Fotografía: Flickr |
La lucha por la igualdad de género ha avanzado significativamente a lo largo de las últimas décadas, sin embargo, existen una serie de derechos que siguen quedando pendientes para las mujeres en diversas partes del mundo. A pesar de los logros conseguidos, como el derecho al voto, la educación o la participación laboral, todavía persisten barreras estructurales que limitan el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres. Entre otros, destacan la violencia machista, el techo de cristal en ámbitos como la ciencia o la política, y la regulación de las trabajadoras del hogar, temas que son claves en la agenda feminista actual.
La violencia machista
La violencia de género sigue siendo uno de los problemas más graves que enfrentan las mujeres en muchas sociedades. Aunque se han implementado leyes y políticas públicas para combatirla, la violencia machista persiste en todas sus formas: física, psicológica, sexual, económica y emocional. Las estadísticas siguen mostrando cifras alarmantes de feminicidios, agresiones y abusos, y muchas veces, las víctimas no encuentran el apoyo para salir de la violencia debido a la falta de recursos, la impunidad de los agresores y la normalización de ciertos comportamientos sexistas en la sociedad.
Es necesario que los gobiernos y las instituciones de justicia fortalezcan la protección y atención a las mujeres víctimas de violencia, asegurando que se respeten sus derechos y se les brinde un apoyo integral. Además, se debe trabajar en la prevención a través de la educación, sensibilización y la promoción de la igualdad de género desde la infancia, con el fin de erradicar las raíces que perpetúan la violencia machista.
El techo de cristal
Uno de los grandes obstáculos que enfrentan las mujeres es el llamado techo de cristal, una barrera invisible que impide su acceso a cargos de poder y liderazgo en diversas áreas, como la política y la ciencia. Aunque en los últimos años ha aumentado la representación femenina en el ámbito político y científico, las mujeres siguen estando subrepresentadas en posiciones de liderazgo, investigación y toma de decisiones.
La regulación de las trabajadoras del hogar
Otro derecho pendiente en la lucha por la igualdad de las mujeres es la regulación de las trabajadoras del hogar, un sector predominantemente femenino que históricamente ha sido invisibilizado y desprotegido. En muchos países, las trabajadoras domésticas enfrentan condiciones laborales precarias, con salarios bajos, largas jornadas de trabajo y, en muchos casos, sin acceso a seguridad social o derechos laborales básicos.
A pesar de que la Organización Internacional del Trabajo aprobó en 2011 un convenio para regular las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar, su implementación ha sido desigual y limitada. En muchos países, las leyes laborales no contemplan a estas trabajadoras dentro de los marcos legales de protección laboral, lo que las expone a la explotación y el abuso.
Es urgente una regulación que garantice los derechos laborales de las trabajadoras del hogar, asegurando salarios justos, acceso a la seguridad social, vacaciones pagadas y, lo más importante, el reconocimiento de su trabajo como un trabajo digno y esencial. Además, es necesario llevar a cabo campañas de sensibilización para cambiar las actitudes sociales sobre el trabajo doméstico, que a menudo se considera una extensión natural de las mujeres y no una ocupación profesional con valor económico y social.
La brecha económica y el acceso a la salud
Otro de los derechos pendientes es la lucha por la equidad económica. Las mujeres continúan enfrentándose a una brecha salarial persistente en la mayoría de los sectores. A pesar de que en muchas partes del mundo se han hecho esfuerzos para igualar los salarios entre hombres y mujeres, las mujeres siguen ganando menos por el mismo trabajo. Esto está relacionado con los roles de género, que vinculan a las mujeres con trabajos de menor prestigio, con menor remuneración y mayor informalidad.
Además, el acceso a la salud, especialmente a la salud reproductiva, es un derecho que no está plenamente garantizado. En muchos países, las mujeres enfrentan barreras económicas, sociales y culturales que limitan su acceso a servicios de salud de calidad, incluyendo anticonceptivos, maternidad segura, y atención a enfermedades específicas de la mujer, como el cáncer de mama o de útero.