BELÉN RODRÍGUEZ FERRERO | Fotografía: Pixabay |
Según la RAE, una fobia es el ‘temor angustioso e incontrolable ante ciertos actos, ideas, objetos o situaciones, que se sabe absurdo y se aproxima a la obsesión’. Asimismo, el colectivo LGTBIQ es un colectivo de personas lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer. Estos términos sirven para definir a algunas de las diferentes orientaciones sexuales que existen. Por tanto, la LGTBIfobia es el temor absurdo a este colectivo, lo cual se manifiesta en odio.
La orientación sexual es distinta al género. Se refiere hacia quién se ve atraída una persona, ya sea romántica, emocional o sexualmente. Y la pregunta es: ¿por qué algunas personas tienen fobia a otras por el hecho de tener una orientación sexual diferente?
Las personas que pertenecen a este colectivo sufren, en ocasiones, acoso e incluso amenazas. A veces a una edad muy temprana. Ocurre porque muchos no respetan el mero hecho de que otros tengan una orientación sexual diferente a las suya.
A las víctimas de LGTBIfobia les invade la inseguridad y la incertidumbre al recordar todos los titulares que aparecen en la prensa sobre delitos de odio. Noticias que narran como otras personas en su misma situación son víctimas de asesinatos o brutales palizas. Estos casos bajan la autoestima de los miembros del colectivo. Además, provocan que otros tarden más tiempo en hacer pública su sexualidad, pues tienen miedo a la aceptación que tendrá en la sociedad.
Cada vez son más los centros que celebran eventos el día 17 de mayo con motivo del Día Internacional de la LGTBIfobia. Un evento que significa una apuesta por la diversidad en las escuelas. Muchas son las escuelas que organizan talleres para que ninguna persona joven se sienta cohibida por su orientación sexual. Y, de esta forma, provocar que los alumnos siempre se vean animados a mostrarse tal y como son, sin miedo al acoso o la violencia.
A pesar de ello, aquellos ya pertenecientes al colectivo y que se han sentido reprimidas injustamente desean que exista una asignatura de educación a la diversidad sexual. Esta debería tener dos finalidades distintas para ellos. La primera es que los alumnos puedan mostrarse a sí mismo libremente y sin temor alguno a ser juzgado. La segunda, inculcar el respeto y tolerancia a las personas no pertenecientes a este colectivo.
Es cierto que ha habido un gran progreso a lo largo de los años. Sin embargo, aún queda un gran camino por recorrer en lo que resta de siglo XXI. Es difícil de llevar a cabo, pese a ser algo muy obvio: solo se trata de entender que todo el mundo tiene derecho a ser feliz. Algo que no depende de su género.