CRISTIAN ZAMARRÓN MARTÍN | Fotografía: Pixabay |
A pesar de lo que en un primer momento se puede llegar a pensar, un periodista de viajes no se dedica solo a viajar. Un periodista de viajes es una persona que debe documentar, redactar y recopilar información de cada uno de los diferentes lugares a los que viaja.
Para empezar, no viaja por gusto, muchos de nosotros podemos pensar: “ojalá me pagasen dinero por viajar, sería el trabajo de mis sueños”. Esto, realmente, no es así, sino, absolutamente todo el mundo lo haría. Cuando nosotros por nuestra cuenta propia viajamos de vacaciones, la gran mayoría de las veces, escogeremos el destino. Un periodista de viajes no escoge su destino. Si viajamos por gusto muy posiblemente vayamos a visitar una ciudad histórica como Toledo o Segovia, a colocar la sombrilla y a bañarnos a una playa turística de Gandía, Benidorm o Torremolinos, a disfrutar de la gastronomía de ciudades como Bilbao, Madrid o Valencia, etc. Si nuestro bolsillo nos lo permite, viajaremos al extranjero a visitar países increíbles como Italia, Canadá, Noruega, Islandia, etc. Un periodista de viajes no se desplaza a una plaza de Santander o Gijón y cuenta lo que allí sucede, tampoco va a la playa de Copacabana en Brasil, ni a ver los fiordos noruegos, ni a visitar las pirámides de Egipto. En multitud de ocasiones un periodista de viajes tendrá que desplazarse a un país en guerra o perderse en medio de una selva sin apenas comida ni bebida, dormir en lugares poco recomendables o comer por necesidad, no por gusto y placer.
El tópico del periodista de viajes se encuentra muy extendido en la sociedad, pero es erróneo. Nosotros no viajaremos a un país en guerra, ni dormiremos en una cama sucia, ni comeremos algo que no queramos, por gusto, por afición o por placer. A un periodista de viajes no le queda más remedio.
Si en nuestro caso, viajamos durante nuestro periodo vacacional, lo haremos casi siempre acompañados de nuestros amigos, pareja o familiares, en caso de viajar solos, será porque así lo hemos decidido, porque nos apetece y porque queremos que así sea. Un periodista de viajes muchas veces tiene que viajar solo de manera obligada y no le queda más remedio. En multitud de ocasiones se encuentra alejado de la familia, es muy posible que muchas veces un periodista de viajes no pueda pasar las Navidades en casa, ni el verano, ni la Semana Santa. Es posible también que se pierda el cumpleaños de sus padres, de sus hijos, de su pareja, incluso que no le quede más remedio que celebrar su propio cumpleaños él solo, en caso, de que, por suerte, pueda permitirse el lujo de celebrarlo.
Ser periodista de viajes no se encuentra pintado de color de rosas como ciertas personas pueden llegar a pensar y creer. Un periodista de viajes es un periodista más, como cualquier otro. Se encuentra viajando por el mundo ya que tiene un propósito de documentar algún hecho, acontecimiento o suceso de los lugares en donde haya viajado.
El sabio refranero español dice:
– Lo poco gusta, lo mucho cansa.
– Lo bueno, breve, dos veces bueno.
Y así es, nos creemos que estar todos los días fuera de casa, de avión en avión es muy bonito, pero no, al contrario, encontrarse día sí y día también de avión en avión es muy estresante. No pisar en casa y no ver a la familia en un periodo largo de tiempo no es plato de buen gusto para nadie.
Por tanto, es de suma importancia saber y ser conscientes de que un periodista de viajes no se dedica a viajar y que le paguen, no. Un periodista de viajes sufre el mismo estrés y la misma ansiedad que cualquier otro periodista. Un periodista de viajes casi nunca duerme en casa, se pierde las Navidades, las fiestas de su pueblo o ciudad, la infancia de sus hijos, etc.
Ser periodista es posiblemente una de las profesiones más bonitas y enriquecedoras que existen, ser periodista de viajes, aun más, pero, “no es oro todo lo que reluce”. Por lo tanto, no os creáis el tópico tan sumamente extendido de que un periodista de viajes se dedica única y exclusivamente a viajar.