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Manifestación del 25N que recorrió Valladolid en 2023.
PAULA REBOLLO ANDRADE | Fotografía: Paula Rebollo

En las últimas horas se suman demasiados nombres a las cifras de asesinatos por violencia de género. Y se restan de la vida. En unas circunstancias tan desgarradoras, rechazar la existencia de esta lacra parecería impensable, pero hay quien lo hace. Por ello, la docente de la UVa Virginia Martín Jiménez comenzaba el taller “Tratamiento de la violencia de género: medios de comunicación y entornos digitales” haciendo alusión a los negacionistas. Su formación, impartida el 21 de marzo, se encuadraba en las XV Jornadas de Periodismo Social  y estuvo presentada por la investigadora Karina Di Nubila Dos Santos.

El Salón de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras veía aparecer un rostro en la pantalla: el del baloncestista estadounidense Shaquille Rashaun O’Neal, convencido terraplanista. La profesora de Periodismo exponía que en esta era de la posverdad “todo se relativiza”, pero que negar un problema no hace que desaparezca. Tampoco en el caso de la violencia de género.

¿QUÉ ES?

Virginia Martín definía la violencia de género como “aquella violencia sexual, física o psicológica que se ejerce hacia las mujeres por el mero hecho de serlo”. Su origen se encuentra en la cultura, ya que nuestros estereotipos los construyen desde la publicidad hasta las películas pasando por la moda.

LOS DATOS

Las cifras de mujeres asesinadas por violencia de género (que se contabilizan desde el año 2003) ascienden a 1245 en España. En nuestra comunidad, Castilla y León, se presentaron 1277 denuncias en 2023, lo que equivale a 3,5 nuevos casos cada día. No obstante, la sociedad ha llegado a normalizar la situación, ya que, según el CIS, únicamente el 1% de la población española la considera un problema grave.

El mundo periodístico no puede permitirse negarlo, normalizarlo o tratarlo descuidadamente. Con este fin, la Ley de Violencia de Género (2004) establece que la información sobre violencia de género en los medios de comunicación “garantizará, con la correspondiente objetividad informativa, la defensa de los derechos humanos, la libertad y dignidad de las mujeres víctimas de violencia y de sus hijos”.

“Como sociedad, estamos obligados a reaccionar. Como periodistas, nos obliga la ley.”

CONSEJOS

La Coordinadora del Máster de Periodismo Digital presentó varias recomendaciones al alumnado. “Contraejemplos”, como los designó Martín Jiménez, pues son errores que no se deben cometer. Todos estaban ilustrados por publicaciones en medios y se resumen en 5 puntos:

  • No es un suceso: la pieza informativa ha de incluir “un relato que explique lo que es la violencia de género”. Solo así se puede trasladar la idea de que no se trata de un hecho puntual, lo que le presentaría erróneamente como “impredecible, inevitable e inexplicable”.
  • No centrarse en la violencia: se deben explicar las causas de esta lacra.
  • No “mueren”, las “asesinan”. La elección de los términos importa.
  • No justificar al maltratador, presentarle como una buena persona o darle voz. (Como explicaba la profesora de Periodismo, “el 20% de las noticias sobre violencia de género la justifican”).
  • No culpabilizar a la víctima. Por ejemplo, algunos medios de comunicación incluyen si hubo denuncia previa o no.

Es decir, los periodistas han de contextualizar los hechos y, sobre todo, “no quedarse solo en el asesinato, mostrar lo que hay detrás”. En relación a esto, Dunia Etura, Directora de la Cátedra de Estudios de Género, impartía el pasado 20 de marzo un taller sobre igualdad dentro de las XV Jornadas de Periodismo Social. En él recalcó que la importancia del buen tratamiento informativo radica en que los medios: “Son responsables en la construcción de la identidad de la sociedad”.

REDES SOCIALES

La última parte del encuentro se enfocó en el mundo online, que dista mucho de ser un lugar seguro para las mujeres. Un aspecto llamativo es que las parejas de los futbolistas son de las que más violencia reciben en la Red. Entre ellas está la activista Sara Sálamo, quien ha recibido multitud de comentarios ofensivos que incluso llegan a culparla del rendimiento deportivo de su compañero de vida, el jugador Isco Alarcón. Precisamente, Virginia Martín es autora del título El discurso de odio como arma política, por lo que se trata de un campo que conoce en profundidad. De esta forma, añadía: “Hay discursos de odio fabricados”.

Finalmente, la historiadora planteó un tiempo de diálogo que el estudiantado aprovechó para preguntar por la evolución de los medios de comunicación en el tratamiento de la violencia de género. Martín Jiménez se mostraba positiva al respecto y sostenía que sí se había observado una mejora. Además, la mediadora del acto, Karina Di Nubila Dos Santos, aportaba su conocimiento sobre la situación en Brasil con la Ley Maria da Penha, bautizada con este nombre por el gobierno brasileño por su lucha contra las violaciones de los derechos humanos de las mujeres (esta mujer era farmacéutica cearense y quedó parapléjica tras recibir un disparo en la espalda de su marido mientras dormía en 1983). La investigadora brasileña valoraba un cambio de enfoque que ha percibido en el mundo periodístico a raíz del caso Dani Alves: referirse a este como “violador” en lugar de “jugador”. Sin embargo, Di Nubila lamentaba que estos hechos simbolizasen el “dinero que es posible pagar para tener la verdad”.

El taller “Tratamiento de la violencia de género: medios de comunicación y entornos digitales” terminaba dejando una sensación esperanzadora en el alumnado. No solo porque, al asistir, esos aspirantes a periodistas ya son parte de la lucha por la igualdad en los medios, sino porque realmente se están produciendo mejoras. Así lo corroboraba la profesora de la UVa Virginia Martín Jiménez: “La sociedad es parte del problema, pero también de la solución”.