Miguel Li Fernández Fernández
Si hay algo que está claro cada edición de Eurovisión es que lo que pasa en el certamen no solo se queda ahí. Hay que tener en cuenta que el festival puede alcanzar tranquilamente los 200 millones de espectadores, o lo que es lo mismo: el evento no deportivo más visto anualmente y un altavoz potente.
Ucrania fue la ganadora de la edición del año pasado, debido a Rusia y su invasión al país. Seis años después de su última victoria, Ucrania está otra vez en medio del logo de Eurovisión, con todo lo que significa.
Con la guerra de fondo, la canción de Ucrania fue la ganadora de la edición pasada gracias al apoyo del público, pero también de los países del contorno como puede ser República Checa, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania, Moldavia, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia entre otros muchos otros. Esto en una edición donde la gran polémica fue el reparto de votos del jurado de seis países: Azerbaiyán, Montenegro, Polonia, Rumanía y San Marino; los cuales fueron intervenidos por la organización y esta adjudicó sus votos ante las sospechas no oficiales de haber amañado los votos entre ellos.
Geopolítica en Eurovisión
La geopolítica llevó a la canción ucraniana a la victoria, además del televoto. Esta, a veces es la ejemplificación de la realidad europea y su contorno. Por ejemplo: Kiev vetó a Rusia en la anterior edición, tres años antes se había anexionado Crimea.
La canción ganadora en Estocolmo, 1944, es una canción que habla de los tártaros deportados de Crimea por la URSS. Esta canción tiene un estribillo en tártaro: “No pude pasar mi juventud aquí, porque os llevasteis mi paz” “Cuando vienen extraños/ llegan a tu casa/ os matan a todos y dicen: /no somos culpables”. La canción junto a la cantante fue viajando por toda Europa en el 2022, como parte del esfuerzo para que el país tuviera el apego de todos los países.
Si hay un premio jugoso, más allá del micrófono de cristal, para los países ganadores es el beneficio económico. La edición de Turín (2022) tuvo un beneficio de 150 millones de euros y la de Ucrania en 2017 tuvo una repercusión positiva de 200 millones de euros. Todo depende sobre todo de las infraestructuras, Azerbaiyán se gastó 100 millones en la organización, debido en gran medida a la construcción del estadio. Normal que se lanzasen los alcaldes (españoles) a promocionar sus ciudades para la organización de la edición de este año ya que Ucrania está en guerra y Chanel tenía posibilidades de ganar, aunque quedó en tercera posición.
Por otro lado, con la victoria de Massiel, Franco usó Eurovisión a modo de lavado de imagen en 1969, pero no fue el único, es obvio que países como Rusia intentaron maquillar su realidad en 2008 gracias a Believe.
Mensajes y dedicatorias
Tanto vale para lavar imágenes como para enviar proclamas y “recordatorios” a algunos países. Una de las más sonadas fue el mensaje que le dedicó Madonna en su actuación en Israel (2019) donde dos bailarines llevaban las banderas palestinas de Palestina, además de la destacada imagen de la misma bandera portada por Hatari (Islandia), un gesto de uno de los primeros países que reconocieron a Palestina como país. Otro detalle no menor fue la muestra ante cámaras en las semifinales de 2016 de la bandera de Nagorno Karabaj por parte de Armenia. Este territorio está en disputa con Azerbaiyán, de carácter crónico y militar con la implicación de Rusia y Turquía, sobre todo.
España tampoco estuvo libre de una polémica similar, la organización vetó la Ikurriña metiéndola en la misma categoría que la del Dáesh. Aunque el veto de la misma índole también se extiende con la bandera LGTBI y similares en Israel y como no, en Rusia entre otros de dudosa aceptación de la diversidad.
Los vetos han sido también a países como Bielorrusia, más allá del apoyo de Rusia, debido a las canciones en pro de su dictador, el último de Europa. La organización le dio la opción de cambiar la canción, pero acabó no yendo. La primera tenía referencias a la oposición y a los movimientos en favor de la democracia; la segunda tenía una letra que hablaba de conejos y zorras, una metáfora clara a favor del gobierno y contra la influencia del mismo continente.
En 2009 Georgia se presentaba con la canción We Don’t Wanna Put In. Esta canción fue presentada un año después de la invasión de Rusia a Osetia del Sur, territorio georgiano hasta la invasión. Este último se negó a su retirada y no participó en esa edición. Uno de los comentarios más significantes de la canción en YouTube es “Once años después, Georgia tenía razón”. El caso contrario fue el de Armenia, quien modificó el video de presentación, grabado en la región de Alto Karabaj.
De Chanel a Paloma en Liverpool
España también presentó una canción con indirectas, sátiras políticas, que no fue censurado: Chikilicuatre. Pero la polémica fue nacional con SloMo¸ la canción de Chanel llegó al Congreso de los diputados bajo la sospecha de tongo. Las críticas se aplacaron tras el tercer puesto de España. Hacía mucho tiempo que Eurovisión no había tenido tantas horas de televisión de la competencia.
La 67ª edición del certamen se celebra en Liverpool con una novedad no vista anteriormente. Todos los países del mundo, con algunas excepciones obvias, pueden votar como un solo país. Habrá que ver si los fans latinos en Estados Unidos y Latinoamérica influyen en los resultados de Blanca Paloma, quien es situada por el momento en el top cinco o cerca. Y para evitar las supuestas irregularidades del año pasado, las semifinales están solamente en manos de los espectadores. En el clímax del evento se podrá ver a los favoritos entre los que destaca Loreen, la ganadora de 2012 con Euphoria pretende repetir y con buenos augurios.
La sorpresa es la ausencia de Bulgaria, Macedonia del Norte y Montenegro no participarán en esta edición debido a su coste económico. Aunque la primera destaca sobre todo por la falta de interés de audiencia y de la cadena.