Vicente Sánchez: «Antes que trabajar gratis para nadie, trabaja gratis para ti mismo»

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Cansados de ver cómo su profesión pierde dignidad y respeto cada día, y con la esperanza de convertir el mundo en un lugar más amable, dos jóvenes de 23 años deciden viajar a Israel y Palestina, pues como el propio Vicente Sánchez nos cuenta: “tienes que viajar, moverte, vivir con la gente”. Y es que, “no puedes contar una realidad si no conoces su contexto.

La historia de Vicente comenzó poco tiempo antes de esta entrevista, durante su experiencia Erasmus. Fue entonces cuando se dio cuenta de que quién no tenga la posibilidad de conocer lo que hay fuera, no puede ampliar su punto de vista. No en vano, viajando por Europa con el método del autostop, durmiendo en casa de gente que no conocía, visitando países en los que nunca había estado, fue como Vicente encontró su vocación, su camino dentro del periodismo. Así surgió ‘Perdidos por la Tierra‘.

Esta especie de distanciamiento de la profesión que hasta el momento le apasionaba supuso un antes y un después en la carrera de nuestro alumno protagonista. En ese momento decidió que debía volver a Oriente Medio, esta vez con un proyecto periodístico bajo el brazo, para dedicar dos intensos meses a una tierra por explorar.

La forma de trabajar de Sánchez es totalmente rompedora, pues desprecia las informaciones de las grandes agencias internacionales que “ofrecen información oficialista, aséptica y sin matices”, así como las noticias de los grandes medios de comunicación que, “por falta de interés o de medios para enviar corresponsales, recurren a estas informaciones y se limitan a hacer refritos o, simplemente, a copiar y pegar”. Para Vicente, el peligro que supone esta forma de informar es que “alguien puede obtener datos sin saber en qué situación está la gente o qué es lo que pasa de verdad”.

La renovación periodística que defiende el entrevistado parte de la idea de “arriesgarse más», dar más libertad al periodista que está cubriendo un acontecimiento en cualquier lugar del mundo, gastarse dinero en mandarle a ese lugar si considera que es importante «y no solo considerando como tal aquello que sale en el prime time de la televisión», y, sobre todo, en dejar que el profesional «conviva con una familia autóctona durante un mes o mes y medio”.

El joven recuerda además que su método no es tan revolucionario e innovador como parece, y que hace treinta o cuarenta años era el periodismo que se practicaba: “Kapuscinski, por ejemplo, era un periodista que estaba 3 o 4 meses en cada sitio, y había días y días en los que no obtenía información… Pero le seguían pagando.”

Llegados a este punto, la pregunta quizá sea qué límite o hasta dónde puede un periodista involucrarse en la realidad que está contando. Vicente se sincera: “Estos son debates que uno mismo se plantea.” Sin embargo, desde su punto de vista,para poder entender algo tienes que vivirlo sin actuar como un mero espectador. No puedes explicar el hambre si no has pasado hambre, y no puedes explicar un conflicto si no estás dentro del conflicto.

En conclusión, según el protagonista de esta entrada, “tienes que tener muy claro que no tienes por qué hablar ni bien ni mal de un hecho aunque estés conviviendo con ese algo. Lo importante es ser honesto contigo y con la gente que va a leer la información, contar de verdad lo que tú has visto y ser riguroso.

Defensor  y creyente de lo que denomina «neoruralización», según Sánchez lo que se está produciendo en el siglo XXI no solo se debe a una crisis económica, sino que aparece vinculado al declive del sistema occidental: “La civilización está cayendo en picado tanto en valores como en economía, el sistema capitalista se está derrumbando poco a poco, el imperio americano está cayendo y está aumentando el poder de los países de Oriente Medio. A esto hay que sumarle una crisis energética.

Durante la charla con inform@UVa, el estudiante de Periodismo nos explica que “aunque el mundo rural entró en decadencia porque la vida en la ciudad ofrecía muchas más comodidades, ahora tenemos la posibilidad de volver a ese mundo con unas condiciones que no se habían dado nunca, con la posibilidad de aprovechar la era de la información, la era de la sociedad en red y la era de las nuevas tecnologías.” Por ejemplo, en la actualidad se pueden crear hogares autosuficientes gracias a la bioconstrucción.

En cuanto a los planes de futuro de Vicente, por el momento se encuentra trabajando junto a su compañero de aventuras en el bruto del documental que grabaron en Israel y Palestina, sin descuidar el libro de fotografías que tiene entre manos, ni la intención de recopilar más información para poder lanzar un proyecto de crowfunding y autofinanciarse.

«Compañero, ¿qué ocurriría si algún medio estuviese interesado en comprar vuestras informaciones?», le preguntamos.

Isi y yo tendríamos el gran debate de nuestra vida. Si un medio de comunicación no nos pone trabas y nos deja hacer lo que nos dé la gana, no sé hasta qué punto sería una contradicción aceptar la oferta de aquellos a los que estamos criticando. De todos modos, es poco probable que eso pase, así que prefiero no planteármelo”, nos cuenta entre risas.

Finalmente, este joven que no se ve en la posición de dar consejos a nadie, aporta su caso como experiencia recomendable para los alumnos de la titulación: “tal y como están las cosas, antes que trabajar gratis para nadie, es preferible trabajar gratis para ti mismo”. Para producir este cambio en la mentalidad de los universitarios, eso sí, pide que en las facultades se enseñe a pensar para que los centros «sean de debate y no de adoctrinamiento, para enseñar a cada uno su propio método para encontrar la verdad… Si es que eso es posible.»

Como despedida, el joven incide en la idea de que la historia «es el progreso», de que «el periodismo que viene ahora quizás sea el que tenemos que hacer y no el que se estaba haciendo antes».

Por: María Álvarez Escalante

Fotografía: Maje Muñiz