LAURA MACÍAS FERRERAS | Fotografía: Laura Macías |
La Universidad de Valladolid lleva tres años «rodando» con las jornadas de cine y bicicleta organizadas por la Asamblea Ciclista de nuestra ciudad. Una iniciativa que promueve la actividad sostenible, la salud y el ocio a través del séptimo arte, invitando de este modo a los participantes a reflexionar sobre cómo se gestiona este hábito en nuestra ciudad -entre otras muchas cosas-.
El pasado miércoles, 5 de abril, el Aula Magna Lope de Rueda de la Facultad de Filosofía y Letras proyectó El niño de la bicicleta. La sesión se organizó para las 19 horas, pero en algunos folletos estaba anunciada para las 20, algo que hizo que su comienzo se retrasara hasta las 19:30 por si había confusiones en los horarios.
El director de la Cátedra de Cine y vicedecano de Extensión Universitaria y Comunicación del centro, Javier Castán, abrió la sesión con datos y curiosidades sobre del largometraje. El niño de la bicicleta es una de las obras maestras de los hermanos Dardenne, habituales en Cannes, pero también de nuestra ciudad, ya que pasearon por las calles vallisoletanas en el año 1991 presentando en la Seminci La promesse, que se volvió a Bélgica con una Espiga de Oro. Además, fueron los encargados de inaugurar la 59 edición de este mismo festival con Deux tours, une nuit, largometraje protagonizado por Marion Cotillard que le valió la nominación a un Oscar. Esta semana se han colado entre nuestras paredes para contarnos la vida del pequeño Cyril.
La película narra la historia de Cyril, un niño de 11 años que se escapa del hogar de acogida donde le dejó su padre. Los hermanos Dardenne nos cuentan cómo el rechazo insistente de la figura paterna se desenvuelve en una forma de vida para un niño que se agarra a un clavo ardiendo, representado por el personaje de Samantha, como última esperanza. La bondad y la desesperación acaparan la gran pantalla para sumir al espectador en una lección moral que recorre pueblo belga a bicicleta.
Fusionando la película con el ciclismo como tema en cuestión, tras la proyección, los participantes del evento aportaron ideas y comentarios para relacionar conceptos con Carlos Méndez, portavoz de la Asamblea Ciclista, como director de la tertulia. Bélgica es un país donde es bastante frecuente el uso de este medio de transporte porque hay poco tráfico. Algo que sin duda resulta llamativo es la tranquilidad en el tránsito de la película. “Solamente tienen bicicleta Cyril y Samantha”, aportaba uno de los presentes.
Y es que, antiguamente, o tenías bici o no eras nadie, estabas fuera del grupo. “La bici es un elemento que sirve para cualquier cosa. Es un uso de niños”, se comentó.
Otra de los aspectos que llama la atención de la película es que la bici de Cyril se deja sin candar a lo largo de todo el filme. Se puede decir que desde hace 10 años se ve minimizado el robo de las bicicletas. Sin embargo, existen grupos organizados que se dedican específicamente a ello como salía en las noticias últimamente, según los integrantes de la Asamblea Ciclista de Valladolid. Alguna técnica para evitar el robo es la compra de bicicletas viejas de segunda mano y arreglarlas conservando su aspecto para que no llamen la atención.
“No toda actividad sostenible está ligada al ciclismo porque depende de la movilidad y la amplitud de las ciudades”, apunta Carlos. Pero estamos todos de acuerdo en que los pedales depuran el medioambiente, fomentan el deporte y transforman las ciudades positivamente.