Arquitectura y cine: construcción y… ¿destrucción?

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ALBA CARBAJAL ARIAS  |  Fotografías: Nicolás García Martín

“Si la arquitectura está vinculada a la construcción, ¿está el cine más vinculado a la destrucción?”, con esta reflexión comenzaba Juan Millares Alonso (Las Palmas de Gran Canaria, 1945) su conferencia Regiones devastadas: material para un ensayo cinematográfico sobre la destrucción el pasado miércoles en el salón de actos del Museo Patio Herreriano, a la cual acudieron aproximadamente 60 asistentes. El arquitecto, profesor de Medios Audiovisuales en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y cineasta, nos ofrecía un año más su tiempo en este evento, en el cual exponía una visión unificada del cine y la arquitectura centrándose en un elemento genérico: la destrucción.

Hay quien puede preguntarse en qué momento un arquitecto interesado por el cine decide indagar en la unión de estos dos conceptos en apariencia tan diferentes. Pues bien, ante esa pregunta Juan Millares respondió: «Yo siempre estuve interesado tanto en el cine como en la arquitectura, pero llega un momento en el que tienes que elegir y yo decidí dedicarme a la arquitectura; no obstante, nunca perdí mi interés por el cine y me he dedicado más ha ello en los últimos años.»

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Juan Millares Alonso, durante su ponencia | Nicolás García

Desde el momento en que las luces de la sala se fueron apagando gradualmente, Juan Millares consiguió ambientar el salón de actos como si se tratara de una verdadera sala de cine. “El tema de la destrucción es algo desgraciadamente cotidiano en nuestros hogares”, abogaba el conferenciante antes de comenzar la ponencia, y es que, según hizo ver, todas aquellas imágenes de ciudades devastadas por la guerra o de personas caminando entre los escombros de lo que algún día fue su hogar, son algo tan común en las noticias de actualidad que podría decirse y así lo afirmaba Millares, que: “Como espectadores un poco insensibilizados por la televisión, hemos perdido el impacto emocional que supone la destrucción de ciudades.” Nos hablaba así del filósofo W. Benjamin y su teoría de El inconsciente óptico, en la cual comparaba la naturaleza de la que habla una cámara, con la naturaleza de la que habla el propio ojo humano: «Lo que vemos nosotros es aquello que queremos ver, sin embargo, la mirada de la cámara tiene un mínimo grado de subjetividad consistente en que es ella la que decide qué espacio encuadrar, con una mirada fría y objetiva».Proseguía así Millares a explicar tres operaciones críticas: W. Benjamin respecto al pintor Paul Klee, el escritor Juan Benet respecto al también pintor Pieter Brueghel y el director de cine Serguéi Eisenstein respecto al arquitecto Giovanni B. Piranesi. Cada una de ellas consistía en un análisis desde un punto de vista diferente de diferentes cuadros y grabados. Benjamin analizaba el cuadro Angelus novus de Klee destacando los ojos desmesuradamente grandes del ángel, viéndolo así como el ángel de la historia, el cual no mira al futuro, sino a un pasado que no es más que una enorme acumulación de ruinas.

Por otro lado, Benet tomó como elemento de su análisis la obra La torre de Babel, pues él como ingeniero centró su interés en los elementos constructivos. Es interesante en el sentido de que el protocine que pone Benet sobre este cuadro es arrancar de este fotograma, siendo conocido el final de la secuencia por el famoso episodio bíblico (destrucción de la torre), la causa para que se produzca esa destrucción. Se interesa por la causa técnica y dice: las primeras rodajas del edificio están terminadas, en las últimas vemos que está constituida por una estructura interna de ladrillo y un envoltorio externo de piedra, y en las últimas plantas aparecen anomalías en la construcción, ya que progresa más el envoltorio externo que el interno y se advierte que algo va mal en la construcción de la torre. Por último, hablaba del punto de vista del director de cine Eisenstein sobre los grabados del arquitecto Piranesi Carcere oscura y la Plancha XIV de las Carceri di Invenzione en sus dos versiones. Lo que el cineasta hace es imaginar una secuencia cinematográfica entre los dos grabados, hablando así de unas «explosiones extáticas» sobre los elementos arquitectónicos del primer grabado que dan como resultado el segundo.

Centrándose de lleno en el tema de cine y destrucción, hablamos de la existencia de algo que forma parte del lado tenebroso del cine y está relacionado con lo sublime. En el cine hay un interés muy fuerte por la destrucción, pero nuestra reacción se ha convertido en algo inmoral, pues hemos dejado de ser capaces de ver esas imágenes de devastación como lo que realmente son. A veces no nos paramos a pensar en el valor de las imágenes, solo nos fijamos en lo que sentimos. “En una de las primeras películas en las que sentí una emoción irracional, de la cual no recuerdo la trama, yo no quería que se resolviera el problema, sino que saltara todo por los aires», confiesa Millares. Hay películas acerca de catástrofes naturales que son realmente impresionantes. Uno de los espectáculos que hemos contemplado de destrucción técnica es la destrucción de las torres gemelas, llegando a haber quien califica la escena como «arte», pues esas imágenes han sido una pieza clave en el mundo del cine.

Más aún en relación al cine-destrucción, Millares decide destacar dos sucesos: la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. En la Guerra Civil española fue la primera vez que se utilizan centros civiles como centros de bombardeo. La guerra entra en el amedrentamiento de la población civil y se centra en atacarlos. Madrid es otro capítulo importante relacionado con la destrucción, pues era la primera vez que se bombardea una gran ciudad. Millares nos expone unas imágenes devastadoras de algunas conocidas calles de Madrid tras el bombardeo, es realmente impresionante observar esas ruinas y pensar en lo que hoy día son y en lo que en aquel momento fueron. En cuanto a la Segunda Guerra Mundial, el cine se centra en imágenes como las del demoledor ambiente de Berlín tras la guerra, el cual aparece reflejado en películas o imágenes documentales con audio reconstruido. Las emociones que transmite son sobrecogedoras, ver cómo la vida cotidiana se lleva a cabo en un lugar tan devastado por la guerra.

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Los asistentes a la charla en el Patio Herreriano | Nicolás García

Como último punto de su conferencia, Millares hace reflexionar ante el argumento de la obra cinematográfica Alemania, año cero, cuya trama habla de un niño que decide matar a su padre enfermo ya que su maestro le convenció de que los débiles son una carga y deben morir. En un momento de la película, el niño camina entre escombros por Berlín y sube a lo alto de un edificio en ruinas de enfrente de su casa, justo en el momento que ve llegar una camión en el que se llevan el cadáver de su padre. En un último momento, el niño se asoma mirando una última vez su casa y se suicida tirándose desde lo alto del edificio. Es increíble la manera en la que el director hace llegar al espectador ese torrente de sentimientos a través de simples imágenes.

«Por desgracia, hoy en día todo esto es algo cotidiano», comenta Millares mientras muestra la imagen de una Siria devastada por la guerra poniendo así fin a esta emocionante conferencia.

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