LUIS GONZÁLEZ CARPIZO  |  Foto: Pixabay  |

El popular director inglés Edgar Wrigth regresa con su séptimo largometraje. Este llega tras el éxito alcanzado por su anterior cinta “Baby driver”. En esta ocasión, el director que alcanzó la fama con “la trilogía del cornetto”, se adentra a explorar por primera vez el terror puro.

Ya en “Zombies party” (o en su título original “Shaun of the dead”), primera película de la ya mencionada “trilogía del cornetto”, exploró en cierta medida este género. En esta película el apocalipsis zombie aparece como telón de fondo que permite el desarrollo de una historia de comedia sobre un trabajador alienado en la Inglaterra del Siglo XXI.

Pero en esta ocasión es diferente, la decisión del director ha sido decantarse por una historia de terror alejada del tono cómico que hasta ahora se ha mantenido presente en mayor o menor medida en sus anteriores trabajos. Lo que sí se mantiene es Inglaterra como ubicación en la que desarrollar la historia, si bien en su anterior película la historia se desarrolla en los Estados Unidos, un elemento que caracteriza el sello autoral del director es el de mantener su país natal como pieza fundamental del puzzle que componen sus películas. En esta ocasión esta pieza es el Soho (barrio londinense en el que vive Edgar Wrigth). 

La película se centra en dos historias de dos jóvenes separadas por varias décadas pero que a través de los sueños entrelazan sus historias. Una de estas jóvenes, interpretada por Thomasin McKenzie (“Jojo Rabbit”, “Old”), llega a la gran ciudad siendo una muchacha tímida e inocente que pasa de vivir con su abuela a ir a estudiar sola a Londres. Por otro lado, la joven interpretada por Anya Taylor-Joy (“Gambito de dama”) vive en la Londres de los 60 (una época que ha sido idealizada por las generaciones que no la vivieron).

Una capital europea, un viaje temporal mágico a una época idealizada… Perfectamente podríamos estar hablando tanto de “Last night in soho” como de “Midnight in Paris”. Podemos encontrar en el filme de Allen un cierto paralelismo con esta película, en la cinta de Allen encontramos a un hombre que a la llegada de la media noche se transporta a la París de los años 20 del siglo pasado. Una época que el protagonista tiene idealizado ya que allí conviven sus grandes referentes (personajes históricos tales como: Pablo Picaso, Luis Buñuel, Ernest Hemingway, etc.). Por su parte en la película de Wright, las noches (más concretamente los sueños) también transportan a la protagonista a una época considerada mejor, en este caso (como ya se ha mencionado) la Londres de los años 60. 

En definitiva, Edgar Wright ha decidido asumir el riesgo de enfrentarse a sacar adelante por primera vez un proyecto de terror. Obteniendo por parte de la crítica la aceptable cifra de 7.5 en IMDb. El próximo viernes 19 de noviembre llegará a las salas de todo el mundo y los espectadores podremos juzgar por nosotros mismos si la apuesta de Wrigth es el gran proyecto de terror que se nos ha prometido o por el contrario se trata de una decepción más para el terror contemporáneo.

Nos vemos en los cines.