MARÍA ROMERO JIMÉNEZ  |  Fotografía: Mayela de Castro  |  

Castilla y León afronta la segunda ola de la pandemia. En los últimos días, el repunte supera los 2.000 casos positivos. Es por ello que la Junta se ha visto obligada a aplicar nuevas medidas al sector de la hostelería.

Tras el toque de queda, la hora de cierre no podrá superar las 22:00 h. Además, las mesas estarán reducidas a un máximo de seis personas, tanto en el interior como en el exterior. Del mismo modo, se deberá respetar las normas anteriores; hacer uso de la mascarilla y guardar la distancia de seguridad interpersonal de 1,5 metros en todo momento. También será obligatorio acatar la prohibición de fumar en terrazas y de consumir en las barras de bares y restaurantes.

Terraza en la Plaza Mayor de Valladolid / Mayela de Castro

Durante el servicio, se recomienda no tener juegos de uso compartido en la mesa tales como cartas, ajedrez o damas. Se evitará el autoservicio para prevenir la manipulación directa de los productos por parte de los clientes. Esto conlleva la eliminación de servilleteros, palilleros, aceiteras u otros utensilios similares. De esta manera, se dará prioridad a las monodosis desechables.

Las discotecas y bares de ocio nocturno deberán permanecer cerrados. Se prohíbe el uso compartido de dispositivos de inhalación de tabaco, cachimbas y demás en los locales de entretenimiento, ocio, hostelería y restauración y en cualquier otro tipo de establecimiento abierto al público. 

El incumplimiento de estas medidas sanitarias impuestas por el Gobierno de España puede llevar sanciones de entre 600 y 600.000 euros. Los agentes han detectado más de 60 infracciones desde principio de agosto. Los excesos de aforo y la carencia de licencia para atender en interior han obligado a algunos agentes a desalojar bares de Valladolid.

Los hosteleros de Castilla y León se muestran inquietos ante la incertidumbre de las nuevas medidas que adaptará el Gobierno central. Después de decretar el Estado de Alarma para doblegar la segunda ola antes de Navidad, las dudas sobre las limitaciones de aforo y las medidas de seguridad obligan el cierre de muchos negocios por no poder sufragar los gastos que conllevan.

Además, con la llegada del frío aumenta la incomodidad de los consumidores en las terrazas. Por el momento, hay bares que evitan tomar algún tipo de medida de cara al invierno, como podrían ser las estufas. Otros, en cambio, optan por incluir calentadores  e instalar mámparas para ofrecer sus servicios al aire libre y compensar las pérdidas que les están causando las medidas estrictas del coronavirus. Sea como sea y muy a la pesar de la hostelería, el invierno, el mal tiempo y el aumento de contagios empiezan a acompañar a la ciudad.