David Abril | Fotografía: David Abril

Todos los indicadores objetivos así lo confirman. José Luis Cienfuegos, flamante director del festival, —en su primera edición completa al frente— cuando presentaba el Palmarés en un Salón de los Espejos del Teatro Calderón lleno a reventar, lo primero que hacía era exhibir un dato crucial: “Hemos crecido en espectadores cerca del 12% respecto a 2023”. Y es que recorrer las salas a lo largo de estos 9 días y ver cómo se llenaban en cada sesión, desde las que empezaban a las nueve de la mañana hasta las de las diez y pico de la noche, ha sido un gozo que debe enorgullecer a todos.

En esta edición número 69, la Seminci comienza una nueva etapa. Estamos en 2024 y la Semana Internacional de Cine de Valladolid ha estrenado imagen, sintonía propia, suma 1 día más a su duración, se actualiza, se impulsa hacia la modernidad digital y añade a su marca un imprescindible apellido, International Film Festival. Una de estas novedades ha sido sin duda destacada por el público, que ha acudido en masa a sus proyecciones: es la nueva sección no competitiva «Constelaciones». Recogiendo un puñado de las mejores cintas en otros festivales, permite ver en Valladolid la calidad del cine de autor antes que nadie.

LA GANADORA

La ganadora este año de la Espiga de Oro ha sido Misericordia, una película francesa de Alain Guiraudie, que también obtuvo el Premio Miguel Delibes al mejor guion. Es una comedia rural negrísima y osada que se maneja en un cifrado moral bastante inquietante, juega con los misterios que los personajes esconden y al mismo tiempo divierte, de hecho, tiene bastante gracia. Pero es demasiado premio, aunque el jurado soberano ha pensado que los riesgos y recovecos de esta historia merecían elevarse al olimpo de la espiga dorada.

La sección oficial ha tenido un buen nivel, cine interesante y atractivo, con una media que roza el notable. El jurado ha repartido premios a películas que están en esa media y ha olvidado otras, pero ha contentado a todos, aparentemente. Tanto en la lectura del palmarés como en la gala de Clausura los galardones han sido recibidos con aplausos, educados, pero sin entusiasmo, o sin el entusiasmo de otras ediciones en las que la convicción general por una película era sentida y premiada también por los jueces.

OTROS PREMIADOS

La Espiga de Plata (ex aequo) ha sido para Stranger eyes, de Singapur, y para la española Polvo serán, de Carlos Marques-Marcet. El Premio a la Mejor Dirección para Black dog, de China, con su imponte retrato casi apocalíptico envuelto en poéticas imágenes fotografiadas magistralmente, y tiernas e increíbles actuaciones perrunas dignas de premio. En cuanto a la interpretación, el galardón a la mejor actriz recayó en Laura Weissmahr por Salve Maria, de Mar Coll. Un thriller sobre la maternidad arriesgado y sobrecogedor. En cuanto a los actores el premio fue (ex aequo) para los noruegos Jan Gunnar Røise y Thorbjørn Harr por Sex, una inteligente comedia cargada de preguntas y reflexiones sesudas.

El importante Premio del Público fue para Bob Trevino likes it de la directora Tracy Lemmon. Cine independiente americano de primer nivel, entrañable y auténtico, con el gran John Legizamo en una de las mejores actuaciones de su carrera. En este apartado, que patrocina El Norte de Castilla, hay que destacar también el segundo puesto de la sencilla y delicada película Iraní Mi postre favorito. El Premio Fipresci, que otorga la prensa internacional, dio la sorpresa premiando a la americana Christmas eve in Miller’s point, una discreta comedia familiar bastante convencional a la que no le falta tópico navideño.

UN OLVIDO Y DOS PRIMICIAS

Todo esto entraría dentro una cierta normalidad en los premios si no fuera por un claro despiste, irónicamente, permítanme. The Brutalist, la película americana de Brady Corbet, ha desaparecido del palmarés. Es como si a alguien se le hubiera olvidado poner el cartelito de “Fuera de concurso”, para que el público la disfrutara sin tener que ser escrutada por un jurado. Pero estaba, estaba en la competición. En adelante veremos su escalada, convirtiéndose, si no lo es ya, en una de las películas del año. A buen seguro entrará a formar parte en las nominaciones a los premios más importantes de la industria cinematográfica.

Hay que destacar las proyecciones especiales, sobre todo dos. Sabiendo el esfuerzo y los dolores de cabeza que causan en el equipo de Seminci, es de agradecer optar al privilegio de poder ser de los primeros espectadores en ver ciertas producciones. La magnífica serie de Rodrigo Sorogoyen Los años nuevos y el excepcional debut en la dirección de C. Tangana con el documental La guitarra flamenca de Yerai Cortés, pasaron por Valladolid en primicia, llenando las salas y dejando el rastro del éxito que tendrán cuando se estrenen.

La 69 edición de una Seminci viva, plagada de novedades, aciertos y éxito de público lanza al festival hacia el futuro, la modernidad. Además, lo expande aún más hacia la internacionalidad y hacia un 70 cumpleaños en 2025 para el que hay que empezar a trabajar y a celebrar desde ya mismo.