“Antes de poder hablar con nosotros las familias de los represaliados pasaron más de 70 años con miedo a expresarse”

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Así lo contaba esta mañana Julio del Olmo, Presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid en la mesa redonda celebrada en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid”.

La mesa redonda estaba compuesta además por José Alfonso y Rosa Calleja, testiimonios orales y miembros de la Asociación, Ana Fuertes, investigadora de la Univ. Complutense de Madrid y el profesor de la Univ. De Valladolid Carlos Rafael López como moderador.

José Alfonso vivió los años más duros de la represión. Entre Agosto de 1936 y Febrero de 1937 la mayor parte de su familia fue asesinada, y él fue trasladado a distintos hospicios y colegios de la provincia apartado de su familia. “Cuando veía a mi madre no iba a ver a mi madre, iba a ver lo que llevaba en la bolsa para comer, porque me mataban de hambre. La educación que recibí fue tan desastrosa que hasta los 14 años pensé que iba a ser un delincuente. No me di cuenta de que era una persona libre hasta los 21 años”. Para él, lo más duro es que “no dejaron ni un solo rastro de mi familia”.

Rosa Calleja perdió a su abuelo, y gracias a los testimonios orales y a la investigación de la Asociación logró exhumar su cadáver de una fosa común. Fue la primera exhumación que realizó la Asociación, en el año 2002. Su abuelo y 8 represaliados más fueron asesinados y abandonados en una cuneta. El alcalde y los habitantes de Valdestillas trasladaron los cuerpos al cementerio municipal, donde fueron enterrados junto a una cruz con sus nombres. Gracias a esto Rosa pudo encontrar a su abuelo. “El no saber donde están sus seres queridos es lo que mas sienten las familias”.

La historia de Julio del Olmo es bien distinta. La mayor parte de su familia pertenecía al bando de los sublevados. Su abuelo tuvo nueve hijos y tres de ellos lucharon en el frente. Uno de ellos estudiaba para sacerdote y muere en el frente cuando toman Barcelona. “El Gobierno franquista quería enterrarle en el Valle de los Caídos como un héroe de los sublevados, pero mi abuela se negó”. Otro, militar profesional, decide mantenerse fiel al estado democrático en Madrid, y asciende así hasta el cargo de Comandante. Al finalizar la guerra logra huir hasta Francia. Cuando regresa a España es condenado a dos penas de muerte por su cargo militar, pero gracias a la fuerte tradición derechista de su familia consigue no ser fusilado y pasa poco tiempo en prisión. Otro de los hermanos -el padre de Julio- acudió al frente como voluntario cuando tenía 17 años en lugar de su hermano mayor. Tal y como relata Julio del Olmo: “mi padre no hablaba de la guerra. En una de las pocas conversaciones que tuve con él sobre la guerra me dijo: ‘Yo estuve 22 meses para que ganaran los de siempre‘”.

El Presidente de la ARMH de Valladolid ha hablado también sobre la importancia de los testimonios orales a la hora de investigar los casos de represión. En este sentido, ha recorrido todos los pueblos de la provincia (más de 200) en busca de estos testimonios y asegura que encontrarse con una mala cara “es un hecho anecdótico. La sociedad vive con normalidad todo el hecho histórico”. Asegura también que “las familias querían hablar con nosotros, pero llevaban más de 70 años con miedo a poder expresarse”.

No han faltado las críticas al proceso de transición y al papel de los distintos gobiernos en la recuperación de la Memoria Histórica. “España no ha abordado la búsqueda de desaparecidos, son las familias y los voluntarios. Lo que esta ocurriendo en España es sorprendente”. Lo dice Julio del Olmo, y añade: “le cuentas a cualquier extranjero que todavía se están sacando fosas y se echa las manos a la cabeza”. Rosa Calleja seguía en la misma línea y ha dicho que, bajo su punto de vista, “hemos tenido un proceso democratizador totalmente incompleto. En Alemania claramente se ha echado por tierra el nazismo, y aquí son incapaces de condenar el franquismo. En muchos sitios aún se habla bien del franquismo”. Sobre los juicios a los represaliados ha asegurado que “son unas pantomimas. Mientras no se anulen no me parece que hayamos llegado a una democracia”.

La Asociación experimenta ahora un proceso de cambio. Gracias a las subvenciones podían contratar a personas que dedicaban todo su tiempo a la investigación. Ahora, con la eliminación de estas, ARMH tiene que seguir trabajando con el dinero de los socios y el voluntariado, lo que les ha obligado a dejar a un lado la investigación y centrar su trabajo en la recopilación de datos y en la elaboración de un censo de represaliados de la provincia. En este sentido, Rosa Calleja ha insistido en la importancia de que los jóvenes “cojan el testigo” y se impliquen más en la recuperación de la memoria histórica.

Más fotos del curso sobre La contribución del Periodismo en la recuperación de la Memoria Histórica a partir de testimonios orales en nuestra cuenta de Flickr.

Más información sobre la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid en su página web.

Texto de Iván Llamosas (@illamosas). Fotos de Maje M.S. (@ladymaje)

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