PABLO CAMINERO y DAVID CORREIA  |  Fotografía: Pablo Caminero y David Correia |

Valladolid es una ciudad cargada de recorrido histórico. En sus palacios vivieron puntas de lanza de la nobleza de épocas brillantes de España. De hecho, la recordada boda clandestina de los Reyes Católicos, de gran importancia por sus efectos, se celebró en secreto en el Palacio de los Viveros de la capital, como comenta la guía turística Nuria Serrano. Pero antes de hablar de Valladolid, ¿por qué este nombre? Según la guía, Valladolid proviene de Vallis-Tolitum (valle entre dos aguas), siendo estas las correspondientes a los ríos Esgueva y Pisuerga.

Las edificaciones vallisoletanas esconden diversas teorías y leyendas, tales como el bautizo del que terminaría siendo el rey Felipe II. El Palacio de Pimentel se muestra como uno de esos lugares cuya historia no termina de esclarecerse. Según esta fábula, la cadena que une los barrotes de una de sus ventanas se encuentra ahí por el deseo de Carlos V de bautizar a su hijo en la Iglesia de San Pablo. Según la teoría más aceptada, esta decisión se debió a que, como consecuencia de la situación geográfica del palacio, el niño debía ser bautizado en San Martín. Este templo, por su parte, no contaba con la espectacular arquitectura de la que sí gozaba San Pablo, mucho más propia para un futuro rey. Por ello, los monarcas decidieron sacar a su hijo por la ventana más cercana a dicho templo, pues de salir por la puerta, el niño sería bautizado en San Martín.

Pero no solo uno de los reyes más poderosos de la historia de España hizo vida en Valladolid, sino que uno de los personajes más recordados en los libros nació y murió en la provincia. El Duque de Lerma, valido de Felipe III, es uno de esos vallisoletanos ilustres. Pese a no ser recordado como un político honrado y racional, Francisco de Sandoval y Rojas cuenta con mucha importancia, ya que durante el reinado de Felipe III fue la cabeza del primer eslabón de la monarquía española.

El actual estado de la ciudad castellana es capaz de transportar a sus visitantes hasta la época de máximo esplendor de sus edificaciones. Valladolid y sus templos cuentan con detalles arquitectónicos disponibles para los turistas más curiosos y observadores. Sin embargo, disfrutar de tales obras está al alcance de todos aquellos paseantes de la ciudad. Un caso claro de ello es La Antigua. Esta iglesia situada en el centro de la ciudad fue fundada por el Conde Ansúrez en el siglo XI. Dos siglos después, en el XIII, se acabó de perfilar la torre y el pórtico románico, dos obras arquitectónicas con las que todavía nos podemos maravillar en la actualidad. A principios del siglo XX y hasta mitad del mismo tuvo lugar una restauración, la cual permitió retocar aquellos detalles más dañados para lograr que, hoy en día, La Antigua luzca con un aspecto magistral.

Iglesia de Santa María de La Antigua

Dos ríos rodean la ciudad pucelana. De esta manera, el agua se encarga de evitar que se escape la historia de un lugar que esconde algunos de los sucesos más curiosos e inverosímiles del pasado español. Sus personajes ilustres y su marcada arquitectura dan pistas para entender por qué este paraje sin duda bien merece una excursión. Mochila, gorra y ganas de descubrir serán utensilios indispensables para llegar al fondo de esta ciudad, Valladolid.

Reportaje realizado como parte de la asignatura Periodismo Especializado.