ANDRÉS FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ  |  Fotografía: Pixabay  |
Dolors Forteza Forteza, Doctora en psicopedagogía. | Fuente: UVa

Dolors Forteza Forteza es psicóloga especializada en pedagogía y experta en Escuela Inclusiva y Diversidad. Expuso el día 14 de noviembre un ciclo sobre inclusión de las personas con dislexia. Bajo un tinte reivindicativo, ha animado al Gobierno a tomar medidas y reformar el sistema educativo desde el Palacio de congresos Conde Ansúrez. Además, reclamó una mayor inversión y un esfuerzo más elevado tanto en formación como en medios necesarios.

Tras su ponencia, Forteza declaró para InformaUVa sobre los principales obstáculos para las personas con dichos trastornos y sus posibles soluciones.

Pregunta: ¿Dentro del trastorno de lectura y escritura, hay algún factor de dificultad del aprendizaje que tenga más relevancia?

Respuesta: Esta pregunta es compleja, en el caso de la dislexia depende mucho del grado del paciente. Se ve afectada la organización del texto, por ejemplo de tomar apuntes. Ellos tienen que concentrarse en interpretar la explicación, pensar lo que se ha dicho y, además, escribir. Organizar sus ideas les resulta un gran hándicap. Este problema aumenta en bachillerato por el poco tiempo que tienen los profesores para dar la materia.

También se ve muy afectada la parte ortográfica. Además, en cada caso con más o menos fuerza. En este aspecto, cuánto más mayores sean, podrán ir encontrando compensaciones en la corrección. La comprensión lectora también es un factor complicado.

El fallo en la información viene dado muchas veces por el procesamiento erróneo de la información. Los textos, según se va ascendiendo en el sistema educativo, ganan en complejidad. No todos son igual de claros, ni están tan centrados como otros. Al procesar más lentamente la información, pierden, a su vez, comprensión.

P: ¿Cuáles serían las pautas aconsejables para la atención y adaptación a la Universidad de este tipo de estudiantes?

R: Para la primera cuestión planteada, la organización del texto, una buena estrategia sería grabar las clases. Ya no solo me refiero en la universidad, sino en el resto de las etapas educativas. Sin embargo, tiene sus dificultades, ya que hay profesores que no quieren. En cuanto a la comprensión lectora, un método interesante es trabajar con ellos la velocidad en la lectura. Por último, como ya dije antes, para los errores ortográficos hay una serie de compensaciones ya establecidas.

P: ¿Es conveniente separar los conceptos de trastorno de lectoescritura y dislexia?

R: Son dos procesos diferentes, aunque se realicen en el mismo área cerebral. La correspondencia fonema (voz) grafema (escritura) se ve afectada. Yo lo que observo en las asociaciones de familias con hijos disléxicos es que generalmente hablan de dislexia. Algunas hablan también de dificultades del aprendizaje, ya que se ven incluidos en el término ambos trastornos. En mi opinión es más correcto hablar de dislexia. Es lo más utilizado y con lo que mejor te entiende la gente.

P: ¿A qué edad podemos empezar a notar algún síntoma que indique esta problemática?

R: Ya desde temprana edad. En los primeros años de la primaria, no digo un diagnóstico, pero si hay indicios de que existe un desorden se debe intervenir. Es clave que se actúe rápido, ya que cuánto más tiempo pase, el problema ganará fuerza.

P: ¿Qué opina sobre los pedagogos privados? ¿Cree que suponen una ventaja o un retroceso en el proceso de ayuda a las familias?

R: Creo que hacen un flaco favor a las familias. Lo único que hacen es agudizar las diferencias entre las familias pudientes económicamente y las más austeras. El gasto de los profesores de repaso en estas situaciones se une a otros también muy costosos, como la realización de un diagnóstico. Este siempre supera los 200 euros.

P: ¿Cree que se podría crear una red de apoyo externa a institutos y colegios de ayuda a las familias?

R: Pienso que debería crearse y tendría que estar ligado a lo público. Toda la carga económica que supone el diagnóstico de estos chicos y el refuerzo escolar necesario lo tienen que soportar las familias. Por tanto, las que no pueden, están en una clara desventaja. De ahí la necesidad de esta ayuda pública. Ligado a este asunto, hay consejerías que han creado planes de éxito. Estos consistían en contratar maestros recién titulados y crear programas de refuerzo en las escuelas. Yo diría que esto no es la solución.

Esta pasa por formar muy bien a los maestros y al profesorado de secundaria. Y luego vendrá la universidad. La labor que tenemos por delante es ir mejorando por fases todas estas cuestiones.