Isaías Lafuente: “Durante siglos la lengua ha estado nombrando una realidad donde el protagonista era el hombre” 

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El prestigioso periodista visitó la Facultad de Filosofía y Letras e instó a los presentes a utilizar un mensaje más inclusivo para abandonar los tintes sexistas que esconden las palabras

JACOBO HERRERO IZQUIERDO   |   Fotografía: J. Herrero  |

Apenas habían pasado tres minutos de las 10 de la mañana del miércoles, cuando el periodista y escritor palentino Isaías Lafuente entró en el Salón de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras rompiendo con el clásico sonido de murmullo que precedía a su conferencia. Le acompañaba la profesora Virginia Martín Jiménez, encargada de dirigir una nueva sesión del Ciclo InforUva y en el que se enmarcaba esta charla, titulada ‘Lenguaje inclusivo y mirada inclusiva‘.

La mesa de exposición vestía más simple que en anteriores jornadas. Apenas un par de carteles con el nombre de los protagonistas y una copa de agua para evitar los carraspeos propios de la sequedad de garganta eran los elementos que se veían en el estrado. Poco duraron los preparativos. Micrófonos listos y el público expectante. El tiempo apremiaba.

Un breve recorrido por la carrera de Lafuente sirvió de introducción antes de a que cedieran la palabra al ponente. Palabra que el propio periodista recogió con mimo y sutileza, como el que porta un jarrón de cristal. Porque precisamente sobre el valor del lenguaje y sus elementos trató su exposición. A esto se sumó, más tarde, una petición que el propio Isaías tildó de fundamental y explicaba el título de la ponencia: “Debemos usar un lenguaje inclusivo”.

Se entendía entonces que, en el extremo contrario, las palabras pueden llegar a marginar, excluir, incluso maltratar; así lo afirmó el propio Lafuente. Y es que, a lo largo de los años, el castellano se ha ido configurando según la forma que le daban los propios hablantes. Sus elementos se dotaron de un significado, de un sentido. Con ese valor se recogieron en los grandes diccionarios académicos. La tradición y la manera de transmitir los conocimientos se encargaron de hacer perdurar esa norma. Una norma que, según el periodista, se creó desde la óptica masculina, pues la sociedad del momento lo era. Era masculina y machista y su herencia se observa en el habla. Ahora, abandonados muchos de los antiguos prejuicios y en busca de construir un mundo igualitario, se ofrece una nueva posibilidad de cambiar el lenguaje, de hacerlo más justo, más equilibrado.

Basta con echar un vistazo al diccionario de la Real Academia Española para darse cuenta de lo que exponía Lafuente. Si el término canciller se recoge de la siguiente manera: “Presidente del Gobierno en algunos países”; su homólogo femenino, cancillera, recibe un significado completamente distinto: «Cuneta o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías”. “Se ha dado un valor a las palabras según el género al que perteneciesen”, explicaba el periodista. “Nuestra lengua ha marcado de manera negativa el género femenino”.

Como si de un cirujano se tratase, Isaías realizó su particular autopsia de la historia del castellano. Se introdujo en las entrañas del mismo, a la vez que explicaba cómo las personas dieron forma y sentido a las palabras, elaborando el habla que actualmente manejamos. En esa metamorfosis lingüística se fueron eliminando e incorporando elementos. De hecho, y como él mismo explicó, el proceso de cambio sigue realizándose: “Estamos manejando un instrumento cambiante”.

Asimismo, anunció la llegada de un nuevo capítulo a dicho periodo evolutivo. Y pese a que la mayoría de los asistentes pertenecían al gremio periodístico, se dirigió a toda la audiencia para lanzar uno los mensajes más destacados: “La palabra es una herramienta y tenemos una responsabilidad a la hora de utilizarla”. “La forma de emplear el lenguaje influirá en las siguientes generaciones”, añadió.

Isaías Lafuente
Lafuente muestra un ejemplar de ‘El País’ para evidenciar el predominio mediático masculino. Fotografía: J. Herrero.

También habló de una necesaria feminización del lenguaje, donde el primer paso para lograrlo, afirmaba, es cambiar la mirada: “Durante siglos la lengua ha estado nombrando una realidad donde el protagonista era el hombre. Tenemos que saber mirar a las mujeres. Cambiar la mirada para cambiar el lenguaje”.

Después, con el periódico El País en mano, Lafuente criticó la escasa presencia que tienen las mujeres en los medios, siendo un ejemplo más de la invisibilización del colectivo femenino, algo que “no se corresponde con los principios propios de la sociedad en la que vivimos”, aseguró.

A lo largo de la charla se expusieron varios ejemplos sobre los evidentes tintes sexistas que aún perduran en el habla hispana. Un problema fruto de la pasividad existente a la hora de luchar contra una discriminación de este tipo. El remedio, tal y como explicó el palentino, se encuentra en las personas y en la manera en la que estas manejen la herramienta del lenguaje. Pero lejos de cambiar todas las normas lingüísticas y el pragmatismo de un idioma que en muchos aspectos se ha revelado eficiente, el ponente aclaró que la creación de un lenguaje inclusivo no pasa por la duplicación constante ni en una forzosa transformación de las palabras, sino en buscar alternativas útiles que no compliquen a los hispanoparlantes.

El final de la charla dio paso una rueda de preguntas que generó un pequeño debate. Alguno de los presentes incidió en la dificultad que tiene cambiar el idioma, pese a no ser una transformación intensiva. Lafuente reconoció dicha dificultad aunque recalcó que “tenemos que normalizar lo que ahora nos suena raro”. Luego, concluyó con una frase que invitó a los allí presentes a reunirse en una nueva sesión, en la que espera se haya implantado un nuevo lenguaje, renovado, que ya no excluya a nadie: “Probablemente, y por fortuna, dentro de cien años esta conferencia será totalmente distinta a la que estamos celebrando ahora”.

Isaías Lafuente contesta a una de las preguntas del público
Isaías Lafuente contesta a una de las preguntas del público. Fotografía: J. Herrero

3 COMENTARIOS

  1. Una crónica muy completa, pasando por los momentos interesantes de la conferencia. Gracias por tu redacción tan apropiada al protagonista.

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