ALBERTO DOMINGO SÁEZ | Fotografía: Mayela de Castro |

Cada diez de diciembre, se conmemora en todo el mundo el Día de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero, en un año tan peculiar como el que está a punto de acabar, la celebración tendrá una importancia muy diferente a las anteriores. Este 2020, la pandemia mundial que causó la propagación del coronavirus ha sacudido cada rincón del mundo. Por ello, la reivindicación del documento cobra más relevancia que en cualquier otro año.

Este documento histórico se firmó en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Proclama los derechos inalienables que corresponden a todo ser humano por el mero hecho de existir. Independientemente de condiciones de cualquier índole, como la raza a la que pertenece, el color de su piel, la religión de la que es practicante o la posición económica en la que se sitúa. Es posible leerlo en más de 500 lenguas distintas y es el documento que más veces se ha traducido en la historia.

Su entrada en vigor supuso toda una innovación para la sociedad universal del momento. Era la primera vez que ofrecía una garantía de derechos a todos aquellos cuyas vidas las marcan las desigualdades que sufren. Estas disparidades las causan las críticas situaciones que se viven en algunos países.

La escritora, activista, política y antigua primera dama de los Estados Unidos, Eleanor Roosevelt, fue una figura muy importante en la sociedad americana. Cuando se firmó la famosa Declaración en 1949, pronunció un discurso en apoyo a lo que se había pactado. ‘En definitiva, ¿dónde empiezan los derechos humanos universales? En pequeños lugares, cerca de casa; en lugares tan próximos y tan pequeños que no aparecen en ningún mapa. […] Si esos derechos no significan nada en estos lugares, tampoco significan nada en ninguna otra parte. Sin una acción ciudadana coordinada para defenderlos en nuestro entorno, nuestra voluntad de progreso en el resto del mundo será en vano.’

¿Qué objetivos persigue la celebración en 2020?

La crisis de la Covid-19 ha supuesto el aumento de las desigualdades en todo el mundo. También de la discriminación estructural y arraigada. Ha causado además otras brechas en la protección de los Derechos Humanos. A causa de este tipo de problemas, los objetivos que busca la Organización de las Naciones Unidas son indudables. Es fundamental conseguir erradicar cualquier tipo de discriminación, actuar frente a las desigualdades, impulsar la participación, la solidaridad y el desarrollo sostenible