Poco tiempo antes de que tuviera lugar la conferencia de Carmela Ríos en la facultad de Filosofía y Letras, nos citamos con ella en el Salón de Grados para tratar de comprender cuál es la función primordial de Twitter en el desarrollo del nuevo periodismo y de las nuevas fórmulas narrativas, sobre las cuales ella hablaría minutos después en su ponencia.
“¿Qué hace una periodista como tú en un sitio como éste?», le preguntamos. Carmela sonríe, es obvio que lo primero que hace es pasárselo bien, pero además nos cuenta que trata de redefinir la profesión, de “buscar otra forma de hacer periodismo, de descubrir nuevas fuentes, de mirar qué hacen otros medios”.
En un país como España, donde los datos demuestran que Twitter ha tenido una particular pujanza, éste se ha configurado como un “pre-periódico en el que los medios tradicionales anuncian su propio contenido”, pero también como “un medio en sí mismo, un soporte donde hacer crónicas en directo, live blogging, fotogalerías…”. Además de esta red, hay que tener en cuenta otras plataformas como Instagram, a través de la cual Carmela nos da unos maravillosos buenos días cada mañana. “Para empezar el día, una buena fotografía en el lugar de los hechos, con un pie informativo, es un contenido de consumo muy agradecido en dispositivos móviles”, nos dice la periodista al respecto.
En este ámbito, es inevitable temer por la calidad de los contenidos que podemos encontrar en Twitter. En cierto modo, Ríos comprende nuestro temor ya que “el relato en directo es una de las asignaturas pendientes de este país”, pero cree que es posible llegar a “ese punto de poder hacer las cosas con celeridad y acierto”. La periodista, sin embargo, pierde el miedo al preguntarle por el cambio en las reglas del juego, ya que sabe que por mucho que varíen los soportes, los lenguajes o las narrativas, las normas de base nunca podrán modificarse, pues si ellas cambian “estaremos perdidos, los periodistas perderíamos todo el capital de credibilidad que es nuestro tesoro”.
“Estamos viviendo una revolución”, afirma nuestra protagonista en otro momento, con total rotundidad, al contarnos que ella no cree que nos encontremos ante el olvido de los medios tradicionales, “que no tienen más remedio que reinventarse”. Sería en esta renovación donde las universidades tienen un papel protagonista a la hora de enseñar las nuevas narrativas del periodismo, ya que de no ser así se les estaría enseñando a los estudiantes “reglas obsoletas para que cuando salgan se encuentren con una serie de necesidades a las que no responde su formación”.
Hablar de la enseñanza universitaria conduce, irremediablemente, a preguntarle a esta tuitera cuál es la diferencia entre los 140 caracteres informativos de un periodista y los que emite un ciudadano cualquiera. Para ella, la clave está en el grado de compromiso con el ciudadano que suscribe cada periodista al poseer un carné de prensa. “El periodismo ciudadano es una participación civil y democrática” que permite que la sociedad denuncie hechos a los que quizá no se hubiera podido tener acceso de otra manera, “pero es imprescindible que haya siempre un periodista detrás”, aclara Carmela Ríos. En este sentido, sobre el ejercicio sin colegiación, la profesional es consciente de que “sería muy pretencioso decir que quien no ha pasado por la facultad no es periodista”, pero lo que sí que tiene claro es que “el periodismo es vocacional y es ese grado de compromiso lo que convierte a una persona en periodista”.
En más de una ocasión, Ríos ha confesado que cuando trabajaba como corresponsal en Francia pudo ver cómo funciona realmente una democracia madura donde el pueblo genera una presión respetada por el poder político. Sin embargo, en la convulsa situación de nuestro país todo es «diferente», ya que como ella misma afirma: “España es una democracia muy poco madura donde el poder político se siente desconcertado ante una protesta civil y la realidad le coloca frente a un fenómeno que no puede controlar”.
En este contexto, cabe destacar que la cita con Carmela tuvo lugar pocos días después de que las diferentes marchas por la dignidad culminasen en una multitudinaria manifestación en Madrid el 22M. Por ello, quisimos preguntarle a la periodista su opinión sobre el tratamiento que los medios dieron a dichos acontecimientos. “Yo creo que los medios se han portado bien, pero es cierto que algunos no han sido completamente honestos y han intentado criminalizar una protesta civil”, nos comenta consciente de lo que sucedió -ella misma estuvo allí-. Concretamente, afirma que vio “una protesta multudinaria, civil y pacífica de gente que no tenía nada que ver con los cuatro cafres que después montaron una guerra campal en mitad de Madrid”.
No obstante, en cuanto al nivel informativo, el 22M fue eclipsado por la muerte de Adolfo Suárez, el inolvidable presidente que encabezó la Transición en España. “En un suplemento magnífico de El País, había una foto de Suárez tirándose al mar en Brasil durante un viaje oficial; eso era Suárez, un tipo que se lanzó a la piscina e hizo cosas que en este país nadie se habría atrevido a hacer”, nos cuenta con una nostálgica sonrisa nuestra entrevistada.
Ríos sabe que las “las desgracias funcionan muy bien en los medios de comunicación”, pero también considera que con ocasión del fallecimiento de una figura política importante eso “está justificado”. Lamenta, en cualquier caso, que ambos acontecimientos (el 22M y el fallecimiento de Suárez) ocurriesen casi simultáneamente, pero insiste una vez más en que “el mayor problema que tiene una protesta civil no es el de coincidir con la muerte de un personaje, sino que la opinión pública termine confundiéndola con un fenómeno violento, porque eso significa perder todo el apoyo popular”.
En cuanto a los logros más destacados de la la informadora, cabe destacar que ésta fue galardonada con el premio Ortega y Gasset 2012 por su cobertura del 15M en Twitter, ya que ésta era “la forma natural de contar lo que sucedía”. Presente en este movimiento desde la manifestación del 7 de abril en Atocha, decidió que todo debía ser contado al detalle en cuanto se percató de que “las pancartas no eran corporativas, ni de sindicatos o partidos, sino de jóvenes que pedían por su futuro”. En este contexto, mediante una Blackberry con cámara de fotos y una conexión 3G, Carmela creó un minimedio, “un mini CNN+» que permitía contar los hechos en el momento e interactuar con la gente de dentro y de fuera de la improvisada zona de acampada.
Finalmente, una vez abordados la mayoría de los temas importantes, llegó la hora de la despedida… La profesional de la información, eso sí, no quiso decir adiós sin antes dar algún consejo a los estudiantes de Periodismo, quienes deben “empezar a practicar desde ya con pequeños medios”, siempre y cuando “respeten las normas del periodismo” y acudan “a los sitos donde pasan las cosas”. “No cuentes las cosas desde tu casa, vívelas”, fue la magistral forma que eligió Carmela para cerrar esta entrevista.
(*) Texto: Miriam Fernández Badiola (@miriam_badiola)
(*) Fotografía: Maje Muñiz (@ladymaje)