ÁLVARO SAMAHA GALLEGO | Fotografía: Ainhoa de la Huerga |
Hace pocos años, se empezó a popularizar una nueva forma de ocio. Un juego basado en pruebas y diferentes puzzles. Todo ello con el objetivo de salir en menos de 60 minutos de la sala o salas en las que se encuentran encerrados los participantes. Sí, estamos hablando de las escape rooms.

A día de hoy, se han convertido en la ‘atracción’ favorita de muchas familias y jóvenes. En un principio eran solo eso, salas recreativas, en las que los participantes interactuaban con algunos objetos para poder acceder a la siguiente sala y así escapar. Pero, con la gran aceptación del público y su rápida expansión e implantación en muchos países, se crearon nuevas escape rooms con diferentes temáticas. Estas podían tener ambientación de terror, futurista, de aventura entre muchas otras. O bien estarlo en un hecho histórico, como la escape room de la que vamos a hablar, ambientada en el Titanic.
Para los interesados y curiosos, esta escape room la ha creado el Museo de la Ciencia de Valladolid con motivo de su reciente exposición ‘Titanic: The reconstruction’. Debido a las circunstancias ocasionadas por el COVID-19, se realiza de manera virtual. Puede participar todo aquel a partir de 12 años, por lo que se puede hacer en familia o con amigos.
Su inauguración coincidió con el 109 aniversario del hundimiento del Titanic, la noche del 14 al 15 de abril de 1921. El acceso es muy sencillo, se realiza a través de la página web del Museo de la Ciencia y la entrada es totalmente gratuita.
Para quien le haya llamado la atención o esté interesado en hacerla, puede ver aquí el argumento del escape room. ‘La protagonista, Violet, está basada en la figura real de Violet Jessop, quien fuera una integrante de la tripulación que sobrevivió a tres tragedias marítimas en el siglo XX: la colisión entre el Olympic y el Hawke, en 1911; el hundimiento del Titanic, en abril de 1912; y el naufragio del Britannic (su barco gemelo) en 1916. Como no podía ser de otra manera, la trabajadora se encuentra de nuevo en apuros. Así, a través de sucesivas pantallas, los jugadores deberán ayudarla a escapar del Museo y sobrevivir a un nuevo naufragio. Para ello deberán usar su intuición, descifrar acertijos, resolver problemas y seguir diferentes pistas. Una herramienta educativa diferente que pondrá a prueba los conocimientos científicos y la agilidad mental de los participantes.’
Esta escape room es una buena forma de interactuar y aprender al mismo tiempo. Además de probar un método distinto al habitual de hacer un espacio como este. Se podrá disfrutar hasta el 31 de mayo, que desaparezca de la página web del museo.