AINHOA ORTEGA GUTIÉRREZ  |  Fotografía: Pixabay  |

En el tiempo actual el mundo se está volviendo un lugar más violento en comparación a como era a principio de siglo. Además de la guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza o el conflicto entre Rusia y Ucrania, hay más escenarios violentos. Los medios de comunicación son los encargados de dar cobertura a estos enfrentamientos, pero ¿qué papel deben asumir en este tipo de conflictos?

Con los años, los medios de comunicación han ido ganando terreno a la hora de transmitir cuestiones que interesen a la población. Sin embargo, también han tenido que irse adaptando a las exigencias de los tiempos modernos, donde toda información debe ser contrastada antes de ser expuesta al público.

Nos encontramos en un momento en donde la responsabilidad informativa prima a la hora de exponer temas tan delicados como una guerra. Según el estudio del Institute for Economics and Peace (IEP), en 2024, hay 56 guerras que permanecen activas y que involucran a 92 países. Esto representa el pico más alto de conflictos desde la II Guerra Mundial.

Enfrentamientos en guerra

Los medios tienen responsabilidad sobre las consecuencias. Las informaciones que dan a conocer a los diferentes usuarios influyen en su percepción y posicionamiento de un conflicto.

Es por ello por lo que deben dar datos veraces, evitar posicionamientos políticos y/o sociales, promover un dialogo que conduzca a la paz, proteger la dignidad humana de la población que se encuentra afectada inmediatamente por el conflicto, evitar la propaganda y sensacionalismo, dar el contexto del conflicto (puede que esta lleve años gestándose y no haya sido hasta un tiempo en concreto que hay estallado) y proteger a los periodistas enviándolos a zonas “seguras” dentro de los peligros de la guerra.

El no cumplimentar estas acciones de responsabilidad civil e informativa puede causar una escalada del conflicto, desinformación a la población generando más violencia e inseguridad, justificación de la violencia de los derechos humanos y una propagación de los discursos de odio.

El desempeño ético y profesional con el que se trata toda aquella información es clave para promover la paz o escalar la violencia entre regiones enfrentadas.

Si bien es cierto que los países involucrados pueden posicionarse a favor de sus propios intereses intercambiando información que influya a su población sobre lo correcto y lo malo, la prensa internacional debe mantenerse lo más neutral posible en el seguimiento de estos enfrentamientos.

El proyecto INFORCORE desarrollado entre 2014 y 2016 ofreció un estudio que sirvió como recomendación a diferentes ONG y responsables políticos sobre como mejorar sus bases profesionales, prácticas y políticas.

En ella se explico como los medios deben tener la capacidad de desarrollar los contenidos de los diferentes enfrentamientos y hacerlos dotar de alcance, notoriedad y consonancia.

Para ello se hicieron 6 casos de estudio donde se tuvieron en cuenta cuatro factores interrelacionados: el grado de diversidad y libertad de los medios de comunicación, las actitudes sociales en el nivel de influencia por medios, el nivel de intensidad el enfrentamiento y el grado de implicación de agentes regionales y/o internacionales.

La investigación arrojó algunos resultados preocupantes relacionadas con la confianza del publico con respecto a la fiabilidad del tratamiento periodístico de los diferentes enfrentamientos.

En diferentes zonas hay una falta de recursos, profesionales e independencia de los poderes políticos en la profesión periodística, lo que lleva a una repercusión negativa.

Personas manifestándose

Otro agente que determina el posicionamiento de las personas en un conflicto bélico y que puede afectar gravemente el desarrollo de este son las redes sociales. En la actualidad diferentes plataformas como Instagram, X (anteriormente Twitter) o Facebook, se han hecho protagonistas al documentar abusos de los diferentes lideres internacionales o al mostrar la crueldad de diferentes actos que los medios de comunicación no siempre trasmiten.

Gracias a su rapidez a la hora de transmitir información y al no haber restricciones (o no muchas) sobre el contenido que se comparte tiene un impacto significativo a nivel global y moviliza a la población internacional.

Aunque puede llegar a crear conciencia entre los jóvenes, en una generación más implicada en la búsqueda de la resolución de conflictos, lo cierto, es que las redes sociales pueden llegar a ser un arma de doble filo. La gestión de diferentes crisis se puede ver agravada por la intervención de las redes en él.

Esto se puede deber a la falta de regulación de las plataformas y manipulación de narrativas que llevan a la difusión de desinformación.

Por ejemplo, en X podemos observar como distintos videos relacionados supuestamente con un evento, en realidad correspondían a un escenario distinto. En este caso la aplicación puso a disposición desde hace unos meses una opción que permitía hacer saber a los usuarios si la información era verídica o contenía algún tipo de información que fuese falsa.

Otros aspectos que pueden influir negativamente es la utilización de las plataformas para reclutar y justificar la violencia. Varios grupos armados como ISIS utilizaron las redes sociales para añadir personas a sus filas.

El impacto de las redes en conflictos humanos fue muy notorio con la Primavera Árabe donde tuvieron un papel importante al organizar protestas y documentar la represión. Otros ejemplos actuales y que se siguen observando día a día son la documentación del conflicto entre Rusia y Ucrania y los diferentes frentes abiertos en Medio Oriente.

Los medios tienen la responsabilidad de entregar información veraz que no posicione a las masas, son importantes a la hora de documentar un conflicto. Sin embargo, las personas también tienen la responsabilidad de consumir información correctamente y contrastar toda aquellos daros que reciben y comparten a través de redes sociales.