Diálogos sin fronteras

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«¿Se puede humanizar la guerra? ¿Tiene sentido responder a una guerra con medicinas?» Estas fueron algunas de las preguntas que encontraron respuesta  en  «Diálogos sin fronteras: Gustavo Martín Garzo y José Antonio Bastos» uno de los eventos que ha organizado Médicos Sin Fronteras(MSF) para Valladolid sin Fronteras.

«Tenemos dos manos, dos pies, una cabeza, veinticuatro horas al día y hay que usar seis para dormir y quince minutos para comer». Así explicó Gustavo Martín Garzo que las personas que trabajan en MSF saben que están limitadas. Pero aun así, para ellos conseguir salvar una vida es esencial. «Si crees que vas a arreglar el mundo, vas listo. Siempre va a haber muertos, gente que no vas a poder curar». Es algo que tienen que tener en cuenta día a día las instituciones de ayuda humanitaria. Las muertes causan daños psicológicos en las personas que trabajan en el campo de batalla, heridas que se curan con «mucho humor negro y mucho cariño entre los compañeros».

¿Cómo una persona puede adquirir un carácter neutral frente a las injusticias que se ven en el campo de batalla? ¿Cómo se negocia y dialoga con criminales para que dejen actuar a la organización? ¿Es MSF el objetivo de alguna de las partes de un conflicto bélico? Para responder a la primera pregunta, Gustavo Martín empleó el ejemplo de Siria. Han tenido grandes dificultades para entrar en el país, ahora que lo han conseguido, trabajan de forma clandestina en la zona  tomada por los rebeldes.

Las negociaciones para poder entrar en un país a ayudar a la población son a veces complicadas y «te reconcomen por dentro». A menudo el propio ejército o pequeñas milicias retienen parte de los víveres que mandan las organizaciones, pero «merece la pena solo para que unos pocos no mueran». Otro de los problemas que encuentran para establecerse en algunos países en guerra es que son atacados por uno u otro bando, o incluso por los médicos del terreno, que ven su trabajo desaparecer debido a la actuación de MSF.

Para MSF es tan importante ayudar a la población como  hacer visibles los conflictos que hacen que la presencia de estas instituciones sean necesarias. Gustavo Martín confesó que una vez una mujer le dijo algo que nunca olvidará: «Si lo pienso con la cabeza no quiero que estéis aquí; si lo pienso con el corazón quedaos para contar lo que está pasando». La presencia de instituciones como Médicos Sin Fronteras en zonas de conflictos ha ayudado a condenar muchas situaciones desde su creación.

 

Imágen: Clara I. Bozal @ClaraBozal

Texto: Clara I. Bozal @ClaraBozal