Iris Núñez Fulgueiras | Imagen: Pixabay
Teresa Gema Martín nació en una familia principalmente de hombres, en la que nunca sintió que se la limitara nada por ser mujer. Pero cuando salió de su entorno familiar y se adentró en el laboral empezó a sentir un trato distinto. A raíz de ello, su gran inconformismo y su carácter la llevaron a luchar contra esta desigualdad entre hombres y mujeres y, tras 20 años de investigación sobre estudios de género, hoy es miembro de la Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid y creadora y directora del proyecto ComMujeres.
Además de ser profesora, eres miembro de la Cátedra de Estudios de Género de la Uva, ¿en qué consiste exactamente la cátedra?
La Cátedra de Estudios de Género somos un grupo de personas miembro que, por nuestro conocimiento, por nuestra experiencia y por nuestras investigaciones, sentamos una base sólida sobre los estudios de igualdad de género. Es decir, investigamos y trabajamos la igualdad de género. Yo, por ejemplo, investigo la mujer en la comunicación. Empecé estudiando la mujer en publicidad y también tengo un libro sobre cómo se trata y de debe tratar la violencia de género en medios, seguramente el primero que se hizo en España (ya acabado en 2010, actualizado y publicado de nuevo en 2017). En este momento, ya por evolución, estudio la mujer en el nuevo entorno digital, la comunicación digital y la imagen de la mujer en las redes sociales. También cómo los jóvenes y adolescentes estáis ante esto. Estudio la nueva creación de contenidos y los usuarios y usuarias ante ellos.
¿Cuándo surge esta Cátedra? ¿Cómo llegaste a formar parte de ella?
Nació en el 2000, con lo cual tiene ya 23 años, es de las primeras Cátedras de estudio de género que se hacen a nivel nacional, con lo cual nos podemos sentir orgullosas. Bueno, se hizo por iniciativa de la Junta de Castilla y León con la Universidad de Valladolid; se vio que aquí había personas pioneras en el tema de género y con bastante investigación en el ámbito de género y de igualdad. Entonces se decidió que la UVa tenía suficiente profesorado como para sentar Cátedra en estos temas.
Para formar parte de la Cátedra tiene que haber dos personas miembros que observen lo que tú estás haciendo en género y te propongan como nueva miembro .Yo, por ejemplo, no sabía ni que se podía ser miembro de la Cátedra de Estudios de Género. En mi caso, fue Alicia Puleo, que es la primera directora de la Cátedra de Estudios de Género y una de las representantes del feminismo español más importantes que tenemos a nivel nacional, la persona que a mí me dijo que, por lo que estaba estudiando e investigando, ella creía que tenía que ser miembro de la Cátedra, lo cual para mí fue todo un orgullo. Luego, Mari Carmen Alario, también otra reconocida investigadora de la Cátedra, apoyó esta propuesta. Tiene que haber dos personas que avalen tu trabajo e investigación en temas de género.
¿Cómo crees que ha influido la Cátedra o vuestra labor dentro de las aulas de la Universidad?
Creo que no ha influido lo suficiente. Considero que porque no nos hacemos ver lo suficiente, ni tenemos suficiente fuerza en la propia Universidad de Valladolid. Es fundamental que la Cátedra realice acciones hacia el alumnado para que se sensibilice con la necesidad de la igualdad de género, lo cual conseguimos en muchas ocasiones. Sí que creo que la Cátedra ha visibilizado la desigualdad de género, la ha investigado y la estamos llevando a determinados campus; al menos el debate y la reflexión sobre la igualdad de género, pero creo que todavía deberíamos hacer mucho más.
¿Como profesora, percibes mucha desigualdad en la Universidad?
