YOLANDA FERNÁNDEZ BLANCO | Fotografía: Pixabay | Imagen: UVa |
El taller de sensibilización sobre la mutilación genital femenina comienza a las 18:00 horas del miércoles 6 de febrero. Se desarrollará en el anfiteatro López Prieto de la Facultad de Medicina de Valladolid, en conmemoración del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. La actividad es gratuita con una hora de duración aproximadamente.
La mutilación genital femenina o MGF abarca todas las intervenciones que conllevan la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos, incluyendo las lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos.
A nivel internacional, se considera que la mutilación genital femenina atenta contra los derechos humanos fundamentales de mujeres y niñas, ya que las víctimas son mujeres y casi siempre menores de edad. Se valora que más de tres millones de niñas son propensas a ser sometidas a la MGF cada año. Como consecuencia viola los derechos del niño; los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física; el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes; y el derecho a la vida en aquellos casos donde el procedimiento conlleva la muerte. Además, revela la curtida desigualdad entre sexos y una forma de discriminación extrema de la mujer.
La mutilación es habitual en las regiones occidental, oriental y nororiental de África; en países de Oriente Medio y Asia; y entre los migrantes de esas zonas geográficas. Más de 200 millones de mujeres y niñas han sobrevivido al procedimiento en los treinta países de África, Oriente Medio y Asia donde se concentra esta práctica. La MGF se trata de un problema a nivel mundial.
Los circuncisores tradicionales son quienes suelen practican la MGF y se encargan habitualmente de la asistencia al parto, así como de otras tareas de gran importancia en sus comunidades. En otras localidades, los proveedores de asistencia sanitaria realizan el procedimiento al creer erróneamente que los riesgos disminuyen si se hace bajo condiciones medicalizadas. No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de los riesgos derivados de estas intervenciones:
- Algunas de las consecuencias a corto plazo son hemorragias, fiebre, problemas urinarios, inflamación de los tejidos, estados de choque e, incluso, la muerte.
- A largo plazo pueden darse infecciones urinarias; problemas vaginales, menstruales y sexuales; y trastornos psicológicos, entre otros.