AINHOA DE LA HUERGA CELESTINO | Fotografía: Pixabay |
La Facultad de Filosofía y Letras acogió el pasado viernes 16 un taller de periodismo de Derechos Humanos, organizado por Médicos del Mundo. Se trata de la tercera jornada del Artículo 31 Film Fest. Este festival se realiza con motivo de la propuesta por parte de la asociación organizadora de incluir un artículo 31 a los 30 de los derechos inherentes de las personas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Para defenderlos de las vulneraciones, se ha redactado este artículo 31: “Toda persona tiene derecho a denunciar la vulneración de cualquiera de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.”
Las ponentes del taller Comunicar para Transformar fueron: Fabiola Barranco y Patricia Simón, ambas periodistas especializadas en el campo de los derechos humanos.
Comenzaron afirmando que se trata de un trabajo con personas, con lo que las víctimas, en especial de la vulneración de estos derechos, no deben verse perjudicadas de los testimonios o el contacto con el periodista.
«No es dar voz a los que no tienen voz, sino que no hay quien les quiera escuchar.»
Con esta afirmación, las periodistas afirman que el destinatario real del trabajo periodista son estas víctimas; no el público, ya que no se van a producir cambios inmediatos en la sociedad pese a la información.
Advierten del ego del periodista. Ante todo, debe recordarse que el protagonista no es el profesional, sino el contenido de la información. Definen el periodista marca, que crea su “marca personal” con el objeto de obtener reconocimiento. Sin embargo, poniendo de ejemplo a algunos periodistas latinoamericanos como Eduardo Galeano, demuestran como los buenos periodistas no buscan la popularidad, sino el beneficio social.
Simón indica que se deben “hackear los medios”, incluyendo en los medios temas que en un inicio no atraen a la audiencia. Expone un ejemplo de cómo hacerlo: en la época estival, apenas se tienen noticias más allá del calor. La periodista, usando esto de trasfondo muestra la situación en el CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) o en los desahucios.
Destacan algunos medios alternativos que ofrecen información de calidad acerca de estos temas como La marea o El salto. Sin embargo, los medios tradicionales suelen elaborarse hacia un público convencido, que desea ver reflejada su visión del mundo en la información que recibe. Por ello, se debe fomentar la proactividad. Dentro de esto las ponentes indicaron el voluntariado, buscar lo noticioso en estas causas, tener contacto y publicar con el objeto de fomentar estas prácticas.
“Somos el canal no el fin.”
Pese a esto, algunas organizaciones se han visto obligadas a recortar los periodistas a los que atienden. Esto se debe a que en algunos casos la información no se ha realizado cuidando de las personas que la protagonizan, ya que con esto se dinamita el trabajo y los progresos de los afectados a encontrar un reflejo negativo de sí mismo o de la situación que viven.
Uno de los géneros en el que las ponentes han incidido es la entrevista. El periodista debe preguntarse como afecta a la persona el contenido y retrato que se elabora. Se debe entrevistar a los protagonistas directos, haciendo acuerdos claros y sin falsas promesas. La actitud que Barranco destaca es el respeto y la mentalidad abierta, evitando la prepotencia y los prejuicios.
Se insistió en la forma de citar a la persona con el uso de un pseudónimo, dar total protección a su identidad y aclarar con el entrevistado que está de acuerdo con la publicación. Esta persona va a ver el resultado y debe reflejarse en él.
Las periodistas plantean el cuestionamiento continuo de las estructuras narrativas, que el profesional de la información legitima, pese a los intereses que puedan tenerse en ellas. Se debe tener en consideración por tanto la forma en la que se cuentan las cosas. Como ejemplo exponen la crisis de derechos humanos de 2015 en la que se enfocó a los 18 refugiados de la cuota establecida, y se invisibilizó la situación de los restantes, como las limitaciones del sistema de ayudas de acogida, que tiene una duración de 2 años y no conlleva una inclusión social efectiva. Tampoco se trata el viaje de los inmigrantes desde países como Marruecos, con los peligros del mismo o el papel de las mafias.
Barrando afirma que hay que rebelarse contra las personas que encasillan, como sucede por ejemplo en las entrevistas a los refugiados, en las que se tacha de imperialista al periodista y con ello se provoca el silencio de los colectivos. Por su parte Simón expone que se suele asociar el tratamiento de los derechos humanos con ser buena persona. Por ello, se debe tener cuidado de no buscar el reconocimiento exponiendo lo más noticiable y aceptado por el público.
Destacan la mejora de los trabajos periodísticos a través de las nuevas herramientas y la continuidad de la formación. Afirman que se debe crear una cultura de los derechos humanos para su protección. Además, el trabajo periodístico de calidad puede incluso llevarse a los tribunales como denuncia, teniendo una utilidad efectiva.
«El enfoque parte de que todos los seres humanos somos iguales.»
Con esta afirmación las periodistas hablan del enfoque de las noticias y hacen especial mención al feminismo, que recoge la discriminación e invisibilización de la mujer en la sociedad, destacan la islamofobia creciente en España y la situación negativa o nula que se expone de la mujer musulmana como cara visible del colectivo.
Para terminar, las ponentes hablan del proyecto Por todas, lanzado desde La marea. Es un proyecto de investigar la historia después de los 55 feminicidios cometidos en 2014. Se financiará con un crowdfounding y se comenzará a publicar en enero de 2019.