Fotografía: Joaquín Aragón
A diferencia de la opinión generalizada, en la actualidad, los jóvenes están tomando las riendas de su futuro y están empezando a ser conscientes de su papel en la sociedad.
Últimamente, sobre todo por culpa de los medios, se ha generalizado la idea entre la población de que los jóvenes, frente a las dificultades económicas que atraviesa nuestro país, están dejando de lado los estudios y las carreras universitarias para acercarse a puestos de trabajo más temporales o buscarse la vida de otras maneras más prácticas que mediante unos estudios de largo recorrido.
También se está extendiendo la idea (no muy equivocada, en bastantes casos) de que los jóvenes se están volviendo más retraídos y, cada vez, tienen menos relación con sus padres y su entorno debido a la comunicación inmediata con sus amigos que consiguen con teléfonos móviles o el entretenimiento que ofrece las redes sociales y las nuevas tecnologías. Estas dos imágenes, junto a muchas otras, están manchando en gran medida la idea sobre el joven que se tiene en la actualidad.
El joven aplicado y estudioso que sabe dividir su tiempo y repartirlo equitativamente para hacer frente a todos sus deberes nunca ha sido muy realista, pero ahora lo parece menos: nos es más habitual ver a un adolescente hablar por el móvil con un amigo que vive a dos calles sobre la fiesta de esa noche que a uno ayudando a sus padres a hacer la compra de la semana.
Sin embargo, aunque no lo parezca, una gran cantidad de este variopinto grupo que engloba a todos los jóvenes, sabe (más o menos) organizarse y conseguir aprobar el curso, pasar tiempo con sus amigos y sus familiares, tener intereses culturales…, de hecho, nuestra generación, que los medios de información han calificado de ‘perdida’, no está tan perdida. Aunque muchos asocian directamente a los jóvenes de ahora con los ‘ni-ni’ (ni estudian ni trabajan, casi 1.400.000 en España), la mayor parte de los jóvenes no hemos perdido la ilusión ni las ganas de construir un futuro mejor para nosotros mismos y para todos.
Las dificultades económicas y sociales, mezcladas con un panorama político que deja mucho que desear (sin nombrar la corrupción que sufre este país), han calado en una generación que ahora emerge y deja atrás el letargo que había asumido respecto a los ‘adultos’: «ellos sabrán lo que hay que hacer, que nos solucionen ellos la vida». Nos hemos empezado a dar cuenta de que, en muchos casos, los adultos tampoco saben qué hacer y debemos apoyarlos y ayudarlos.
A pesar de que la situación laboral para los jóvenes en España no es la mejor –solo aliviada por trabajos temporales y sueldos precarios-, somos la generación mejor preparada de la historia del país. Y esto se debe hacer notar. Respecto a la política, el apoyo a los partidos clásicos ha bajado y se ha incrementado la apuesta por nuevas formaciones en un intento de cambiar las estructuras del país, ya que se han empezado a hartar de que quienes tengan el poder no se ocupen de sus problemas.
La mayoría aquellos que tienen entre 18 y 35 años apoya el sistema democrático, pero ve los partidos tradicionales como parte del problema que atraviesa en la actualidad España. Este malestar con la política se expresó con el movimiento 15-M, que llegó acompañado de reivindicaciones como “¡DEMOCRACIA REAL YA!” o “PIENSO, LUEGO ESTORBO” que resumían en pocas palabras el sentimiento generalizado.
La protesta en las plazas fue el germen de las nuevas plataformas políticas. La consecuencia es que el bipartidismo tradicional va perdiendo fuelle. Las elecciones europeas, municipales y autonómicas han avanzado un nuevo frente político para las generales de finales de año.
En relación con las nuevas tecnologías, cabe señalar el gran poder que están tomando los jóvenes con el uso de redes sociales frente a los partidos: la política está empezando a ser un terreno de juego para todos, en el que el pueblo puede ser oído, leído o visto y difundir sus opiniones.
La tecnología es la gran protagonista de esta época. La posibilidad de acceso a Internet a través de los teléfonos móviles y el crecimiento en el consumo de estos aparatos lo han convertido en el primer instrumento de conexión con la realidad social para los jóvenes. Muchas veces se oye decir: “Si me quitases el móvil, me quitarías la vida”, y nos parece una exageración, pero tiene gran parte de verdad. Sin móviles o conexión a Internet durante un gran período de tiempo, la juventud estaría alejada del mundo, ya que es el principal medio por el que han aprendido a comunicarse y ha estado tan arraigado en su día a día durante tanto tiempo que no imaginan cómo sobrevivir sin él.
Esta generación está marcada por el azote de la crisis económica, pero se enfrenta al problema e intenta buscar nuevas vías para salir de ella o, al menos, hacerla más llevadera: se embarca en nuevos proyectos emprendedores e ideas laborales, utiliza las nuevas tecnologías como instrumento para difundir sus ideas, viaja al extranjero para intentar buscar empleo y una nueva vida, explora nuevos modelos económicos para reducir costes mediante crowdfoundings y economías colaborativas…
También ha surgido un nuevo modelo cultural y social gracias a Internet con una generación que se ha vuelto a interesar por la música y la poesía, que innova en la forma de vestir, que conoce a gente mediante redes sociales…
Muchas cosas se pueden decir sobre la actual generación de jóvenes, pero no se nos puede meter a todos en un paquete unitario a partir de una imagen preconcebida.
JÓVENES SOMOS MUCHOS, Y CADA UNO SOMOS UN MUNDO.