Prohibido el ‘mobbing’

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Contra el acoso laboral. No al mobbing
DIEGO ARTIME MUÑIZ  |  Imágenes : Servicio de Prevención de Riesgos Laborales

Con el fin de concienciar a los miembros de la comunidad universitaria sobre los peligros del acoso laboral, la Universidad de Valladolid ha puesto en marcha una iniciativa que pretende prevenir los casos del llamado mobbing entre sus empleados. La campaña, por el momento, consta de un díptico en el que se detalla cómo detectar un caso de acoso laboral, y en el que se enuncian los posibles efectos que puede causar en la víctima. Al díptico se suma un vídeo con el que se pretende difundir el mensaje entre el personal universitario.

La campaña surgió por iniciativa del Comité de Seguridad y Salud de la Universidad, que comunicó al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales su intención de dar visibilidad al problema y concienciar a los miembros del entorno universitario sobre las consecuencias negativas que acarrea un ambiente hostil para los trabajadores. Aunque los casos de acosos laboral no son frecuentes entre los empleados de la UVa, no es extraño que surjan enfrentamientos o malentendidos entre personas que comparten un mismo lugar de trabajo durante, en ocasiones, 7 u 8 horas al día. Estos roces, inherentes a cualquier relación humana, pueden desembocar en auténticas situaciones de acoso, provocando el aislamiento o el malestar psicológico del individuo que las sufra.

Para prevenir una situación de esta índole, desde la Universidad se recomienda suprimir cualquier actividad que pueda desembocar, llevada al extremo, en un escenario de acoso psicológico. La reiteración de amenazas, insultos o vejaciones, sumada a una intencionalidad perniciosa por parte del acosador, afecta tanto a la propia víctima como al ambiente laboral, lo que ocasiona pérdidas de productividad, rotaciones de personal, absentismo y un mayor número de pequeños incidentes.

En el caso de la víctima, los efectos psicológicos del acoso pueden dar lugar a episodios depresivos, ansiedad, sentimientos de inferioridad o fobias, que se manifiestan físicamente en problemas digestivos o musculares y en trastornos del sueño. En muchas ocasiones, la situación personal del acosado termina afectando a su círculo más cercano, lo que conlleva un deterioro de sus relaciones interpersonales y puede provocar daños irreparables en su núcleo familiar.

No al mobbing
Díptico de la campaña contra el acoso laboral de la Universidad de Valladolid

Las denuncias por mobbing se han disparado en Europa en los últimos años. Tan solo en España, hubo en el año 2015 un 60% más de casos documentados que en el curso anterior. Los expertos achacan este fenómeno a una combinación de factores: por una parte, la crisis económica ha enrarecido los ambientes laborales, deteriorando la atmósfera de trabajo y aumentando la tensión y el estrés del personal; por otro lado, la ligera mejoría financiera que se ha vivido en los dos últimos años de recesión hace soñar a muchos con el fin de este periodo de escasez, lo que ha provocado que muchas personas que se habían visto coartadas por el miedo a perder su puesto de trabajo se hayan ‘liberado’ y den ahora rienda suelta a sus personalidad.

Otro de los factores que ha podido repercutir en el aumento de las denuncias es la cada vez mayor concienciación de los ciudadanos ante este problema, debido en parte a campañas como la puesta en marcha por la Universidad de Valladolid. Ya en el año 2012, la Uva aprobó el Protocolo de Prevención e Inhibición del Acoso en el ámbito laboral, con la premisa de que una intervención temprana puede evitar situaciones de mayor gravedad. En España, en el caso de que una prevención a tiempo no sea posible, el acoso laboral está tipificado como delito en el artículo 173 del Código Penal, dentro del capítulo dedicado a torturas y otros delitos contra la integridad moral. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer en la persecución de este tipo de conductas, que en un alto porcentaje de veces no se denuncian y se pasan por alto.

Con el fin de minimizar lo máximo posible estas conductas, el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales propone a los miembros de la comunidad universitaria que fomenten el trabajo en equipo y el trato respetuoso dentro del entorno de trabajo. Además, recuerda que la UVa pone a disposición de la víctima numerosos canales de comunicación con las Instituciones, facilitando así el contacto con personas que puedan trabajar para poner fin a su situación.

 

Por el momento, la campaña es tan solo informativa y no se prevé la realización de ningún evento que complemente al material audiovisual ya mencionado. Hoy en día, el creciente conocimiento y persecución de estas prácticas augura un futuro en el que el mobbing sea cada vez menos frecuente, pero aún está lejos el momento en el que se pueda hablar de acoso laboral como un mal residual de la sociedad occidental.

Los índices de denuncias en casos de acoso psicológico en el trabajo siguen siendo demasiado bajos, a pesar de la prometedora tendencia a aumentar que se ha observado en la última década. Mientras que los países bálticos son los más adelantados en la lucha contra el acoso laboral, las naciones del sur de Europa se mantienen un paso por detrás en su erradicación. Por este motivo, las continuas campañas de prevención de este mal buscan llegar a las víctimas, o a sus allegados, para dar un impulso que resulte definitivo contra los hostigadores.

El acoso psicológico en el ambiente de trabajo puede venir desde diferentes fuentes. En ocasiones, se produce como una consecuencia de las jerarquías que se pueden encontrar dentro de una misma empresa o institución: el jefe, que ostenta una posición de poder sobre sus subordinados, aprovecha su situación para intimidar a los demás empleados y abusar de ellos, valiéndose de amenazas y enrareciendo el ambiente durante su jornada laboral. También es posible dar con la situación inversa, en la que una persona o un grupo de trabajadores demuestran la falta de autoridad de un superior acosándole o atacándole. Este caso es más habitual en aquellas ocasiones en las que haya tenido lugar el ascenso en la jerarquía empresarial de una persona que no es reconocida o aceptada por los demás empleados, o cuando se incorpora al frente de la organización un profesional con métodos que difieren de los deseos o hábitos de sus subordinados. Pero estas prácticas también se pueden emplear en beneficio propio, caso que se puede observar en situaciones en las que la víctima y su acosador pertenecen a un mismo estrato jerárquico y el hostigador intenta deteriorar la imagen de su compañero o atribuirse méritos ajenos con vistas a un mejor futuro laboral.

Todos aquellos que deseen conocer más sobre este problema pueden acudir a la formación ofertada por la Universidad de Valladolid en técnicas de resolución de conflictos y habilidades sociales, o contactar con el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales.