MARÍA GUERRA VALCÁRCEL | Fotografías: María Guerra |
Estamos viviendo una era de cambios, de reivindicaciones, de feminismo. Cada vez son más mujeres las que se unen a los movimientos, a las huelgas y a las manifestaciones para conseguir una mayor igualdad en la sociedad y en los empleos, pero también dentro del espacio doméstico. En este contexto, María Pazos, coordinadora de fiscalidad y género del Instituto de Estudios Fiscales, visitó la Universidad de Valladolid para hablar sobre la economía feminista y sobre cómo una sociedad desigual solo genera situaciones insostenibles.
Aunque Pazos comenzó como profesora de Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid, una materia muy alejada de su trabajo actual sobre economía feminista, poco a poco se fue introduciendo en este mundo y ahora forma parte de la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA), donde reivindican, por ejemplo, sobre asuntos relacionados con la equiparación entre mujeres y hombres de las semanas de permiso de maternidad y paternidad. Ha escrito un libro titulado ‘Desiguales por ley’ en el que habla sobre cómo las leyes no amparan los mismos derechos para cada sexo. “Necesitamos que las mujeres lleguen a puestos de decisión y hacer un cambio de valores”, reivindicó Pazos al hablar sobre la transformación que tenía que darse en las leyes. Ahora, en un par de semanas o tres, publicará otro libro titulado ‘Contra el patriarcado’, donde critica el sistema en el que vivimos y del que trató en la conferencia ‘Políticas públicas e igualdad de género. Una visión desde la economía feminista’ celebrada en la tarde de ayer en la Sala de Juntas de la Facultad de Filosofía y Letras.
Esta charla fue la segunda del día, después de la de Mª Ángeles Durán, que se celebró durante las Jornadas ‘Mujer y Trabajo’ que se están desarrollando en FyL durante el 21 y el 22 de marzo. Milagros Alario Trigueros, profesora titular del Departamento de Geografía en la Universidad de Valladolid y miembro de la Cátedra de Estudios de Género, se encargó de presentar a la ponente, María Pazos, dentro de sus tres ámbitos, el de investigadora, el de divulgadora y el de activista.
Pazos comenzó su ponencia explicando el contexto en el que nos encontramos, lo que ella entiende que es la tercera ola de feminismo. La primera fue a principios del siglo XX con el sufragismo y el acceso al voto, y la segunda ola en los años 60 cuando las mujeres accedieron a las universidades y a los puestos laborales de forma masiva. Pero cree que desde entonces, las reivindicaciones feministas se han paralizado: “Que no me digan que ha habido una ola desde entonces porque yo no la he visto”, afirmó Pazos.
“La economía feminista nace frente a los sesgos de la economía oficial”, continuó la activista. Uno de estos sesgos es la desgravación que cobra un hombre por estar casado con una mujer que hace las tareas domésticas. Esta trabajará en casa y producirá una serie de bienes y servicios. Sin embargo, una mujer con un hijo de 6 años cobrará menos desgravación que ese hombre, pese a que un hijo solo produce gastos y no beneficios como sí lo hace la persona que desempeña las tareas domésticas. Por ello, el objetivo de la economía feminista es hacer un programa de reivindicaciones económicas feministas porque, según la filósofa Celia Amorós, “el feminismo surge cuando las mujeres pasan de la queja a la formulación de reivindicaciones políticas”.
Los poderes públicos han reconocido que existe la desigualdad y de hecho, los partidos políticos luchan por ver quién es más feminista. La sociedad denomina a estas desigualdades con el nombre de ‘lacras’:
- La lacra de la violencia machista.
- La lacra de la desigualdad salarial.
- La lacra de dobles y triples jornadas.
- La lacra de la dependencia económica.
- La lacra de la precariedad laboral femenina.
- La lacra de la pobreza femenina.
- …
Pero para Pazos, estos no son hechos aislados sino una consecuencia del patriarcado del estado. La estructura social es la responsable de lo que pasa, y la división sexual del trabajo es la que determina esta estructura, que tiene dos pilares: uno el de la estructura familiar, donde están los llamados “derechos de las mujeres”, que en teoría son cuidar de la casa y tener dependencia económica; y el otro es la estructura del empleo, en la que los hombres están disponibles 24 horas mientras que las mujeres trabajan a tiempo parcial, son intercambiables, tienen reducción de jornada…
Según Pazos, la lista de tareas de la economía feminista para poder cambiar esta situación son:
- Imaginar una sociedad sin patriarcado.
- Comprender cómo se mantiene la división sexual del trabajo (patriarcado).
- Desvelar los efectos devastadores de las políticas públicas actuales sobre las mujeres y sobre toda la sociedad.
- Comprender que el patriarcado es ineficiente e insostenible.
- Elaborar un programa de reivindicaciones económicas feministas para llegar a una sociedad sin patriarcado.
Los roles de género son antinaturales y, por ello, también lo es la división sexual del trabajo. Uno de los mecanismos por los que se aleja a los hombres del cuidado de los niños y convierte a las mujeres en cuidadoras principales son las semanas de las bajas por maternidad, 16 semanas para las mujeres y 4 semanas para los hombres. Hay leyes que parece que están naturalizadas pero nos están conduciendo por unos caminos de desigualdad.
Esta situación es insostenible para Pazos en distintos ámbitos. La demografía está decayendo porque los países que quieren fomentar la natalidad, como España y Alemania, no lo consiguen. La fecundidad en España es sumamente baja, con una media de 1,2 hijos por mujer, mientras que en países nórdicos hay una mejor natalidad porque permiten a las mujeres ser madres sin abandonar el trabajo, lo que les convierte en países más igualitarios. “No vamos a recuperar la fecundidad. Si no nos dan condiciones de tener hijos en igualdad no los tenemos, además de que las familias no pueden permitírselo. Dadles a las trabajadoras la posibilidad de ser madres, mientras sigan siendo trabajadoras”, sentenció Pazos.
En cuanto a la ecología, se necesita un comportamiento sostenible de las empresas y de toda la población, que se induce con políticas públicas. Las mujeres tienen mucha menos huella ecológica y mucha más conciencia de la problemática planetaria en cuanto a la dieta, los hábitos de vida saludable, la movilidad, el consumo de bienes educativos y cultuales…, y por ello es necesario que las mujeres puedan acceder a puestos de decisión y hacer un cambio de valores.
Las soluciones para crear un sistema de empleo y cuidadnos más igualitario son: que los hombres cuiden igual que las mujeres; un sistema de servicios públicos suficientes y de calidad para la educación infantil y atención a la dependencia; y un empleo estable, con horarios racionales y con plenos derechos para todas las personas. “También es insostenible porque las mujeres no aguantamos más este sistema”, concluyó Pazos. Y es que, para la investigadora, sin estos cambios y soluciones, “la igualdad es imposible”.