Hablar de fútbol y cultura, pero sin alzar la voz

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CRISTÓBAL CEREZALES FRANCO Y GERMÁN PRIETO GUERRA

Fotografías: Laura Gay

‘Fútbol sin Gritos’ fue el lema de esta jornada de charlas organizadas desde Colectivo Laika con el apoyo de la Universidad de Valladolid. Un encuentro que reunió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UVa a periodistas consagrados, futbolistas y músicos que hablaron de la relación del fútbol con la cultura.

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Partido de ida

Salió como titular inaugurando la jornada Diego Barcala, director de Líbero, una revista de carácter mensual que “aúna la pasión por el fútbol sin el fanatismo” y donde predominan relatos y cultura antes que el sensacionalismo con que otros medios tratan el deporte. Barcala animó a los estudiantes de periodismo a emprender proyectos libres, a “ver qué hay más allá que un gran medio editorial” y a poder “hacer lo que quieras si tienes una buena idea”.

“Intentamos hacer una revista que no tuviera los peajes que tienen los medios de comunicación”, argumentaba cuando se refería a la motivación que los llevó a levantar Líbero. Explicaba que se trataba de una cabecera en el que intentaban “que los contenidos tuvieran utilidad”.

Para ello han emprendido diversas iniciativas, entre la que se encuentra ‘Fútbol vs. Alzheimer’, un proyecto conjunto con la Universidad Autónoma de Barcelona en el que, mediante cuatro números especiales que acogen diferentes hitos del fútbol, ayudan a los enfermos de Alzheimer (los reparten en centros donde se trata la enfermedad) acordarse de aquellos momentos. “Es bonito recordar las cosas buenas, las malas no”, añadía un paciente en el vídeo promocional de la iniciativa, que concluía que hablar de fútbol ayudaba a recordar a los enfermos de Alzheimer.

Otra de sus iniciativas fue la creación de anuncios publicitarios en los que una pareja se comunicaba a base de lenguaje futbolístico. ‘Si te lo explican con fútbol, lo entiendes’ fue galardonada con numerosos reconocimientos, entre ellos un León en el festival de cine de Cannes y más de dos millones de reproducciones en plataformas de vídeos ‘online’. La próxima campaña, estrenada en primicia, consistirá en ofrecer alternativas futbolísticas para los nombres de los recién nacidos.

En la segunda charla de la mañana, Mara Torres, presentadora de La 2 Noticias, y Guille Galván, guitarrista y compositor de la banda madrileña de rock alternativo Vetusta Morla, buscaron las similitudes entre el fútbol y la música. El saque inicial lo dio Torres, que habló sobre “escribir la historia” haciendo un símil entre el pase a cuartos de final de la Eurocopa de 2008 y el primer concierto que ella presenció de Vetusta Morla; ambos acontecimientos tuvieron lugar en la misma jornada. Concluyó que “aquel día se empezó a escribir la historia del fútbol español y de la música española”.

Guille Galván, por su parte, mencionó que “el estadio o pabellón para un futbolista y para un músico es un punto de llegada, nadie aspira a ello y es un logro”, haciendo nuevamente un paralelismo entre las estrellas del fútbol y las estrellas de la músicaLa política también entró en juego cuando al comentar que los candidatos “se han vuelto estrellas de rock”, haciendo alusión al debate en el que llegaban en coche acosados por las cámaras para posteriormente ir al ‘photocall’, ‘backstage’ o camerinos.

La charla, que enlazaba cada vez más a políticos y futbolistas, encontró uno de sus momentos culminantes de debate en torno a la idoneidad o no de que el futbolista hable de temas políticos. Fue la cuestión que más discrepancias provocó entre los asistentes. Mara Torres, en concreto, argumentaba a favor de la no intervención de los futbolistas en temas ajenos “por no estar capacitados” y por “la repercusión y la responsabilidad de los clubes a los que representan”.

Antes de dar paso a la sisión de tarde, el compositor Galván y Torres cerraron el partido de ida con una conclusión: “La música y el fútbol están muy relacionados porque son las dos formas de entretenimiento del hombre contemporáneo”. Por último, recordaron los atentados de París y la incursión de los terroristas en la Sala Bataclán y, en alusión a la charla anterior de Diego Barcala, como reanimadores de la memoria.

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Partido de vuelta

Ya por la tarde era el turno de Álvaro Rubio y Joaquín Robledo, que, en una charla distendida y en tono amable, tocaron todos los temas debatidos en la mañana. Estaba todo por decidir, como quien dice, y tras una breve introducción del periodista, Rubio empezó a dar pequeñas dosis de su sabiduría. Sobrio y siempre bien colocado, como en el campo, tuvo palabras de agradecimiento para un Real Valladolid al que llegó “por la puerta de atrás” y recordó con cierta nostalgia los tiempos de la bisoñez, cuando compartió vestuario con históricos del fútbol como Iker Casillas y Xavi Hernández.

Una selección sub’18 a la que llegó “de casualidad” cuando jugó un partido con el equipo absoluto universitario y lo cogieron. Sobre los cometidos que debe llevar a cabo un capitán, el 18 del Real Valladolid lo tiene claro: “Sirve de enlace entre la directiva y los jugadores, intenta que se respete todo el mundo” dentro de un vestuario donde ahora “se habla de política”.

En cuanto a la relación de los futbolistas con la sociedad, Rubio reconoce que “no se mojan” porque están “muy expuestos” y asume con naturalidad el acoso “que no llega a ser insoportable” de los aficionados. Sabe que sus palabras “llegan a mucha gente”, pero prefiere mantenerse al margen. Otros, más excéntricos, interactúan en las redes sociales y cuelgan vídeos de sus bizarros comportamientos. 

Pero eso no va con Álvaro Rubio. Como su juego, es más directo, más cercano y trata a los periodistas «de tú a tú», sin complejos. Aprovecha la conferencia para alertar de los comportamientos de algunos padres en los campos de juego de las categorías inferiores y advierte cómo ha cambiado la actitud de los niños: “Yo antes jugaba para disfrutar, ahora los niños juegan por ganar dinero”, apunta el centrocampista pucelano para terminar esta primera parte de buen ‘fútbol’ en el Salón de Grados de Filosofía y Letras.

Todavía quedaba tiempo para que David Espinar nos abriera los ojos a la parte del fútbol que pasa más desapercibida para el gran público: la imagen social. Encargado de gestionar los negocios de Zidane y Ronaldo, Espinar sentó cátedra en el centro del aula y repartió teorías económicas a diestro y siniestro para terminar con un mensaje: los futbolistas crean valor y venden estilos de vida. En resumen, que las estrellas del deporte tienen que devolver una parte de todo lo que el fútbol les da y, para ello, donan dinero, mejoran su imagen y colaboran con diversas ONGs. Ya saben, eso de la responsabilidad social corporativa que nos intentan vender algunas empresas.

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