CRISTINA MARTÍN SÁNCHEZ | Fotografía: Cristina Martín |
A los pies del río Esgueva, que da lugar a su nombre, lleno de jóvenes promesas con sueños e ilusiones por crecer y llegar a lo más alto o simplemente por superarse así mismos, se encuentra el Centro de Tecnificación Deportiva Río Esgueva. Deportistas amateurs y profesionales llenan durante los 365 días del año sus instalaciones. Algunos, como María Cisneros, quien combina sus estudios de Ingeniería de Organización Industrial en la UVa, con su pasión, el atletismo. Otros, como Leoncio Alarcia, entrenador de esgrima, lleva 28 años dedicándose a formar. Ellos son sólo una parte de todos los que hacen crecer y dan forma a esta institución, que hace poco más de un año alcanzó la categoría de Centro de Alto Rendimiento.
La Calle del Cementerio, en Valladolid, lleva a uno de los lugares con más vida y deporte de la ciudad. El ya centro de Alto Rendimiento río Esgueva, alcanzó esta categoría en julio de 2016. Hasta entonces y desde su primera clasificación en 1998 fue considerado como Centro de Tecnificación Deportiva (CTD). Con él, ya son seis los CEAR, el de la ciudad vallisoletana se suma al de Madrid, Sevilla, Santander, Mallorca y León.
Las instalaciones cuentan con 42.359 metros cuadrados, dedicados a la mejora del rendimiento deportivo. Una superficie en la que hay residencia de deportistas, aunque las plazas son limitadas, 120. También alberga dos piscinas cubiertas, y una al aire libre, dedicada a la competición, un pabellón polideportivo con diversos espacios para distintas disciplinas deportivas y el pabellón de gimnasia. Además de distintos espacios auxiliares donde llevan a cabo diferentes entrenamientos. Todo lo necesario para desarrollar los 22 programas deportivos de tecnificación que reconoce el Consejo Superior de Deporte.
Esgrima, kárate, atletismo, balonmano, baloncesto, judo, bádminton, natación, rugby, voleibol, tenis de mesa, salvamento y socorrismo, piragüismo y gimnasia son las modalidades deportivas que se desarrollan.
El atletismo es uno de los deportes que más adeptos tiene. La “pista morada”, como la llaman, uno de los espacios más transitados. Fue inaugurada tras su renovación en 2010 y consta de 8 calles, antes de la reforma tenía 6. Un número que impedía que en ella no se pudieran celebrar competiciones oficiales nacionales e internacionales ya que no cumplía los requisitos establecidos para ello. Un camino que han recorrido numerosos deportistas, sobre todo desde 2011, pues fue en ese año cuando se optó por ampliar servicios y acercarlos al público aficionado.
María Cisneros es una asidua a estas pistas, compite en nivel élite y se prepara para los campeonatos de España. Inició el camino en el mundo del atletismo en tercero de la ESO, en León, ciudad de la que procede. “Todos los profesores, en las pruebas de velocidad de educación física me animaban a apuntarme a atletismo, por mi velocidad”, confiesa. Pero el recorrido hasta llegar a ello resultó ser una carrera de fondo. “El lugar de entrenamiento estaba lejos de casa, mis padres no me podrían llevar. Recuerdo que una amiga, que hacía atletismo colgó una foto. Yo la vi, me puse a llorar, porque quería hacer atletismo. Al año siguiente me apunté e iba en bici”, relata. Entrenando 8 horas a la semana. “Fue un cambio muy brusco, tenía que hacer gimnasio, series largas. Me agobié, porque fue mucho para mí”, relata. Cuando llegó a Valladolid tenía claro querer compaginar su deporte con los estudios de ingeniería de la Organización Industrial. Descansa dos días a la semana, pero cuando lo hace, el tiempo le resulta “eterno”. Entrena en grupo compuesto por 10 personas, de las cuales 3 son chicas. Su reto es seguir la formación y prepararse para entrar en el campeonato absoluto y estar en el universitario, con la UVa en el mes de abril, en Cartagena. “El absoluto es lo más”, dice, “son 7.85 segundos, y yo tengo 7.90 segundos (en los 60m). Pretendo llegar esta temporada a él, pero es difícil”.
Los programas desarrollados para triatlón ,rugby, piragüismo y esgrima fueron también unos de los impulsores para lograr la clasificación de Alto Rendimiento.
En una de las salas, en la segunda planta de las instalaciones, con chandal rojo y dando instrucciones a la tiradora del Valladolid Club de Esgrima (VCE), Dora Kiskapusi, se encuentra Leoncio Alarcia, el que fue Premio al Mejor Entrenador en la tercera edición de los Premios Pódium del deporte de Castilla y León. Alarcia lleva 28 años en la profesión, y por sus manos han pasado muchos deportistas. En esgrima trabajan en grupos de 20 personas y en individual. “Es un deporte que gasta mucho tiempo con poco rendimiento personal”, expone al terminar el ejercicio. “Un entrenador de esgrima gasta 40 minutos con una persona, eso exige que haya bastante personal”. Gestiona la instrucción por grupos con los más pequeños y “los que tienen aptitudes y actitudes”, pasan a entrenar individualmente. “Los entrenamientos normalmente son por la tarde. Si Dora fuera profesional de la esgrima, entrenaría por la mañana, por la tarde, habría fisioterapeutas, médicos. Lo que tiene la gente contra la que se enfrenta ella. Ella es una amateur, que se enfrenta a profesionales, lo que suele pasar en este país”, explica.
Las 22:15 es la hora de cerrar la pista, reposar el agua, soltar la espada, apagar la luz, volver a casa y encender los sueños. Hay 365 días al año para lograrlo.