Mercedes Miguel: «El cine es un crisol que engloba todo»

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JUDITH MALLOL MONTERO  |  Fotografía: Manuel De La Fuente  |

La doctora en lenguaje audiovisual y profesora de la UVa Mercedes Miguel Borrás publica el libro ¿Qué es el cine? En sus más de 1300 páginas, esta publicación recoge todos los temas tratados un año antes en el IX Congreso Internacional de Análisis Textual, a través de más de 90 artículos.

Empecemos por el título, ¿Qué es el cine? Todo el mundo cree conocerlo, casi todos vamos al cine y vemos películas. Pero ¿qué es realmente el cine?

El cine es un lenguaje como cualquier otro, y yo creo que es el lenguaje más potente que existe ahora mismo, ya lo dijo André Bazin. Walter Benjamin también lo expresó así cuando habló del cine como un instrumento perfecto para mostrar la realidad, la vida. El cine tiene la capacidad de acercarte a las cosas y mostrarte lo que son, porque te las muestra desde diferentes enfoques.

Pero, el cine se enfrenta a la vez al problema de que, a diferencia de la literatura o de la pintura, es una industria, y engarzar arte e industria es muy complicado. La industria empezó a aprovecharse, desde entonces se ha manipulado y, en ocasiones, estropeado algo que es bellísimo.

Hay que tener en cuenta el hecho de que, aunque el cine sea comercial, eso no significa que no pueda ser bello, sino que hay que dejar a los artistas que lo hagan. Y el congreso del que surgió el libro se hizo precisamente para unir arte e industria, y para que hablara esta última sobre lo que opinaba del cine. De hecho, en marzo se hará otro congreso sobre largometrajes en el que seguiremos hablando de lo que es el cine. Y a partir de ese mes, se van a realizar seminarios académicos en los que se hablará de lo que es el cine a través de profesionales de este arte, así como teóricos del mismo.

¿Cuál es el motivo por el cual se escogió ¿Qué es el cine? como título de la publicación?

En la dedicatoria del libro se explica bastante bien. Le he dedicado el libro a André Bazin porque, como digo en la introducción, “André Bazin, que supo ver, y nos enseñó a mirar el cine”. Bazin, cuando se planteó esta misma pregunta que da nombre al libro encontró como respuesta que el cine es un crisol: el compendio de muchas artes. Así, el cine no es el séptimo arte porque sea el último, sino porque engloba todas las demás. Cuando ves una película puedes observarla desde muchos puntos de vista, desde el literario, el social y hasta el pictórico. Incluso puede ser trabajado desde el punto de vista didáctico, ¿cuántos profesores utilizan el cine para apoyar la teoría?

¿Qué temas se trataron en el Congreso para que apareciese la necesidad de ponerlo por escrito?

Durante el Congreso, se trabajó el cine desde muchas perspectivas: la ontología, el análisis propiamente textual, desde la historia y la filosofía… Hubo 38 mesas, 180 ponentes, y cada mesa abordaba un tema. Aunque no todas las ponencias se han desarrollado en el libro.

¿Por qué opina que este libro es relevante para el público?

Yo creo que esta publicación tiene que leerla aquella gente que esté interesada en el cine, sobre todo porque son 90 artículos, y cada uno puede dirigirse a aquel que sea de su interés o agrado sin tener que detenerse en todos y cada uno de ellos. Además, los artículos están clasificados por temática, así que quienes acudan a este libro con fines académicos no encontrarán ninguna dificultad para identificar los textos más convenientes.

Son unos artículos de gran interés, porque están redactados por catedráticos, cineastas, etc, pero no solo de España. Al tratarse de un Congreso internacional, los ponentes tenían procedencias muy diversas: profesores de Estados Unidos, de Francia, de Inglaterra, de México, de Italia, de Corea, etc. Asi que no es una visión propiamente cerrada de la concepción del cine en Valladolid o en España. Participaron un total de 58 universidades, de las cuales solo 28 eran nacionales.

¿A qué conclusión se llegó en el Congreso, y, por tanto, en el libro?

Curiosamente, en ¿Qué es el cine? la conclusión es la introducción. Cuando terminó este Congreso me quedé en una nube, porque fue tan intenso, tan potente, que me dije “yo necesito sacar conclusiones de lo que ha habido”. Y las conclusiones del libro quedaron en la introducción.

¿Cuál ha sido su papel en el proceso de creación? ¿Qué ha hecho como coordinadora del libro?

Yo he escrito la introducción, un artículo que formó parte de una de las conferencias marco que se dio en el Congreso, y la edición, que ha corrido de mi parte. Es cierto que la Universidad de Valladolid ha maquetado el libro, y tengo que agradecer enormemente la labor realizada desde el servicio de publicaciones de la universidad, porque se han excedido en su trabajo y el resultado ha sido fantástico. Además, mi trabajo ha consistido en ir mirando artículo por artículo y asegurarme de que quedase corregido, sin repeticiones ni erratas. Este proceso me ha llevado un año, porque el Congreso fue en octubre de 2017.

¿Qué otros nombres considera que han sido importantes para la realización del libro?

Si tengo que nombrar a otra persona, esa es sin lugar a duda Ana Cea Navas, que ha sido la persona que ha estado siempre a mi lado, desde el propio Congreso y durante todo el proceso de creación del libro. Y también hay que decir que este Congreso no hubiera sido posible sin la ayuda de la SEMINCI y su director, Javier Angulo.

¿Cómo ha sido el proceso de publicación?

Es una autopublicación. Hace un mes, la Universidad de Valladolid publicó una copia digital, disponible para aquel que lo desee en la página web. Pero lo digital no es lo mismo que el papel, así que, con la ayuda de Ana Cea, hemos autopublicado el libro bajo demanda. Esto es, todo aquel que ha querido una copia, nos lo ha comunicado, ha pagado el importe del ejemplar sin añadidos, y nosotras se lo hemos enviado. Y por el interés que se está mostrando, todo apunta a que hagamos una segunda edición.