Estío, otoño, universidad

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La Uva  en campaña contra las novatadas
CLARA NUÑO GÓMEZ Y RUBÉN VEGA JUSTO

Fotografías: C. Nuño y R. Vega

Las clases universitarias comienzan, un año más, en Valladolid. El nuevo curso da la bienvenida a aquellos que anhelan triunfar en el oficio elegido, cualquiera que este sea. Las distintas facultades vuelven a acoger a esas personas que, con toda su ilusión, dejan sus ciudades -incluso, sus países- para cursar los grados que ofrece la UVa. El verano se acaba para los estudiantes que -según dicen- son el futuro de España, pero que, en ocasiones, acaban trabajando en un McDonalds o se ven obligados a marcharse a otro país. Se presenta ante ellos un arduo pero satisfactorio sendero en el que se pondrán a prueba todas sus capacidades.

La vida de un chico de 18 años que deja su ciudad -con todo lo que eso conlleva- puede no ser sencilla. Ante su inexperiencia doméstica, los padres suelen optar las tan manidas residencias universitarias. Pero, en algunos casos, vivir en ellas se hace aún más difícil al tener que enfrentar su tradición más polémica: las novatadas.

Las novatadas son consideradas por muchos un “rito de iniciación” en el que los veteranos “secuestran” a los novatos para exigirles obediencia. No todos piensan así. El debate está servido.

Hay que decir que estas prácticas varían mucho según el lugar en que se practiquen. En algunas residencias, este culto se dilata durante un agónico mes, donde para muchos se roza -sino supera- el límite de la vejación y la humillación. Podría ser, en fin, un reflejo a pequeña escala del abuso de poder que ha estado ejerciendo el ser humano durante siglos. Cuando alguien acostumbrado a no ser nadie se ve en una situación de poder frente a otro individuo, tiende a abusar del mismo, a reafirmar su posición, generalmente ridiculizándole.

El punto de vista con más adeptos es el que Jorge Francés, presidente de Asociación de la Prensa de Valladolid (APV), manifestó ante nuestros micrófonos: «Una fiesta de bienvenida para pasarlo bien puede ser muy positiva. Una juerga denigrante para reírse de los nuevos me parece intolerable y fuera de lugar en una comunidad universitaria que debería dar ejemplo de civismo y respeto al resto de la sociedad”.

Cartel editado por la UVa con respecto a las novatadas

Lejos de las opiniones más extremas, que se mueven desde el civismo exacerbado hasta impregnarse de ciertos tintes de salvajismo, la Universidad de Valladolid ha tratado de mostrar de manera gráfica una tercera vía: existe la posibilidad de pasarlo bien y conocer a gente sin caer en la humillación. Se trata de un cartel que pretende cambiar -o, al menos, suavizar- ese rito de iniciación a la vida universitaria por otro que suscite menos reservas, que diluya la jerarquía.

Fijando el objetivo en el entorno más cercano, en la Facultad de Filosofía y Letras, podemos apuntar que una de las prácticas más comunes en estos primeros días lectivos consiste en subir a los novatos al estanque a que realicen diversas pruebas (como se puede apreciar en la siguiente fotografía), corriendo el riesgo de sufrir un accidente. Ensuciar a los noveles con diversos productos -como harina, agua, vinagre e, incluso, casquería- es otra de las actividades más extendidas. Por último, también son comunes las pruebas en las que chicos y chicas deben actuar en situaciones comprometidas (se suele instar a que los novatos viertan nata en el vientre de otro compañero para, después, ingerirla; así como a bailar acaloradamente en parejas).

La diversidad de opiniones no solo está patente entre las instancias más altas de la Universidad y la profesión, también entre aquellos que pueblan las aulas. Algunos han querido alzar la voz tanto en defensa como en reprobación de este rito. No desvelaremos sus nombres.

L. S. M.: “Los años de universidad dicen ser los mejores de la vida y, supuestamente, sales siendo una persona “cultivada”, así que la mejor forma de empezar es al más puro estilo animal. No obstante, he de reconocer que el año pasado acudí como “novata” y me divertí porque iba con varias ideas claras: somos libres de ir o de no ir, de ser más animales o más personas, pero la libertad no la garantizan las leyes (que también), la libertad es tener capacidad mental para decidir y opciones en la realidad para decir no”.

J. S. G.: “Desde mi punto de vista, las novatadas que nosotros hemos hecho no han humillado ni vejado a nadie; si fuera así, lo hubiéramos sabido y encontraríamos el rechazo de los alumnos de primero. Sin embargo, las novatadas no son obligatorias para nadie, no son más que una mera introducción entre los alumnos y, en mi opinión, se tendría que poner en tela de juicio las novatadas de otros sitios y carreras donde sí ha habido problemas gordos”.

A. R. M.: “El nuevo curso implica otra jornada de polémicas novatadas. Ahora están prohibidas, pero ¿no sería mejor regularlas? He escuchado ciertas “artes” de esta práctica que me parecen incluso denunciables. Y si se hacen de una forma sana, ¿qué? Sinceramente, uno de los días más felices que recuerdo en esta aventura académica fue el día de novatadas. Y no el que las preparé para unos noveles asustadizos, sino el día que las viví en mis propias carnes”.

Confrontar opiniones, generar debate, adquirir una actitud crítica… conceptos que se repetirán hasta la saciedad en las aulas de Periodismo a lo largo de los próximos meses. Herramientas que hemos intentado emplear para analizar la polémica que, un año más, empaña el inicio del curso de tantas universidades. Polémica que obliga a dejar para un recurrente «más tarde» cuestiones que nos preocupan mucho más, preguntas tan sencillas como «¿y ahora qué?». Caminaremos a vuestro lado para descubrirlo.