Yo como profesora y sobre todo, con 20 años investigando en este ámbito, he notado que el feminismo goza de mala salud en cuanto a imagen. Creo que cuando antes hablaba de temas de igualdad de género y lo explicaba, el alumnado me entendía y lo compartía. Ahora cuando hablo de temas de feminismo, automáticamente se lo llevan a lo político, a veces no lo entienden, o no lo quieren entender, no lo reflexionan. Hay gente que se cree lo popularmente oído en determinados ámbitos políticos y directamente lo rechaza, sin plantearse la verdad del tema, las consecuencias y el porqué de los hechos y estas teorías.
Entonces creo que hay, como nunca antes, un mal entendimiento de la palabra feminismo. Quizá hemos tenido hasta un retroceso ya que hay gente joven que sí lo apoya de verdad, pero también hay gente que la rechaza como nunca, y eso lleva pasando cuatro o cinco años. Yo llevo trabajando 20 años y, el rechazo que me encuentro ahora, incluso la agresividad a veces hacia mi persona, no me lo había encontrado nunca.
Ya que estudias, sobre todo, la igualdad de género en el mundo digital, ¿crees que las redes sociales han influido a esta nueva percepción del feminismo?
Las redes han sido mortales para el avance de la igualdad en la imagen de la mujer y en género. Llevamos años trabajando, intentando hacer campañas que transmitan una imagen de igualdad, intentando romper con los estereotipos de belleza: de mujer perfecta, de mujer Super Woman… Y habíamos conseguido que los medios de comunicación desde el ámbito del periodismo y desde la publicidad respetarán más la igualdad de género. Y, cuando han nacido las redes sociales, adiós a todo. Porque las redes sociales las crea y las consume un público que no está formado en igualdad. Comunica y persuade desde una creación totalmente desigual y reflejando roles y estereotipos que rompen lo logrado. Si observando a las personas líderes en redes, las mujeres siguen liderando en ámbitos del estereotipo de la belleza y del ámbito de lo privado, y los hombres imperan más en agresividad, videojuegos, competencia y liderazgo. Nosotras triunfamos más en redes como Instagram, donde solo ves una foto. Y ellos triunfan más en lo audiovisual, que tiene bastante más negocio. Ellos ganan muchísimo más dinero que la mujer, lo que supone que en este nuevo espacio lideran también económicamente.
¿Cómo animarías a las nuevas generaciones, de mujeres sobre todo, a continuar con vuestra labor en en igualdad?
Bueno, lo primero es que no se relajen. El problema es que la gente joven se cree que la igualdad ya está conseguida. Toda la libertad de la mujer se pierde cuando nos relajamos y creemos que la tenemos lograda, por lo que creo que debemos estar alerta.
Las mujeres en este país nunca hemos sido presidentas, por algo será. Las mujeres en este país no lideramos las empresas, por algo será. Las mujeres en este país no estamos en los puestos de liderazgo, por algo será.
Planteémonos que algo pasa en la sociedad cuando la mujer no está al nivel del hombre. Y, de verdad, que ir hacia atrás es muy fácil y llegar hasta donde hemos llegado nos ha costado mucho.
También eres creadora y directora del proyecto ComMujeres, ¿en qué consiste exactamente?
Visto que el mundo digital nos trataba tan mal y no se nos estaba dando protagonismo, pensé: ‘bueno, pues vamos a crear un proyecto que hable de estos temas; de qué está pasando con la mujer en la comunicación digital, que dé visibilidad a mujeres que trabajan bien en la comunicación digital, esas mujeres que crean contenidos que ayudan a la igualdad y creativos’. También hablamos de mujeres ciber feministas. Estas mujeres que de alguna manera utilizan el campo digital para dar visibilidad a los problemas feministas.
Entonces digamos que es un proyecto que intenta dar visibilidad a la mujer en el entorno digital, dar protagonismo a mujeres que lo merecen y han quedado invisibilizadas, especialmente de la comunicación y digital.
¿Y cómo puede colaborar, tanto gente de la Universidad como gente externa, con el proyecto?
Pues sería que se pongan en contacto con nosotras. A través de Instagram, Twitter o nuestra web. Entre las tareas que nos quedan sin cubrir, que son muchas, podrían elegir el que más guste para colaborar.