Miguel Li Fernández Fernández
¿Se imaginan la vida sin fotos ni videos? Es una pregunta sin sentido para cualquier persona, pero una cuestión nuclear en la película que se desarrolla en el taller del padre de la protagonista. Un lugar reducido donde se relata una realidad presente y pasada, viajando hasta 1981. El año en que se produjeron las Revueltas de Casablanca, formadas tras una subida de precios de hasta el 77% de alimentos básicos como puede ser el pan. En conclusión: una revuelta del pan.
Mother of all lies es una historia de tres generaciones, abuela, hija y nieta donde la fotografía es un reflejo, inexistente, de la historia familiar no existe. Algo que cambia con la nieta, una actriz que encarna a la directora: Asmae El Moudir.
Nieta de una devota de Hasan II, la única persona presente gráficamente en la casa. El rodaje se realiza en un taller que representa el del padre de Asmae, donde se encuentra una maqueta de la calle, así como una maqueta detallada de su hogar.
Contrasta la figura de la abuela, autoritaria y seguidora del anterior monarca que fue responsable último de una masacre que se llevó la vida de un ser cercano. La figura opuesta es la nieta que intenta, en cierto modo, abrir las puertas a su familia.
Un viaje entre el pasado y presente por medio de muñecos. Estos representan los hechos y lugares más importantes de la historia biográfica de la familia de la directora al mismo tiempo que el de Marruecos.
Premiada con el Premio a la Mejor Dirección en Una Cierta Mirada de Cannes. El relato, no se ha estrenado en Marruecos, aunque espera que tenga una buena acogida.