ALICIA HERGUEDAS NIÑO  |  Fotografía: Pixabay  |

Enrique Roldós, periodista uruguayo, declara en El periodista corrupto que en el periodismo hay corrupción. Para él, la profesión cambia cuando no se tienen en cuenta las normas que todo periodista debe seguir para desempeñar su trabajo. Estas normas son las que forman el código deontológico. El periodismo social es el que más lo sufre. Este debe ser muy responsable con aquellos a los que representa, como el colectivo LGTBIQ+.

La representación del colectivo en los medios puede afectar a su imagen. Una simple palabra o titular puede conllevar al odio, las burlas y la violencia. Cada medio de comunicación tiene su propio libro de estilo, en el que recoger su interpretación del código deontológico. Pero, a nivel internacional, destaca el Código Internacional de Ética Periodística de la UNESCO de 1983.

LGTBIQ+
Fotografía: Archivo

Uno de los puntos más importantes de este es el tercero. Destaca lo siguiente: ‘En el periodismo, la información se comprende como un bien social y no como un simple producto. (…) El periodista es, por tanto, responsable (…) frente al gran público, tomando en cuenta la diversidad de los intereses sociales. La responsabilidad social del periodista implica que este actúe en todas las circunstancias en conformidad con su propia conciencia ética’. Esto significa que el periodista es responsable de cómo ve la sociedad a colectivos históricamente oprimidos. Este debe ejercer su profesión de una manera ética y respetuosa hacia todas las minorías sociales.

El punto número ocho también es fundamental. En él se señala que ‘el verdadero periodista defiende los valores universales del humanismo. En particular la paz, la democracia, los derechos del hombre, el progreso social y la liberación nacional. (…) El periodista participa también activamente en las transformaciones sociales orientadas hacia una mejora democrática de la sociedad‘.

LGBT mariconesEn la profesión del periodismo va inevitablemente incluido el ser un ‘altavoz’ para las minorías. El periódico peruano La Nación es un ejemplo claro de lo que no se debe hacer. En una de sus portadas traslada como titular destacado ‘Maricones hunden a PPK’. Emplea la palabra ‘maricones’ de forma despectiva y, desgraciadamente, no es la primera vez que pasa. Este medio tiene la suficiente influencia como para hacer que sus lectores tomen por correcto utilizar esta terminología. Los medios de comunicación son líderes de opinión y deben tener cuidado con las palabras que utilizan en sus artículos. Muchas pueden ser ofensivas y desagradables.

Por otro lado, hay publicaciones que sí tienen conciencia como servicio social, como el diario El País. El periódico español publicó un minirreportaje sobre el rapero Lil Nas X y su experiencia como homosexual en la industria del hip-hop. Publicaciones como esta acercan al gran público un punto de vista positivo. Además, da visibilidad a la causa. Algo muy importante, ya que ayuda a eliminar la fobia al colectivo LGTBIQ+ y mejorar su representación en los medios de comunicación.

Otro ejemplo de un gran trabajo es la Asociación de Prensa LGTB (APLGTB). Es un grupo de profesionales de la comunicación de España, Latinoamérica y Reino Unido afines al colectivo. Es un ejemplo a seguir, ya que está haciendo el trabajo que muchos medios de comunicación no hacen o no quieren hacer. Como establecen es su página web, son ese ‘nexo de unión’ entre los medios de comunicación y las asociaciones y fundaciones LGTBIQ+. A través de talleres, charlas, debates y otras actividades dan visibilidad al colectivo.

Esta asociación colabora en múltiples proyectos, como el Instituto de Medios LGTB+ o el Manual de Estilo LGTB. Este último recoge las palabras utilizadas en el propio colectivo. El manual es una propuesta para informar de una forma más correcta. Aunque el proyecto más importante son los Premios APLGTB Stonewall, en honor a aquellos profesionales o asociaciones que trabajan por la buena representación del colectivo LGTBIQ+ en los medios de comunicación.