DAVID ABRIL | Fotografía: DAVID ABRIL
Eduardo Madina y Borja Sémper presentaron en Valladolid su libro TODOS LOS FUTUROS PERDIDOS. “Una aventura emocional” en la que intentan aportar memoria y responderse a sus propias preguntas fundamentales.
En el foro del Aula de Cultura de El Norte de Castilla y dentro de una larga gira promocional que les está llevando por todo el país. El lunes por la tarde los dos expolíticos -hace algunos años que ambos dejaron sus cargos- abarrotaron de público el vetusto y solemne salón de actos del Círculo de Recreo. También durante la 66 SEMINCI, hace tres semanas aproximadamente, visitaron la ciudad. En este caso presentando IMPUROS, el documental dirigido por Alberto Utrera. Se nutre directamente de las conversaciones que mantuvieron durante cuatro días Madina y Sémper para escribir su libro, tanto en el guion como en lo audiovisual. Y “es que Valladolid se empeña en tratarnos muy bien” dijeron.
Los 10 años que se cumplen ahora del fin de la actividad armada por parte de la banda terrorista ETA, son el motivo de que naciera, en ellos, la necesidad de contar sus experiencias. «Sentíamos que el olvido estaba ganando». Dos víctimas que sienten de algún modo que tienen el deber de trasladar verdades propias constatadas y no relatos dirigidos e interesados como hacen otros.
Nacidos en el Pais Vasco en los setenta. Desde los 17 años que empezaron en política, Madina desde el PSOE (ha llegado a ser diputado nacional, e incluso candidato a la secretaría general en 2014) y Semper desde el PP (siendo diputado autonómico y portavoz del partido en la asamblea vasca), sufrieron las amenazas, la violencia y el miedo en carne propia. Por esto, explicaron, “este libro tiene la importancia de aportar un granito de arena en el debate de la memoria”.
Se hicieron amigos hace tiempo y hoy en día disfrutan de la vida con tranquilidad. “Hubo que acostumbrarse a vivir una vida normal con 35 o 36 años”. Sin embargo ejercen la responsabilidad y el compromiso de dar sus opiniones, lanzar ideas y pensamientos sobre la actualidad desde la ventana de la radio. Protagonizan desde hace un par de temporadas un espacio semanal en ONDA CERO llamado LA ÍNSULA dentro del programa MAS DE UNO que dirige en horario matinal de lunes a viernes Carlos Alsina. Aunque profesionales ahora en terreno ajeno a la política, uno socialdemócrata y el otro liberal se lanzan con delicadeza sus diferentes discursos y debaten sobre cualquier tema.
En el foro de esta presentación y hablando sobre sus dramáticas vivencias fueron prácticamente como una única voz. Aunque se turnaban, dando respuesta a las preguntas, que los presentadores del acto espigaban de los párrafos del libro. Cuanta complicidad se advertía en sus leves gestos para decidir en un instante quien contestaba, o si había algo que añadir. Asentían con gestos mutuos y se observaban el uno o el otro según quien hablaba en ese momento. La misma serenidad, lúcida elocuencia y luminosa honestidad que transmiten los viernes en su Ínsula. Nos la regalaron en directo a todos los asistentes a la presentación durante una hora y media. Se sentía en el silencio del público la emocionada calma procedente de sus palabras.
Este ensayo se fue elaborando con tinta licuada de horas y horas de conversaciones que mantuvieron entre ellos junto con algún colaborador cercano.
Estuvieron durante varios días en un caserío cerca de Mondragón, enclave estratégico para que no parasen de asomar recuerdos. Los de uno avivaban los del otro y los del otro se convertían en acicate para el uno. Explorar en la memoria de la juventud, de los años en la política, la que se tiene con familiares y con amigos, y que permanece asfixiada por el invisible pero permanente miedo a la violencia del totalitarismo de ETA. Debe ser un duro ejercicio de introspección del que les habrá costado un tiempo recomponerse. Fueron hablando de los muchos años acostumbrados a la sombra y al seguro de sus guardaespaldas. Y de que aún así, en el caso de Madina no consiguieron evitar el atentado que le dejo terribles secuelas físicas.
Son muchas preguntas complejas en las que bucear. Se van planteando en el libro, que tiene también sus lecturas y experiencias políticas, como un peloteo en el tenis, de un lado al otro de la red. Lo mismo en el intento de dar correspondientes respuestas, liberadoras o por lo menos sanadoras del alma.
“¿Qué pasa en una sociedad para que valga más una idea que una vida humana”
“¿Por qué una sociedad como la Vasca, con indicadores económicos y sociales por encima de la media, no solo española sino europea, sufre décadas de terrorismo?”
-“Quízá la indiferencia, pero es difícil de explicar”. “No podemos juzgar el miedo”. “Todas las instituciones fueron contaminadas por las ideas temerarias de unos cuantos fanáticos y sus representantes políticos, hasta la iglesia, que dejó desamparadas a muchas víctimas”. ”Reivindicaban -La pureza-, decían que era lo importante para ser un pueblo digno”.
Semper y Madina dejaron éstas y otras frases que realmente consternaban y hundían el ánimo.
-“A los 30 había ido a más funerales que conciertos”. “Teníamos la sensación de que el olvido está ganando”. “Hay encuestas del CIS en las que la gente de 25 años o menos no conoce a Miguel Angel Blanco o a Ernest Lluc”.
Mientras conversaban y tenían esta experiencia, se daban cuenta ambos de que el hablar del pasado, amasarlo, y saborear su sabor amargo, debía servir humildemente para interpretar el presente. Pues aún hoy en día “ni las dramáticas consecuencias de lo padecido entonces son capaces de revertir ciertas actitudes”.
No hay atisbo de rencor u odio en sus discursos. Al contrario hay una mirada conciliadora, humanista y optimista.
-Pero a pesar de todo “en el presente se ve menos niebla”. “La victoria consiste en que la sociedad actual se parece más a nosotros que a ellos”. “Tenemos un estado de derecho y una constitución con márgenes muy amplios en la que caben todos, y eso es otra victoria”.
Revisen el parlamento actual.
-“El conflicto acabó, la política de dispersión de presos también debe adaptarse, y es razonable que se les acerque a las cárceles del País Vasco”. “Eso no quiere decir que no se cumplan integras las condenas, o que no se trate de atrapar y juzgar a los responsables de los muchos atentados que aún hay por resolver”.
“Queremos que nuestros hijos convivan con normalidad, en una sociedad libre, sin exclusiones, pero que tiene memoria”.
Los lectores, oyentes de radio, o espectadores de documentales hemos salido ganando lo que la política se ha perdido.