AINHOA DE LA HUERGA CELESTINO  |  Fotografía: Pexels  |

La salud comprende aspectos físicos y psicológicos. Sin embargo, la parte psíquica es constantemente invisibilizada. Este aspecto es uno de los más importante a la hora de tener una salud plena, así como calidad de vida. Los problemas mentales son estigmatizados y estereotipados. Cualquier persona puede tener síntomas de ansiedad, depresión u otras dificultades que nacen de situaciones difíciles.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó que el Día Mundial de la salud mental sea el 10 de octubre, aunque el pasado mayo se conmemoró este área sanitaria. Este pilar tan importante se ha visto muy debilitado con la pandemia y el confinamiento.

Según un informe realizado por la Universidad Complutense de Madrid en colaboración con la Universidad de Sheffield, los síntomas asociados a la ansiedad, la depresión y el estrés postraumático han aumentado por efecto del COVID-19. Las mujeres y los jóvenes entre los 18 y los 24 años se han visto más afectados que otros grupos de población en relación a la ansiedad y la depresión. El estudio detecta que uno de cada cinco entrevistados tiene síntomas relevantes de problemas de esta índole.

La ansiedad y la depresión son los trastornos más comunes en la población mundial. Estas enfermedades se pueden manifestar de muchas formas. De hecho, el estrés postraumático es una de ellas, específicamente de la ansiedad.

La detección a tiempo de estos problemas es imprescindible para la recuperación y evitar que se desarrollen peores efectos sobre la salud, tanto física como mental. Atender de forma precoz una distemia (depresión leve), puede evitar que se desarrolle un episodio depresivo mayor.

La ansiedad consiste en una preocupación y miedo excesivo. Este mecanismo de defensa es habitual ante un acontecimiento estresante como un examen o un momento importante en la vida, como graduarse o casarse. Sin embargo, este sentimiento que advierte del peligro al cuerpo puede ser un problema cuando no se puede controlar o se dispara de forma excesiva.

La depresión es un problema psicológico por el que una persona se ve afectada por una tristeza profunda, apatía y desinterés. Un amplio conjunto de síntomas que incapacita a la persona.

Síntomas de ansiedad y depresión. | Fuente: Elaboración propia

Estos patrones y sentimientos, que podrían ser reacciones naturales, se magnifican y perjudican la calidad de vida de los afectados. No es solo mental, sino que afectan también a nivel físico. Estos trastornos pueden ser incapacitantes y son problemas serios de salud que están invisibilizados y estigmatizados.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) ya ha emitido un informe en el que advierte de esta pandemia invisible que se avecina tras la crisis del coronavirus. Este área ya es poco tratada en la sanidad mundial y el COVID-19 ha revelado las deficiencias en la salud mental. Se estima que en España sólo hay 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, además de un elevado consumo de psicofármacos.

Los psicofármacos son la medicación especializada en casos de enfermedad mental, como ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos, etc. Estos medicamentos junto con la terapia psicológica son las principales vías de actuación ante estos problemas, según el Ministerio de Sanidad.

It’s a disorder, not a decision. Fuente: Hiraeth Arts

Las deficiencias del sistema sanitario llevan a que muchos de los servicios terapéuticos sean privados. Estas sesiones de unos 50 minutos tienen un coste medio de 60 euros. Debido a esto, muchas personas no pueden permitirse acudir a psicólogos y dependen de la sanidad pública, que no tiene suficientes recursos para atender a estos pacientes.

Por otra parte, la invisibilización de estos problemas y la estigmatización han llevado a que estos trastornos sean un problema que culpabiliza a los pacientes. Ante esta pandemia invisible, la empatía e información son imprescindibles para afrontar estas enfermedades.

Campañas como ‘It’s a disorder, not a decision’, son necesarias para evitar que los problemas de salud mental se conviertan en un tabú del que no se puede hablar. Dar visibilidad a esta parte de la salud, así como a los servicios gratuitos, asociaciones o información, es fundamental para apoyar a estas personas.

Estos prejuicios y estereotipos llevan al rechazo y la discriminación en materia social, laboral y personal. Esto lleva a que los pacientes sufran de baja autoestima, así como a creencias negativas hacia sí mismos. Una situación que empeora su enfermedad y desacelera su recuperación. Al igual que a una persona con gripe no se la culpabiliza ni rechaza por estar enfermo, tampoco se debe hacer con las personas con trastornos psicológicos.

El COVID-19 ha demostrado que cualquier persona en algún momento de su vida puede padecer de estos problemas. Generar comprensión e información es una herramienta importante para evitar el estigma. También debe tenerse en cuenta a la hora de reclamar a los servicios públicos más atención en las áreas de Psiquiatría y Psicología.