Fotografía: Celia Gallego
El Museo de la Universidad de Valladolid (MUVa), situado en el Edificio Rector Tejerina (Plaza del Colegio de Santa Cruz, número 6), acoge hasta el 20 de enero la exposición de Félix Cuadrado Lomas ‘País, paisaje y paisanaje’.
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«La naturaleza es sabia y armónica. La obra de Arte es observación de la naturaleza y su armonía«.
Félix Cuadrado Lomas
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Nacido en Valladolid en 1930, Cuadrado Lomas es una figura clave en la pintura de Castilla y León de la segunda mitad del siglo XX. Desde sus inicios como artista, los paisajes han estado presentes en sus pinturas, con las que intenta hallar la esencia de la tierra castellana. Aunque cabe destacar su evolución estilística, que ha afectado a todos los demás temas elaborados por el pintor: retratos, desnudos, figuras, toreros, bodegones etcétera.
Han pasado ya cincuenta y cinco años desde la primera exposición que realizó el artista en la universitaria sala de exposiciones del Palacio de Santa Cruz. Hoy podemos ver una parte de su obra en el MUVa, que ha querido hacer visible la personalidad artística del pintor vallisoletano.
Se podría entender esta muestra como la edición de su lección magistral, recapitulación y magisterio continuo de su manera de hacer y entender la pintura. La obra del artista no necesita de presentaciones, es lo suficientemente conocida y admirada. Su hacer es inconfundible, marcado por un estilo personal y sincero. No considera la visión superficial de las cosas en su pintura, sino que profundiza hasta encontrar su razón esencial.
El breve recorrido por la obra del pintor que realiza la muestra atiende a cuatro bloques temáticos, los cuales son los puntos cardinales que han orientado su hacer: paisajes, toreros, bodegones y huesos y desnudos.
PAISAJES
Es aquí donde se hace más evidente su estilo, en las composiciones geométricas. Se trata de los Campos de Castilla. Campos planos, cortados, abstracto con una sobrecogedora simplicidad. Aquí se encuentran cuadros como ‘El cerro gris, la tierra amarilla’ (2015) o ‘Planificación de la llanura’ (2013)
“La intención final ha sido conseguir con los mínimos elementos la máxima expresividad a través de medios tan elementales como la línea, la forma y el color, tomándome la licencia de la libertad interpretativa por ser necesaria en toda creación, pero no casual o caprichosa, sino fundamentada en la realidad existente”, afirma el artista.
TOREROS
Toreros, guardias civiles, capotes planos con pliegues triangulares y colores muy contrastados. Cuadros como ‘La terna’ (1960) u ‘Homenaje a los manieristas’ (1992).
BODEGONES Y HUESOS
Los colores de la fiesta contrastan con las simplificadas naturalezas muertas. Se trata de bodegones con costillares, huesos, cabezas, bodegones trabajados sobre un fondo verdoso cortado como si fuera un mosaico o una vidriera. Representaciones muy concretas recortadas como volúmenes escultóricos sobre fondos neutros. Aquí encontramos obras como ‘Bodegón de pan’ (1991) o ‘Carne y hueso’ (1974).
DESNUDOS Y RETRATOS
Cuadrado Lomas es cercano en los retratos, que conforman una obra muy intimista. Podríamos hablar de dos modelos, por un lado, en los que el retrato busca el cuerpo y aquellos otros en los que únicamente es el rostro el que ocupa la representación.
En los más antiguos, los primeros mencionados, hay un interés especial en las manos y brazos, ásperos junto a los rostros, con rasgos enérgicos y dedos nudosos. En ambos casos hablamos de una piel surcada de arrugas. Esta rudeza se repite en los pliegues de la ropa que acentúan su linearismo en zig-zag. Aquí podemos encontrar ‘Aquilino Lomas’ (1959).
Su pincel se suaviza en los retratos como ‘Pilar Benavente’ (1995), una imagen más idealizada y atemporal. No hay huella de tiempo, aquí los ojos y los labios marcan el centro de atención visual.