PAULA REBOLLO ANDRADE  |  Fotografía: Lummi  |

“Investigar los desórdenes informativos” que causa la IA es la línea de estudio que sigue la Doctora en Periodismo Estrella Alonso del Barrio. Así lo expresaba en la conferencia que el 9 de abril impartía en Filosofía y Letras, titulada «Las IA en el periodismo: más allá de la creación de contenidos». Entonces, ¿la IA desordena?

COMPAÑEROS DESDE HACE TIEMPO

Ahora que las IA están en el centro de la conversación pública, resulta llamativo descubrir que se vienen empleando desde hace años sin que lo conociéramos. Alonso del Barrio ubica su primera huella en el mundo informativo en 2014. Fue entonces cuando Los Ángeles Times publicó su primera noticia informatizada, que versaba sobre los movimientos sísmicos.

Desde entonces, medios como Globe and Mail han automatizado sus portadas para dejarlas en las manos cableadas de estas herramientas, con lo que han ganado un 17% más de clicks. Asimismo, algunas Inteligencias Artificiales, como Perplexity, ofrecen información actualizada y adaptada a cada usuario. Estas decisiones no hacen sino allanar el terreno al “filtro burbuja”, término acuñado por Eli Pariser y que se refiere a la personalización voraz que una máquina crea para nosotros. Si ya suponía la base del funcionamiento de los motores de búsqueda y las redes sociales, ahora también está presente en la manera en que nos informamos.

La medida del Globe and Mail olvida un aspecto que indica el defensor del lector de The Washington Post y que recogía Pariser en su libro El filtro burbuja: “Los directores de los periódicos decidían lo que ellos pensaban que necesitaban los lectores, que no era necesariamente lo que estos querían” (Pariser, 2017, pág. 79).

En cambio, el uso de la IA en la primera plana acaba con esto, ya que prima aquello que el usuario desea. Hace del mundo una esfera moldeable de plastilina de la que parece poder escogerse el color y forma que uno prefiere, cuando realmente la función de los medios de comunicación siempre ha sido arrojar luz sobre hechos que no se conocen y que se evita conocer. Ya lo sentenciaba Jaron Lanier en 10 razones para borrar tus redes sociales de inmediato: “Como los estímulos del algoritmo no tienen ningún significado, puesto que son puramente aleatorios, el cerebro no se está adaptando a nada real, sino a una ficción” (Lanier, 2018, pág. 29).Programa de las XXII Jornadas de Literatura y Periodismo

GÉNEROS INTERPRETATIVOS E IA

Por fortuna, la presencia de la IA en el periodismo interpretativo cuenta con pocas posibilidades de arraigar, ya que se trata de un género eminentemente creativo. Los escépticos responderán que estas máquinas ya redactan con el estilo de los grandes autores, pero ni contienen la verdadera esencia de estos ni están siendo originales. Pues, aunque de momento su capacidad para copiar es enorme, a la Inteligencia Artificial “no se le da tan bien crear e imaginar”, como indica Virginia Díez (miembro de The Commoners). En cambio, en eso la humanidad sí es experta. Es por eso que voces como la periodista Carmela Ríos ya han resaltado que la vía fácil que ofrecen estas aplicaciones tiene un costo: desentrena nuestra imaginación y nuestros ‘genes creativos’.

Además, crónica y reportaje se cimentan en las dotes narrativas del autor, así como en la capacidad para no solo escoger unas informaciones, sino para aportar contexto y darles el enfoque adecuado. Esa intuición, que permitirá que el público conecte con la pieza periodística y salga enriquecido de ella, no es sino una habilidad eminentemente humana. Lo inquietante sería que una máquina fuera capaz de hacerlo.

APUESTAS CONSTRUCTIVAS

Si a nadie le place ser controlado, resulta curioso lo fácil que estamos cayendo, sin percatarnos, en una conducción automática cuyos pilotos son unas máquinas. Alonso del Barrio se desmarca: “Me niego a que la IA me diga cómo hacer las cosas”. Como ella, otros profesionales han reafirmado su independencia y han apostado por establecer en sus medios que la IA tenga una supervisión humana y por liderar un uso positivo de esta. Entre las iniciativas de este tipo, según explicaba la ponente, están la emisora finlandesa Yle, que ofrece sus contenidos en lenguas como la kurda gracias a estas herramientas tecnológicas. Otro caso es el de Associated Press, que elabora contenidos accesibles para personas con discapacidad visual. Es decir, los beneficios existen, únicamente hace falta buscarlos y que sean los que primen.

PERIODISMO FRENTE AL DESORDEN

“Esta revolución es parecida al nacimiento de la World Wide Web”, aseguraba la ponente. Al igual que hoy quienes se opusieron a Internet se nos asemejan poco menos que a extraterrestres, probablemente en un tiempo se tendrá la misma visión de las voces que hoy rechazan las Inteligencias Artificiales. Es imposible resistirse a los avances que ya están aquí. No obstante, el desafío radica en hacer de la IA un uso constructivo. Como ya anotaba Tristan Harris en el documental El dilema de las redes sociales: “No se trata de que la tecnología sea una amenaza existencial, sino de la capacidad de la tecnología para sacar lo peor de la sociedad, y lo peor de la sociedad es la amenaza existencial”.

Pero ¿cuál es el punto de vista de la audiencia respecto al tema? De acuerdo con el Instituto Reuters, en 2024 “sólo una minoría se siente cómoda consumiendo noticias creadas por humanos con la ayuda de IA (36%), y una proporción aún menor se siente cómoda consumiendo noticias creadas principalmente por IA con supervisión humana (19%).” Quizás el periodismo habría de aclarar cuándo usa estas máquinas y especificar por qué lo considera conveniente. De no hacerlo, se corre el riesgo de perder la confianza de una audiencia que ya reniega de los medios de comunicación y que podría lanzarse (todavía más) en brazos de la más absoluta desinformación. En un mundo amenazado por la crisis ecosocial, la fragilidad de las democracias y el auge de los discursos de odio, si el periodismo quiere seguir existiendo, tiene que estar ahí para las personas, tiene que permanecer frente al desorden.